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Opinión

Sin dejar a nadie atrás

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En los últimos años, la competición por elaborar mensajes vacíos para dirigirlos a la opinión pública ha sido y sigue siendo feroz. Pareciera que estamos instalados en una especie de juego de ingenio consistente en considerar a los ciudadanos estúpidos, coger una idea como si fuera una pelota y lanzársela todos continuamente. Una de esas pelotas es la expresión 'sin dejar a nadie atrás'. Alocución que no se sabe muy bien qué significa y que sin embargo la encontramos a diario en declaraciones, escritos, respuestas, mensajes y comunicados de personalidades de lo más variopinto.

Quise encontrarle una explicación cuando empezó a proliferar. Al principio pensé que sería otra banalidad proveniente de ese tipo de personas que están convencidas de prestar grandes servicios a la sociedad con sus ocurrencias, pero más tarde sospeché que igual se trataba de una copia de algo o alguien. El origen andaría por Estados Unidos, en los centros de pensamiento posmoderno o en las agencias de comunicación que asisten a los partidos. Y allí estaba, en la California tecnológica, donde uno encuentra casi todo.

Sistema mixto de inversión

Resulta que el aumento de la tecnificación en los centros de trabajo generó ya hace tiempo un interesante debate sobre la necesidad de mejorar y/o actualizar las capacidades de los empleados, pues de otro modo perderían inevitablemente sus puestos en favor de las máquinas. Se trataba del conocido reciclaje, que planteó obligaciones legales a las empresas o, en cambio, el impulso de mecanismos de cooperación. Se apostó finalmente por un sistema mixto con inversión federal en reciclaje laboral y programas y gasto proprio de las empresas para que nadie se quede atrás. Encontramos así un sentido a la hoy exitosa expresión, pero debemos recordar que esto no es ninguna novedad. Desde tiempos de Ronald Reagan con la Job Partnertship Act de 1982 ya estaba presente esta cuestión, que también asumió Bill Clinton y luego Barack Obama con su Workforce Innovation and Opportunity Act, de 2004. La Administración Trump no ha cambiado y en los últimos años los acuerdos sobre reciclaje laboral ante la velocidad tecnológica no han hecho más que crecer.

Por muy vacías que puedan ser estas expresiones, si se pronuncian con énfasis, repetidamente y con afecto, hasta consiguen modificar la estética de quienes las pronuncian

En nuestro país su importación ha llegado adulterada y se ha incorporado al lenguaje del populismo. Así, como sucede también con otras expresiones como 'escudo social', actualmente se utiliza para llevarnos al terreno de la incertidumbre, el miedo, la dependencia y, en definitiva, las emociones y los sentimientos. Los planificadores son conscientes de su potencia en contextos como el actual. Por muy vacías que puedan ser estas expresiones, si se pronuncian con énfasis, repetidamente y con afecto, hasta consiguen modificar la estética de quienes las pronuncian. Como decía Balzac, cambia su fisionomía, anima el gesto, da color a la voz. El ser más estúpido alcanza, bajo el efecto o impulso de los sentimientos, algo de elocuencia y hasta llega a moverse en una esfera luminosa. En esto parece que estamos.

Dicen que se avecinan muy malos tiempos en nuestra Groenlandia administrativa, este lugar en el que se nos atornilla como sea al sistema gubernamental. Parece que otra vez estamos sin dinero. Demasiados, incluidos por supuesto los gestores públicos, echan en falta el dinero para los imprevistos y las cosas de primera necesidad, mientras lo encuentran para sus caprichos, muchos de los cuales pasan a considerarse inmediatamente de primera necesidad. Pródigos con todo lo que se obtiene a crédito, avaros y descuidados con todo lo que hay que pagar en efectivo.

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