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Opinión

Lo que debemos aprender de los independentistas

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, junto a Oriol Junqueras
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, junto a Oriol Junqueras

Muchos españoles desconocen ciertos asuntos fundamentales, los dan por sentados, como el agua que sale del grifo. O saben de su existencia sólo de oídas, no por experiencia propia. Nunca disfrutarán lo que implica entrar en Madrid (o en Soria o Cáceres) y sentir cómo te invade con calidez la naturalidad de saberse español. Nunca observarán con asombro y consuelo la descomunal bandera de España en la plaza de Colón de la capital. ¡Pesa lo mismo que mi hijo mayor! Todas estas vivencias son, por desgracia, exclusivas de quienes vivimos en Cataluña, País Vasco y las regiones sobre las que planean como buitres los independentistas; las consideran parte de su, como dirían los nazis, Lebensraum. Vivo en Navarra, territorio no sólo ansiado por los nacionalistas vascos: Pamplona es codiciada en calidad de “capital histórica de Euskal Herría”.

Soy, por eso, incapaz de simpatizar con los españoles no independentistas que prefieren a Puigdemont o a Otegi antes que a Feijóo o Abascal; esos compatriotas que proclaman sin sonrojo que la bandera española es tan sólo un trapo, que su patria son la sanidad y la educación públicas. Cómo se nota que nunca han sido inmigrantes más allá de una beca Orgasmus. A ver, almas de cántaro, ¿cómo creen ustedes que pueden organizarse instituciones de este tipo sin un estado detrás, un estado que se sustenta en la nación histórica, y no al revés, como dice expresamente la constitución española? No deja de ser irónico que, en este sentido, ese tipo de españoles son muy similares a los “neoliberales” que odian con todas sus fuerzas, entre otras cosas por individualistas. Deberían conversar con sus colegas de compadreo, los independentistas a quienes sacan de la ecuación “fascistas a batir”. Al menos estos últimos tienen clara la importancia de la nación, por encima de cómo se configure política y burocráticamente una vez obtenido su reconocimiento.

Imagino que algunos habrán tragado sin resistencia esa gran mentira que parece reducir el enorme desastre nacional de hace casi un siglo a una guerra entre “españoles” e independentistas

Los independentistas son conscientes de que los estados no surgen de la nada, que son fruto de años de luchas cruentas. Parece que la mitad de los españoles ha olvidado esto último y nos les importa dilapidarlo por no parecer imperialistas, antidemocráticos, poco empáticos. En resumen, fachas. ¿Ha olvidado esta gente que durante la Guerra Civil ambos bandos luchaban por lo que les parecía conveniente para España? Imagino que algunos habrán tragado sin resistencia esa gran mentira que parece reducir el enorme desastre nacional de hace casi un siglo a una guerra entre “españoles” e independentistas. Si levantaran la cabeza sus abuelos y bisabuelos…

Quiero llevarle al Palacio Real y, entre tanto, enseñarle cosas sobre su país, esa España que -de momento- sigue unida

Mañana viajo a Madrid a impartir unas clases. Llevaré conmigo a mi hijo mayor. Sólo conoce la experiencia de ser inmigrante y la de vivir en “la capital histórica de Euskal Herría”, donde tiene que susurrar para hablar de ciertos temas, donde apenas ve banderas de España (en edificios oficiales y para de contar). Le llevaré a ver Malinche, el musical de Nacho Cano sobre la conquista de México. Su padre es de allá y quiero adelantarme a la leyenda negra, que sepa que la conquista no fue cosa de trescientos españoles, por más aguerridos que fueren. Que la conquista trajo el mestizaje, del que él es fruto directo y que empezó con la unión de Hernán Cortés y Malinche, con las hijas de Moctezuma casadas con españoles, unas jóvenes a quienes Cortés prometió a su padre cuidar como si fueran sus propias hijas. Quiero que mi niño vea esa gran bandera española, contarle que pesa lo mismo que él y que así -el día que viaje a Ciudad de México- no se avergüence como español al ver que allá ondean tres banderas monumentales mexicanas (medianas y pequeñas se encuentran por doquier, los mexicanos no se sienten fascistas por esto, qué cosas). Quiero llevarle al Palacio Real y, entre tanto, enseñarle cosas sobre su país, esa España que -de momento- sigue unida. Con cierta ingenuidad, espero que este fin de semana no sienta mi pequeño esa experiencia de alivio, de sentirse como en casa al pisar tierra en un sitio donde ser español es lo natural y poder así mostrarle Madrid con los versos de Miguel Hernández susurrándome al oído:

Vuela niño en la doble

luna del pecho.

Él, triste de cebolla.

Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre.

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  • P
    PacoPa

    Qué floja es esta articulista siempre. Nada de interés.

  • J
    joluisma

    Pues que el TERRORISMO va a vencer al BUENISMO y solo los ISRAELIES, tienen HUEVOS, paara satisfacer su SED de VENGANZA, por otra parte LEGITIMA.

  • X
    XaviLopez

    ¿Debajo de la foto pone “el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont”? ¿Me he perdido algo?

  • F
    Futre

    El artículo está bien. Pero su vida privada, su marido y su hijo no interesan a nadie

  • V
    vallecas

    No es necesario ponerse tan trascendental Dª Mariona.
    Quien no vea que España es uno de los mejores (si no el mejor) donde vivir. Donde la libertad en todas sus variables está garantizada. Aunque siempre se puede luchar por "mejorar el presente".
    Quien no vea que estamos siendo atacados por un déspota divisor que construye muros y dinamita puentes.
    Es porque tiene un grave problema.
    Como esas mujeres (y hombres) que están atrapadas en una relación tóxica, donde a pesar de estar maltratadas repetidamente y durante años física y mentalmente, siguen ahí.
    Periodistas que después de lo que conocemos siguen defendiendo a Sánchez , pertenecen a este grupo y lo que necesitan es ayuda profesional.
    A no ser que lo hagan por dinero, por lo que pasarían de "pacientes" a "comprados". No se cual de las dos cosas es peor.

  • K
    k. k.

    Excelente artículo.

    Los españoles que han sufrido el nacionalismo en sus carnes, por vivir en la periferia (catalanes, vascos, navarros, gallegos), no siempre comprenden bien la tibieza de ciertos neoliberales. Esta tibieza es el origen de las dos almas del PP, (los templados izquierdistas y la derecha ideológica, en mi opinión equiparable a VOX pero inexplicablemente separada de este partido).

    Y digo bien nacionalismo y no independentismo, pues en realidad es un simple y único concepto.
    De forma ladina, PNV o CiU han fomentando el mismo tipo de apartheid que Bildu o ERC. Por eso sorprenden y estomagan ciertas afirmaciones del PP que defienden el acercamiento a estos partidos.

    El PNV, con cuarenta años de poder en el País Vasco, es el partido que ha alimentado la diferencia racial, económica y social entre los vascos y el resto de españoles.
    Es también el partido que ha defendido con uñas y dientes el brazo político de ETA: HB, Bildu o como quieran llamarlo.
    Es el partido que no ha defendido a miles de españoles vascos, que han debido emigrar (huir más bien) a otras geografías.
    Es el partido que introdujo el sanchismo en España y que nos ha llevado a la situación en la que estamos.
    Con este partido no se pacta. No se habla. No se les blanquea. Se ha hecho Realpolitik con esta gente, y estamos donde estamos. Lo mismo es aplicable a los demás.

    La Realpolitik de Kissinger ha solucionado problemas a corto plazo, y los ha generado, y muy graves a largo plazo. No es un buen maestro.
    La política siempre debe estar enmarcada dentro de los límites de la ética y la dignidad.

  • N
    Norne Gaest

    Buenos días, doña Mariona. Un artículo con mucho sentimiento.
    Su hijo es descendiente de españoles "de ambos hemisferios" como dice la Constitución de Cádiz de 1812.
    No solo se nos quiere quitar España, sino también la Hispanidad, esa gran civilización forjada con lo mejor de la España metropolitana de entonces. Un imperio no colonial, frente al de las restantes potencias europeas de entonces, que creaban imperios extractores.
    Hernán Cortés fue el fundador un país cuya capital en el siglo XVIII era tan importante o más que Madrid, en el centro de las relaciones comerciales con Europa y Asia. Y Cortés es una de las grandes figuras de la Historia de la Humanidad, lo contrario a la infecta caricatura de los murales del pintor Diego Ribera.
    Como he escrito en otra ocasión, el Perú y la América española se jodieron con la independencia de España, aunque países como Argentina tuvieran sus décadas de florecimiento. Pero el panorama general no es bueno. Y ahora Sanchez, las izquierdas en general y los nazionalistas especialmente, quieren cargarse lo mejor de nuestra herencia y lo que somos para seguir en el poder, en la línea del priismo mejicano, el castrismo, el bolivarianismo, el peronismo y demás populismos hispanos.
    No lo permitamos.