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Opinión

Camporredondo y la invasión zombi

El ínclito senador de Compromís Don Carlos Mulet se ha interesado por la calle Calvo Sotelo del leal y honesto municipio de Camporredondo. Vamos al turrón

Camporredondo y la invasión zombi
Carles Mulet, senador de Compromís. Europa Press

Es un hombre con inquietudes políticas, históricas y sociales. Mulet, decimos. Desde su tribuna como senador ha formulado preguntas al gobierno de tanta enjundia como la de si existen protocolos de emergencia ante un apocalipsis zombi, si el Cristo de la Buena Muerte pensaba acudir o no a la entrega de la Cruz al Mérito Policial o si después del asunto del barco Piolín el gobierno pensaba emplearlo para recuperar la Isla de Perejil de los infieles y si se había pedido permiso a Piolín para usar su nombre.

Tamaño tour de force de intelecto no podía pasar sin una remuneración acorde, de ahí que, como senador, el caballero cobre un pastizal. Les recuerdo que por ejercer como senador en España uno se lleva de media noventa mil lereles al año. Añadamos que el senador Mulet también ha pedido que Bárbara Rey compareciese en la alta cámara para decir si había cobrado estipendios por martingalas reales, que no por rogelio surrealista se pierde la bad milk que lleva de suyo.

La última del senador ha sido interesarse por el motivo y razón de la calle Calvo Sotelo, a la sazón sita en el municipio de Camporredondo. Un tema que levanta polvaredas y es, no lo duden, el eje alrededor del que gira la actual situación política e incluso económica de España y aún en el mundo entero. Al incisivo prócer se le supone con tamaña astucia la intención de poner de nuevo el paño al púlpito con la cosa de la memoria histórica, claro. Pero, ¡ay!, sucede que el alcalde de dicha localidad, Don Javier Izquierdo García, es hombre de exquisita educación y no ha querido dejar sin respuesta la pregunta que nuestro senador ha lanzado a la arena de la palpitante actualidad nacional.

La última del senador ha sido interesarse por el motivo y razón de la calle Calvo Sotelo, a la sazón sita en el municipio de Camporredondo.

Don Javier le responde, con paciencia franciscana y una vocación educativa que ni la editorial Prima Luce, que debería precisar a qué Calvo Sotelo se refiere. Si al presidente Don Leopoldo Calvo Sotelo, perteneciente a nuestra época democrática, o a Don José Calvo Sotelo, jefe de la oposición durante la República y vilmente asesinado por elementos de la Motorizada socialista junto a un par de desleales agentes de la autoridad. Añade el alcalde, en medio de precisiones jurídicas que demuestran los fundados y razonables asertos del admirable munícipe, que si pregunta con mala fe remitiéndose a la malhadada ley de memoria, es un decir, histórica, en ninguno de ambos casos procedería eliminar la calle.

Si es por el presidente Calvo Sotelo, no ha lugar. Justamente cuando se votaba su elección irrumpió en el Congreso Tejero pegando voces y tiros. Y si lo hace por el mártir Calvo Sotelo, éste fue asesinado antes del 18 de julio. Así que poco podría imputársele referente a la guerra civil o al franquismo. A ver, Mulet, confiese que se ha hecho un pequeño lío y que lo que pretendía preguntar era si Calvo Sotelo era, en realidad, un zombi al que le dieron la Cruz al Mérito Policial por haber salvado a Piolín de un barco que lo quería atropellar. Dígalo sin vergüenza ni rubor alguno, hombre, porque comprenderemos todos, y el alcalde de Camporredondo el primero, que alguien con la hercúlea e ingente tarea que usted desempeña pueda comer un lapsus.

Una sugerencia: como próximas preguntas, modestamente le sugeriría que, en lugar de Bárbara Rey, convoque usted a declarar en el Senado al Pato Lucas, a Bugs Bunny y al Coyote. No me dé las gracias. Nosotros se las damos a usted por su incesante labor en beneficio de los más desfavorecidos, prohombre, que es usted un prohombre.

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