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Opinión

La batalla cultural irrumpe en los parlamentos

Se agradece que aparezcan estas figuras que ayudan a salir del armario a quienes les cuesta hablar de su espiritualidad por aquello de que ser ateo no es sólo mainstream propio de iluminados

La batalla cultural irrumpe en los parlamentos
Javier Milei y Agustin Laje.

El pasado domingo Argentina celebró elecciones para renovar parte de sus senadores y diputados. El resultado, a pesar de no poner en juego cargos ejecutivos, ha servido para tomar el pulso a la opinión pública del país. El inesperado tercer puesto de Javier Milei confirma el rumbo que la llamada contracultura está tomando en Hispanoamérica.

Javier Milei, libertario, forma parte de una generación que lleva luchando desde el otro lado del charco contra el pensamiento dominante mucho antes de que en España el ciudadano medio supiera qué es esto de la batalla cultural. Es preciso conocer y seguir de cerca a los principales líderes de este fenómeno de masas por muchos motivos.

El primero, la esperanza: no existen excusas para no luchar por defender las ideas propias cuando se es consciente de lo que ha conseguido un grupo escaso de personas sin mayor poder que un canal en YouTube o la autoedición en Amazon.

Segundo motivo. Algunos de los influencers hispanoamericanos más destacados demuestran gran nivel intelectual y retórico. Conocer sus ideas y propuestas debería ser asignatura obligatoria para todo aquel que se interese por la contracultura más allá del postureo de ser uno de los malotes en los barrios virtuales.

Tercer motivo para conocer a estos líderes: para escarmentar en cabeza ajena, a pesar de que la experiencia y el refranero ya nos avisan de que nadie consigue realmente este propósito. Mantenerse al tanto de los movimientos de esta generación que ha trascendido la categoría de influencers nos pone sobre aviso acerca del tipo de ataques externos que puede sufrir todo movimiento cultural que pretenda efectuar un cambio social y político relevante.

A pesar de sus inicios libertarios se encuadra ahora en el llamado liberalismo conservador. Sus especialidades son la lucha contra el hembrismo y, por encima de todo, la cruzada en contra del aborto

¿A quiénes seguir la pista? Además del mencionado Javier Milei está la figura de Agustín Laje, también argentino, 33 años, que lleva desde los 20 combatiendo las ideas que hoy conocemos como pensamiento woke. A pesar de sus inicios libertarios se encuadra ahora en el llamado liberalismo conservador. Sus especialidades son la lucha contra el hembrismo y, por encima de todo, la cruzada en contra del aborto.

Su popularidad ha alcanzado tales cotas que lleva ya más de un año sumido en una gira internacional que parece interminable ¿El propósito? Presentarse ante la cámaras parlamentarias de diferentes países de la región para exponer sus sólidos argumentos contra del aborto. En algunos de ellos ha conseguido un compromiso fuerte por parte del gobierno para legislar a favor de la vida.

El libro negro de la nueva izquierda

Lo que convierte a Laje una figura de primer nivel no es tanto su popularidad –que también- sino su gran nivel intelectual, su sólida formación y un mensaje bien argumentado y unívoco que cala hondo. Tiene varios libros publicados, uno de ellos de gran éxito editorial, El libro negro de la nueva izquierda: ideología de género o subversión cultural, que firma junto a Nicolás Márquez. Estos pequeños grandes detalles son los que marcan la diferencia entre un mero agitador y un auténtico líder del cual esperar argumentos consistentes y bien fundados, más allá del efectismo lógico en quien es reconocido como un comunicador.

En la lucha contra el aborto se une a Laje su compatriota Lupe Batallán, 22 años, autora de Hermana, date cuenta: no es revolución, es negocio. Existe un estereotipo absurdo sobre los provida, a saber, que, como creyentes, esgrimimos razones e ideas meramente teológicas. Ni Batallán ni Laje recurren a tal tipo de argumentos. De hecho, ella es atea. No tendría por qué importarnos ese dato, pero el nivel de los debates cae a veces tanto que no está de más señalarlo.

Relegar el hecho religioso

Existen otras figuras hispanoamericanas de esta generación que no solo no ocultan sus creencias religiosas sino que hablan de ellas con toda naturalidad. Tal es el caso de Horacio Giusto, Dante Urbina o Pablo Muñoz Iturrieta. En una sociedad que pretende relegar el hecho religioso a la intimidad del hogar se agradece que aparezcan estas figuras que ayudan a salir del armario a aquellos creyentes a los que les cuesta hablar de su espiritualidad por aquello de que ser ateo no es sólo mainstream sino propio de iluminados con patente de corso para burlarse y aleccionar moral y públicamente a unos pobres padres que acaban de perder trágicamente a su pequeña hija.

No pierdan la vista a estos chicos. Tienen, como todo ser humano, luces y sombras, pero conocer su trayectoria y pensamiento les proporcionará muchas pistas e información más profunda sobre todo esto que llamamos “batalla de las ideas”.

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