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Opinión

Sabatinas intempestivas

El Ejército de Salvación

Gente votando en las elecciones
Gente votando en las elecciones Marta Fernández / Europa Press

Si nos atenemos a los últimos días habrá que reconocer que hemos alcanzado cimas inéditas de estupidez y vileza. El último tramo de la campaña electoral nos ha dejado entre perplejos y acomplejados. Con la sensación de estar viviendo en una sociedad acojonada ante el futuro, pero dispuesta a las servidumbres que sean necesarias para que nada cambie y que todo siga igual en la ilusión de un presente intocable. Hemos vivido unos días en los que los papeles se conjugaban al revés; la derecha deseando un cambio y la izquierda arrugada pero contentadiza. Si las urnas aceptan o rechazan este relato la conclusión habrá de ser catastrófica porque el fantasma de la revancha se balanceará sobre nuestras cabezas.

Hemos jugado sucio para que se cumplieran las amenazas y me temo que no seamos conscientes de la deriva violenta que contenían nuestros augurios. Es lógico que ninguno admita la derrota antes de que se produzca, pero dar el paso de negarse a contemplarla es algo que sólo cabe en mentalidades incapaces de tomar cierta distancia ante una realidad que se niega a seguir el discurso de nuestros intereses más inmediatos y menos integradores. La casualidad, esa otra partera de la historia vecina a la violencia, ha hecho coincidir dos acontecimientos culturales de los que dejan huella, aunque carezcamos de la agudeza para describirla. La muerte de Francisco Ibáñez, el retratista en forma de Tebeo, al que cubrimos de esas flores de muerto que son las coronas, cuando en vida sobrevivió al páramo de la precariedad más absoluta. La otra coincidencia cronológica ha sido la aparición de la biografía de Mussolini; el tercer volumen de un libro sobre el fascismo de verdad, que para nosotros debería ser de lectura obligatoria y concienzuda.

La justicia cultural póstuma de Ibáñez, el inventor de personajes de nuestra posguerra que compondrían una especie de galdosiano retrato sarcástico de la España del franquismo

Quizá haya quien considere una excentricidad ideológica la comparación entre el eficaz dibujante que fue Ibáñez y la brillante biografía que Antonio Scurati dedica a Mussolini y el fascismo. Para nosotros no. La justicia cultural póstuma de Ibáñez, el inventor de personajes de nuestra posguerra que compondrían una especie de galdosiano retrato sarcástico de la España del franquismo, nos ha hecho poner en sordina la condición del creador, de ilustrador de una generación de niños huérfanos. Un esclavo obligado a firmar contratos leoninos hasta 1985. Apenas sabemos nada de los hermanos Bruguera, Pantaleón y Francisco, los beneficiarios de la fábrica de ilusiones a precio de ganga, que quebraron por incompetentes no por usureros. 

Ibáñez forma parte de esa memoria histórica que no figura en el BOE, cancelada por la ignorancia y el desdén, como si Mortadelo y Filemón no nos hubieran acompañado en aquellos tiempos del cólera. No menos importante, aunque esté cubierto de mayor pompa cultural y no menor ninguneo, es la historia del fascismo que cobra una fuerza inusitada en los volúmenes de Antonio Scurati; un acontecimiento editorial insólito tratándose de un libro de historia. Nosotros estábamos ahí y no podemos escapar de esa realidad que convirtió a la derecha reaccionaria en una organización de criminales de Estado y a la risa en el último recurso para pobres.

La trivialización de la expresión “fascista” para designar a la extrema derecha contemporánea no es más que otra prueba de la pereza mental de una izquierda que o no vivió ese período o sencillamente se mantiene anquilosada en un tópico que no tiene apenas que ver con esa ola conservadora que ellos ayudan a crecer y multiplicarse

La trivialización de la expresión “fascista” para designar a la extrema derecha contemporánea no es más que otra prueba de la pereza mental de una izquierda que o no vivió ese período, que en España duró más que en cualquier lugar de Europa, o sencillamente se mantiene anquilosada en un tópico que no tiene apenas que ver con esa ola conservadora que ellos ayudan a crecer y multiplicarse. La exhibición de los influencers de la cultura, en un tejido tan superficial como el español, está arrasando. Su aparición en los últimos días de la campaña electoral ha tomado un cariz de manifiesta estupidez teñida de frivolidad.

Periodistas taciturnos con veteranía reconocida, como Alex Grijelmo, tocaban la “Alarma a toda la profesión”. Las Asociaciones gremiales de infeliz recuerdo, llamaban a la defensa de las libertades, sin precisar cuáles, cosa nada fácil de discernir con la mochila que llevan encima. Alba Rico, melancólico profesor de alumnos en busca de destino, reducía la batalla que se dirime a un axioma blindado: “la cultura de Vox-PP son los toros y los viriles pechos abombados, la de la izquierda los derechos civiles y el Estatuto de los Trabajadores”.

La estupidez se paga con la derrota, el problema es que ellos no pierden nunca, siempre están ahí, inmunes a su esplendorosa candidez. No es que se lo crean, ni que mientan, es que su discurso no admite réplica, como los lemas de los hooligans. Sin rubor alguno, ya lo dice Carmen Domingo, “escritora” afirma: “todos sabemos que hay una mayor tendencia a mentir desde la derecha que desde la izquierda”. Cierto, pero eso no evita que además se tenga la desfachatez de citar a Orwell, el denunciador de tantas imposturas criminales, como si se tratara de un aliado en el apaño. ¿En qué balanza pesamos nuestras mentiras, que siempre resultan menos densas que las suyas? Cabría preguntárselo al mismo Orwell, que se explayó sobre el asunto.

La cuestión palpitante no es que Vox vaya a entrar en el gobierno del PP, porque eso lo dilucidarán los electores. La extrema derecha no está para gobernar, ni sola ni acompañada

Entre “el voto triste” de una izquierda desnortada pero sin peligro de precariedad -¡los funcionarios del Estado al poder!- y las mentiras de Xavier Vidal-Folch que se pasó de servicial y obligó a una rectificación de sus manipulaciones, está el vigor mercenario de Javier Cercas que informa al mundo que, como siempre, él votará al Jefe de Gobierno. La cuestión palpitante no es que Vox vaya a entrar en el gobierno del PP, porque eso lo dilucidarán los electores. La extrema derecha no está para gobernar, ni sola ni acompañada. Lo que habremos de afrontar es la quiebra de una izquierda que aún busca qué hacer, además de planchar, para recuperar un discurso que se ha diluido en la incompetencia. No es que la clase trabajadora se haya vuelto fascista, que es un término que inventaron los modernos para engañarse a sí mismos bautizándose de bolcheviques. Son los intereses, idiotas, los que no permiten ver el bosque. Rodríguez Teruel, catedrático de Valencia -obviamente de Ciencia Política-, muy conocido en su casa, ha resumido la cuestión de manera inapelable: “los temas sensibles para la izquierda están en la identidad y la lengua”. 

Si esos son los temas sensibles para la izquierda es que sin saberlo han vuelto a Ramiro de Maeztu, anarquista radical en su juventud y no menos radical de la reacción y la Hispanidad en sus años de funcionario con don Miguel Primo de Rivera. Sea quien sea el que gane, tendrá que barrer. Si no, nos comerá la basura. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • A
    Arev

    España es un país que calza el paquete siempre al mismo lado. La derecha miente, mientras que la bendita izquierda con sus santones, repartidores de verdades absolutas y prebendas a saco, nos ha llevado al progresismo, todavía no he alcanzado a entender lo que significa visto lo visto, obteniendo unas cotas de grandeza que son la envidia del “todo infinito” con amor y libro, seguro que de bajo coste, en mano. El socialismo en todas sus vertientes( nacionalsocialismo, fascismo, falange, comunismo, cristianismo) ha conseguido que Europa y occidente al completo hayan dilapidado miserablemente la grandeza de aquel Renacimiento que nos sacó del” túnel tenebroso” de la Edad Media. La mayor participación en ello la tuvieron aquellos intelectuales que de la miseria pasaron a la ostentación ayudados por una serie de snobs saciados de dinero y aburrimiento. Tener todavía en mente el reparto entre izquierda y derecha es estar en vuelo rasante con el inconveniente de que el hostion con un poste, ahora muy de moda con las renovables, está casi garantizado. Por eso es primordial el vuelo de altura para obtener la vista panorámica y comprender que lo importante, a parte de la sabiduría, es la eficiencia. Sí durante los 45 años de democracia solamente han gobernado PSOE y PP, ayudados siempre por los mangantes periféricos, y estamos donde y cómo estamos, quizás sería el momento de empezar a pensar en alternativas y quién tendría la inteligencia y las pelotas de ponerlas en el escaparate.

  • P
    Pepe Perez

    Lo bueno es que solo la ETA y el GRAPO, después de la transición ...

    Es que para que sirve una réplica para un jibarizado. No pierdo el tiempo.

  • K
    k. k.

    El señor Morán, desde su superioridad moral e intelectual, nos tendrá que explicar, como la mayoría del periodismo actual, porque Vox es un partido de extrema derecha. Sus propuestas económicas, neoliberales, no son muy diferentes de las del PP. En lo social es contrario al aborto o a la eutanasia, prácticas habituales del nazismo (que como indica Grossman, tiene su origen en el sozialismo), además de privilegiar a la familia frente al estado (no como el resto de partidos que pretenden la disgregación de la familia en el individuo para controlarlo mejor). Y en su idea de España yo diría que más bien progresista, por la simple razón de que pretende cosas nuevas que no saquen del atolladero en el que estamos metidos desde la Transición.
    Si nos guiamos por los comentarios que leo en los periódicos de "derechas" desde hace un tiempo, los votantes de Vox son legión. O quizá sean los únicos que leen periódicos y tienen quizá algo de preocupación por lo que pueda ocurrir mañana. ¿No tienen ustedes esa impresión? Me parece a mí que Sánchez va a ganar por una abstención masiva del votante del PP, al que este país le importa un pimiento.

  • V
    Variopinto

    Pues según parece, los textos del Sr. Scurati apuntan a ser pentalogia sobre el Duce. Además de a serie televisiva, con presentación oficial en el Festival de Venecia del año que viene. Por lo demás, hace un buen repaso a lo que han dicho durante la semana nuestros intelectuales abajafirmantes. Llevan ya unos meses, no se crea. Desde que empezó la campaña electoral de las locales vienen reproduciendo los mismos argumentos que debieron escuchar nuestros antepasados europeos, allá por el medievo, a cuenta del milenarismo. La de sermones sobre cavernas, anatemas y seres infernales que nos quedan por escuchar...

  • B
    Bilbao

    Qué artículo más penoso.

  • G
    Grossman

    Solo una cosilla, sr Moran, Mussolini aprendió el fascismo en el socialismo, el era socialista, ala extrema, luego vio que eso conjugaba bien con el nacionalismo.

    ¡Anda igual que los socialistas de ahora y los nacionalistas identitarios! Que casualidad.

    • V
      Variopinto

      Hace un par de meses, en una entrevista en El Español decían que: "rebate la presencia de un ‘linaje’ socialista en el fascismo en el plano de las ideas, a pesar de que Mussolini viniera de esa trinchera. Para él (el Sr. Acuratti) , el Duce fue un oportunista, un veleta, que cada mañana modulaba su discurso en función de las circunstancias, con un sentido pragmático muy enfocado en exclusiva en conquistar el poder a cualquier precio."
      Saludos.

  • N
    Norne Gaest

    Estaba reflexionando y no quería hoy opinar, pero tras leer aprobatoriamente comentarios como los de Petrarca, Talleyrand, Clearco o Vallecas, pondré algo.
    Dice el articulista que en los últimos días "hemos alcanzado cimas inéditas de estupidez y vileza". Esas cosas tan genéricas no van a ningún lado, si no se concretan más, salvo quizás para que el que las usa se auto sitúe en un plano superior. Yo creo que cada cual suele seguir en su línea habitual, en estos días y en los anteriores.
    No lo leo habitualmente, pero me parece que está claro que el articulista es uno más del coro multitudinario de los opinadores que descalifican a Vox como extrema derecha, añadiendo en esta ocasión que dicho segmento político o formación no está preparado para gobernar. Al parecer, como escribe Petrarca, ignora quien gobierna en Italia, Hungría o Polonia, además de estar muy cerca en otros países.¿Sabe Vd. por ej. que en Polonia no hay problema de terrorismo ni de inseguridad ciudadana y que ha acogido generosamente a dos millones de ucranianos que no dan ningún problema?
    Lo de manosear estas etiquetas (izada., dcha., extrema derecha -la extrema izquierda o ultra izquierda no existe para la corrección política-, progresista ,etc.) es parte esencial de la propaganda falaz de la que viven el socialismo o neocomunismo, o sea, PSOE y Sumar, que así desvían el debate de lo que importa: si se trata de formaciones democráticas o no (lrespetar las leyes, la separación de poderes y el juego limpio, etc.) y que es lo que propugnan y lo que efectivamente hacen.

  • S
    S.Johnson

    Clarividente. Y al parecer el único.
    Mal va la cosa.

  • A
    Aquiles

    Magnifico articulo para el dia de Reflexión , cuando casi todo el mundo tiene claro dos cosas , si votará o no y a quien votará , desde hace dos meses ...

  • P
    Petrarca

    La "extrema derecha", señor articulista-dice Vd.-, no está para gobernar. MENTIRA. Porque según sus ideas, las suyas, claro. Esa "extrema derecha" ya gobierna en Italia, Hungría y Polonia. Tal vez pronto en Finlandia y Suecia. Y solamente en Francia, si no hubiera segunda vuelta, gobernaría Le Pen. Y ojo con Holanda (sigo llamándola así) no vaya a ganar el Partido del Campo. Inglaterra ya no cuenta. Solo una Alemania atenazada por los EE.UU continua con su deriva socialista-verde, mientras abre la energía al carbón. Y aún hay más países, como Chequia, que avalan a VOX. Los que no están preparados para el cambio total son los endebles peperos. O sí. Continuando las políticas de una izquierda radica que pretende cambiar a Dios por el cambio climático (una burrada impulsada por los recaudadores) y al Derecho natural y antropológico por una diversidad de colectivos desbocados que no tienen ni p.... idea de lo que es una mujer.

  • T
    Talleyrand

    La verdad es diferente.
    Es la izquierda+socialdemocracia lo mas reaccionario actualmente (en el sentido de no cambiar lo que realmente tiene trascendencia y limitarse a irrelevancias demoscopicas). Ademas esta pasando en toda Europa. No es solo un asunto español.
    Un estado insolvente, un aumento de delitos imparable, una clase media hundida sin futuro....si, pasa a qui, en Suecia , en Alemania y en UK....
    La solución no es mas leyes de genero, mas prohibir coches de combustión interna, ni calderas de calefacción de gas, ni cancelación de disidentes, ni seguir subiendo los impuestos (a la clase media claro). Eso solo es una forma de escapismo muy Laclausiana.
    La probable solución viene por el recorte del Estado y dar la iniciativa a los ciudadanos. Curiosamente el objetivo de liberales y de la supuesta "extrema derecha europea" junto con los odiados del "America first".

    Lo de España y estas elecciones solo es una batalla mas en esta guerra.
    Y por lo visto y viendo como se han entregado en cuerpo y alma mas euros los miembros del turno pacifico, se están jugando mucho.

    PD. Lo de Ramiro de Maeztu como ejemplo de cambio a lo "reaccionario= hispanidad" es de mal gusto. Sobre todo cuando su final fue en una ejecución por parte del Frente Popular al inicio de la guerra civil solo por sus convicciones.
    Podria poner el caso de Verstrynge que hizo el movimiento opuesto y sigue tan vivo en los medios "progresistas" y en la calle.

  • C
    Clearco

    La fusión de la socialdemocracia española con el separatismo nazionalista y el comunismo bolivariano es otro de los regalitos del autócrata.
    Ni siquiera es original, que la "solución" Frente Popular tiene ya unos añitos y siempre terminó mal y con un gallego en el poder..... XD.

  • V
    vallecas

    Pongo de ejemplo mi lugar de residencia porque pienso que sirve para toda España.
    Si criticas a Sánchez eres un "facha", Si apoyas a Ayuso eres un "facha". Si al hablar de Yolanda pones un "si pero", eres un "facha". Si apoyas a PP , o si te atreves con VOX eres un "facha, fachoso, franquista"
    Las únicas personas que hablan con libertad no son los de izquierdas, no, son los fanáticos de Podemos, Yolanda. Pedro.

    La única defensa que tienen los silenciados, las que no quieren que sus amigas la llamen la "facha" es el voto, secreto y oculto.
    Yo detecto la rabia de ese voto oculto y mañana Pedro Sánchez va a recibir una "patada en el culo" que va a ser histórica, monumental.