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Malestar en el PP con la posición de Telefónica en la Prisa 'cercana al PSOE'

La compañía de telecomunicaciones mantuvo una posición neutral en Prisa hasta el año pasado, cuando apoyó el cambio en la Presidencia

Prisa aprueba la "fusión" de sus medios mientras espera el "sí" de sus acreedores
Sede de Prisa en la Gran Vía madrileña. Europa Press

Los movimientos que se han producido en los últimos meses dentro del Grupo Prisa han causado recelos dentro del Partido Popular. En especial, por el ascenso de figuras como la de Miguel Barroso, exsecretario de Estado de Comunicación en el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y actual consejero de la compañía, a propuesta del principal accionista, Amber Capital.

Oficialmente, los populares expresan que la relación de sus líderes con los grandes grupos mediáticos es cordial, pero fuentes internas de Génova apuntan al malestar que existe en la Dirección del partido con la compañía de medios de comunicación por la beligerancia de El País y la Cadena SER hacia los populares.

Los populares lamentan que Telefónica fuera una de las impulsoras del golpe de timón que tuvo lugar en Prisa a finales de 2020, que, entre otras cosas, motivó la entrada de Barroso en el grupo y la del actual vicepresidente, Rosauro Varo, a quien relacionan con el PSOE a través de su familia y a quien consideran cercano a José María Álvarez-Pallete.

Hay que recordar que hasta el pasado diciembre la compañía estaba presidida por Javier Monzón, con el apoyo, entre otros, de Santander, de los Polanco y de accionistas que se incorporaron al grupo en ampliaciones de capital que se realizaron en su peor momento económico, como los mexicanos de Grupo Herradura Occidente (Roberto Alcántara Rojas).

El problema es que el principal accionista del grupo, Amber Capital (29,84% del capital), mantenía discrepancias con la anterior Dirección por la evolución negativa de la acción en bolsa, que atribuía a la mala gestión de Prisa y a una forma de gobernanza que explicaba la larga decadencia de la empresa.

Telefónica había sido neutral durante los dos años que duró el conflicto entre Joseph Oughourlian (Amber Capital) y Monzón, pero cambió de posición después de que el empresario Blas Herrero (Kiss FM) presentara una oferta por todo el grupo. Entonces, desde la operadora de telecomunicaciones se consideró que la escasa cuantía de la oferta y el hecho de que no fuera rechazada desde un primer momento, sino votada en un Consejo Extraordinario, perjudicó a su inversión en Prisa.

Telefónica en Prisa

Hay que recordar que Telefónica está presente en el accionariado de la dueña de El País y la Cadena SER desde la etapa de César Alierta; y que actualmente cuenta con el 9,4% del capital, lo que le sitúa como el tercer socio con más peso, por detrás de Amber Capital y de Vivendi (9,9%).

Con el argumento de defender sus intereses en el grupo, Telefónica se posicionó a favor de Amber Capital en la Junta de Accionistas que se celebró unas semanas después y apoyó el cese de Monzón y el nombramiento de Oughourlian como vicepresidente provisional. Poco tiempo después, era confirmado como el nuevo presidente de Prisa.

El pasado marzo, el fondo de inversión estadounidense anunció la incorporación de Barroso como consejero dominical de Prisa, en una decisión que se justificó en la experiencia del exsecretario de Estado de Comunicación en el sector mediático (JDecaux). Unas semanas atrás, Varo fue designado como consejero, primero, y vicepresidente, después, de Prisa.

Estos acontecimientos han hecho que en Génova haya cierto descontento con las decisiones de Telefónica, que tomó el papel protagonista en un grupo que tradicionalmente ha sido beligerante con el Partido Popular.

En este sentido, hay que apuntar a que el primer accionista de Prisa manifestó hace mucho tiempo su preocupación por la pérdida de cuota de mercado de El País. Eso sucedió cuando Juan Luis Cebrián todavía tenía funciones ejecutivas en la compañía.

Por eso, tras su marcha, con Javier Monzón como presidente del grupo y Manuel Mirat como consejero delegado, se decidió abandonar la línea que se había establecido en El País bajo la dirección de Antonio Caño para hacer un periódico con el que se identificaran de una mejor forma los ciudadanos social-demócratas.

Es decir, el giro editorial del grupo sucedió mucho antes de que se produjera el 'volantazo' de finales de 2020 y de que se prescindiera de algunos directivos históricos de la compañía, como ha ocurrido en los últimos meses.

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