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Fuego cruzado en la ‘tele’ por las producciones y subvenciones de la ‘ley Sánchez’

Los productores independientes acusan al Ejecutivo de haber legislado en contra de sus intereses y a favor de los grandes grupos de televisión. Otros piensan que la ley llega tarde y no tendrá grandes efectos

Sánchez y el delito de traición
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el pleno en el Congreso sobre el caso Pegasus, el pasado jueves. EUROPA PRESS

El sector audiovisual ha disfrutado durante los últimos años de una edad de oro que ha venido dada por el surgimiento de las plataformas de contenidos bajo demanda –como Netflix- y por el interés de las compañías de telecomunicaciones por ofrecer a sus clientes servicios de televisión de pago competitivos, entre otros factores. En este contexto, España se ha visto obligada a trasponer la directiva europea del ramo y eso ha generado fuertes fricciones en el sector. Las interpretaciones sobre el contenido del texto son tan dispares que pareciera que cada cual ha leído una norma diferente.

La aprobación del proyecto de ley –que deberá ser ratificada por el Senado- había estado antecedida de una airada polémica por las exigencias de ERC para que el texto final garantizara la presencia de producciones en catalán en Netflix, HBO y derivados. Sin embargo, más allá de las discusiones políticas, la normativa que pasó hace unos días el trámite parlamentario del Congreso ha provocado reacciones airadas en el sector. Y estas protestas no se deben a un único asunto.

La que más eco ha tenido ha sido la relacionada con el malestar de una parte de los productores audiovisuales, que han secundado figuras cinematográficas como Pedro Almodóvar, Icíar Bollaín, Álex de la Iglesia, Isabel Coixet, Antonio De La Torre, Leticia Dolera, Paco León.

Fuentes de la asociación de productores audiovisuales PATE explican a este periódico que la clave de este malestar está en la definición de ‘productor independiente’ que plantea la ley, que permitirá que bajo este paraguas puedan acogerse los grandes grupos de televisión de forma más o menos directa.

¿Por qué? Según detallan, porque la anterior normativa tan sólo situaba esa etiqueta a los creadores –y empresas- que no podían exhibir sus obras en sus propias pantallas. Llámese Telecinco, Antena 3 o Netflix. Sin embargo, el nuevo texto deja abierta la puerta a que estos grupos puedan operar como los ‘independientes’; a través, entre otras cosas, de sus productoras satélite.

La ley audiovisual y los productores independientes

Hay que tener en cuenta que la nueva norma obliga a los operadores audiovisuales a destinar el 3,5% de sus ingresos a cine o series independientes –frente al 0,9% anterior-. A juicio de PATE, el texto legal permitirá que las televisiones produzcan estos contenidos con sus propias empresas asociadas, lo que perjudicará a los pequeños creadores cuyos productos tienen un menor interés comercial. No así cultural.

Un directivo de una televisión comercial resta fuerza a este argumento. Entre otras cosas, porque una parte significativa del ‘negocio independiente’ pertenece en realidad a grandes compañías internacionales con diversas productoras asociadas, como Banijay. Por tanto, su negocio es mayor del que se puede deducir al asociarlas dicho calificativo de 'independiente'.

Por otra parte, incide en que estas empresas trabajan de forma estrecha -y habitual- con las televisiones y no suelen invertir en sus proyectos hasta que no tienen la certeza de que van a tener un comprador. Por tanto, no se puede decir que esa situación vaya a cambiar con el nuevo marco legal.

La publicidad de la 'tele', como telón de fondo

Fuentes de PATE consideran llamativo que el PSOE haya introducido esta enmienda en este momento complejo para las televisiones comerciales, en el que sus ingresos han descendido como consecuencia de la reducción de la inversión publicitaria. Algo similar –recuerdan- ocurrió en 2008, cuando se eliminaron los anuncios de los canales de RTVE en otro momento de contracción del sector.

La patronal de las televisiones privadas, UTECA, ha declinado referirse al contenido de la normativa, pero durante los meses anteriores había criticado el borrador porque no garantizaba que los nuevos operadores del mercado tuvieran las mismas obligaciones que los grupos de la TDT.

Se referían, en este sentido, a aspectos como la libertad que tienen los youtubers para pronunciarse sobre determinados temas que en televisión sólo se pueden emitir fuera del horario protegido para la infancia. También a las menores restricciones de los nuevos agentes del mercado a la hora de ofrecer publicidad de sectores como el de las apuestas deportivas.

Al respecto de este último tema, la nueva normativa –siguiendo el espíritu de la directiva europea- terminará con una limitación que han tenido las televisiones privadas durante los últimos años para configurar su oferta comercial; y es la que prohibía emitir más de 12 minutos de publicidad por hora.

A partir de ahora, podrán distribuir hasta 72 minutos entre las 18.00 y las 00.00 horas de la forma que consideren más oportuna. La Asociación de Usuarios de la Comunicación considera que esto podría sobrecargar de anuncios el prime time de las principales cadenas de televisión.   

Estas empresas consideran inviable que se produzca este fenómeno –así lo han transmitido desde que hace un lustro se conociera esta nueva opción-, dado que la tendencia del mercado es a ofrecer bloques de publicidad más cortos. Entre otras cosas, porque lo contrario espantaría a la audiencia. Especialmente, en un momento en el que las plataformas ofrecen sus productos audiovisuales sin publicidad.

En 2018 todo era diferente

Sea como sea, hay que tener en cuenta que la Unión Europea aprobó la directiva de servicios audiovisuales en un momento en el que las plataformas audiovisuales –Netflix, HBO, Amazon Prime Video, etc.- crecían de forma constante. Este fenómeno se ha cortado en los últimos tiempos, lo que ha sembrado las dudas sobre la potencial mejora futura de estas empresas.

Esta situación podría llevarles a intentar incrementar sus beneficios a través de su introducción en el mercado publicitario. De hecho, Netflix ya baraja lanzar una suscripción que obligue a sus clientes a ver una serie de anuncios durante los capítulos de sus series.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estima que la mitad de los hogares españoles dispone de estas plataformas. La pregunta es: ¿hasta qué punto afectará a los operadores audiovisuales de la TDT y del mundo digital la llegada de los anuncios a Netflix?

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