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Ciencia

Lo más raro que se ha hallado en la Antártida: cataratas de sangre, un cementerio...

El continente helado tiene una superficie aproximada de 14.000.000 km² en la que se han encontrado sinfín de parajes y especies jamás vistas

Foto de archivo de la Antártida.
Foto de archivo de la Antártida. EFE

El desierto helado de la Antártida es uno de los lugares del mundo que esconde miles de secretos. Desde tiempos inmemorables, cantidad de científicos e investigadores han recorrido sus lares con el fin de desvelar y descubrir los enigmas en torno a esta zona. Y es que debajo de su manto blanco que se apodera de su bioma esconde un sinfín de misterios sin responder y que asombran a todos. Un universo abismal a menos de 10.000 kilómetros de distancia que ha engatusado a aquellos aventureros que desean y anhelan viajar a la Antártida.

Precisamente, el continente helado tiene una superficie aproximada de 14.000.000 km². Es considerado la zona del globo con temperaturas medias más bajas y con menos vegetación. Aun así, su encanto vas más allá del halo mágico que se apodera del ambiente. Un paraje paradisíaco que parece sacado de una película de ciencia ficción; sin embargo, a pesar de los constantes avances de los científicos que han pasado una temporada tratando de descubrir la caja de pandora de la Antártida, queda mucho trabajo por hacer en este continente con unas características tan peculiares.

Las cosas más raras encontradas en la Antártida

Tras décadas y décadas de valientes que hacen las maletas directo al continente helado, hay varias cosas halladas que deja a más de uno con la boca abierta. Si se tuviera que destacar un hallazgo por encima del resto, sería las cascadas de sangre en el Glaciar Taylor. Y el nombre le hace justicia. Con todo blanco alrededor, hay una zona de la Antártida en donde el color rojo da vida a la naturaleza, dando lugar a un fenómeno natural que muchos han llamado cascadas de sangre. En un principio, se relacionó esta anomalía a una especie de algas rojas. Con el paso de los años, los científicos concluyeron que se debía a una acumulación de óxido de hierro en las aguas del glaciar.

Si hay algo que deslumbra y engatusa a las personas son los cementerios. Esa mezcla entre curiosidad y miedo hace que los turistas visiten las lápidas de los que no están en vida. Pero: ¿Cómo es posible que existe un cementerio en mitad de la Antártida? Hay que decir que no es un cementerio al uso. Antes de que este continente se convirtiera en un desierto helado, los historiadores aseveran que habría sido una selva tropical. En el año 2016, unos científicos que estaban de ruta hallaron una tonelada de fósiles de animales marinos, dinosaurios y aves. Según los informes, estos huesos podrían tener unos 71 millones de años.

En la Antártida el silencio reina. Un sitio donde la vida brilla por su ausencia, pero que tiene su propio sonido particular. Conocido como el canto austral de la Plataforma de Hielo de Ross, una melodía que encandila a los investigadores que puede llegar a ser espeluznante. Esto se debe a la fricción del viento huracanado de la zona con las dunas creadas por la nieve. Una combinación que da como resultado unas vibraciones y tonos sísmicos que los investigadores descubrieron con sensores sísmicos, ya que no es perceptible por los humanos. Para añadir más hierro al asunto, la melodía melancólica varía en función al entorno y a la zona con la que erosiona el viento, dando un toque más críptico al ambiente.

Por último, no podemos dejar sin destacar a los animales que habitan la Antártida. Aunque la civilización no ha sido capaz de establecer un refugio y un lugar que se parezca a una ciudad, no quiere decir que el continente blanco esté vació. Especies inusuales que jamás se han visto en el resto del planeta. Entre los más destacados están los cerdos de mar globoso, una especie que mide cerca de 15 centímetros de largo. Arañas de mar, peces draco o gusanos gigantes completan el elenco de animales extraños que habitan en la Antártida.

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