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Secuoya pretende alquilar a Discovery las dos licencias de TDT que comprará a Unidad Editorial

La multinacional Discovery emite en la TDT a través de una de las licencias que quiere vender Unedisa

El Grupo Secuoya ha alcanzado un acuerdo con Discovery para alquilarle las dos licencias de TDT cuya compraventa ultima con Unidad Editorial, la empresa editora del diario El Mundo. La productora audiovisual, presidida por Raúl Berdonés, pretende que la multinacional estadounidense explote estos canales una vez culmine esta negociación, que se encuentra muy avanzada y que se cerrará por un montante de entre 40 y 50 millones de euros, según ha podido saber Vozpópuli de fuentes conocedoras de este proceso.

La major norteamericana explota actualmente una de las dos licencias que cambiarán de manos en esta operación. La utiliza desde enero de 2012 para emitir Discovery Max, un canal dedicado al "entretenimiento de no ficción" que tiene una cuota de pantalla del 2,1%. Es decir, bastante superior a la de competidores que se dirigen a un público similar, como Mega o Energy.

El acuerdo alcanzado con Secuoya permitirá a esta compañía duplicar su presencia en la televisión en abierto, donde emite contenidos que en su mayoría se realizan fuera de España. Según sus propios datos, esta multinacional está presente en 180 países y produce programas en 33 idiomas. En las plataformas de pago, cuenta con más de 1.500 millones de abonados.

Discovery está presente en 180 países y produce programas en 33 idiomas. En la TDT explota el canal Discovery Max

El plan de Secuoya para desembarcar en la televisión en abierto pasa por arrendar a Discovery Networks los dos permisos de emisión que comprará a Unidad Editorial, mientras, en paralelo, desarrolla la parrilla de programación de su nuevo canal de entretenimiento familiar, D10, que inaugurará en los próximos meses después de haber resultado ganadora de una de las seis licencias repartidas en octubre por el Ejecutivo.

La empresa apenas ha ofrecido detalles sobre este nuevo proyecto, pero ha confirmado que lo nutrirá principalmente de programas de producción propia. Su máximo responsable, Raúl Berdonés, explicó recientemente a este periódico que sus contenidos estarán dedicados a toda la familia y que no se identificarán con ninguna opción política. "Queremos entretener, no marcar líneas editoriales (...) Nuestra televisión no será excluyente ni por ideología, ni por edad, ni por sexo. Será blanca y no entrará en política", expresó.

Berdonés descartó la idea de ofrecer noticiarios con el formato tradicional en esta nueva cadena. "Tendrá avances informativos de entre 5 y 7 minutos de duración en las horas puntas. Será algo breve y ligero", destacó. Por otra parte, incidió en que su prime time comenzará a las 20.30 horas, pues Secuoya no está en condiciones de competir con las costosas producciones de Atresmedia y Mediaset.

Autorización del Gobierno

Para que el traspaso de la titularidad de las licencias se materialice y Secuoya pueda culminar su plan de expansión en la TDT, será necesario que el Ministerio de Industria autorice la operación. La Ley General Audiovisual impide la venta o el alquiler de los permisos de emisión durante los dos primeros años desde su "adjudicación inicial", algo que -en principio- no ocasionaría problemas en este caso, pues su concesión tuvo lugar en 2005, durante el primer mandato de Rodríguez Zapatero.

La normativa audiovisual española prohíbe el subarriendo de las licencias a un tercer operador (Discovery no podría hacerlo, en este caso), así como alquilar más del 50% de la capacidad del espectro radioeléctrico que tenga adjudicada una empresa, siempre que la compraventa implique la transferencia de la titularidad de "un múltiplex completo" o de "dos o más canales".

La Ley Audiovisual obliga a Secuoya a obtener un permiso del Gobierno para poder completar la compra de las dos licencias

Los 50 millones de euros que ingresará Unidad Editorial cuando se complete este movimiento -intermediado por Mediobanca- ayudarán a su empresa matriz, la italiana RCS Mediagroup, a acercarse al compromiso de venta de activos que adquirió con su banca acreedora cuando refinanció su deuda. Eso le ha obligado a renunciar a su participación en empresas como IGP Decaux (34,5%) o Finelco. También a deshacerse de su histórica sede en Milán -120 millones de euros- o a vender a Silvio Berlusconi (Mondadori) por 127,5 millones su emblemática división editorial, Rizzoli

De los 250 millones de euros que se comprometió a recaudar en este concepto, tan sólo ha obtenido 191, lo que ha llevado a los bancos (Banca IMI, Intesa Sanpaolo, Centrobanca, BNP Paribas y Unicredit, entre otros) a exigir a la empresa que acometa una ampliación de capital de 200 millones de euros en la primera mitad de 2016. Su nueva consejera delegada, Laura Cioli, quiere evitarla a toda costa, toda vez que la anterior, realizada en 2013, causó un grave enfrentamiento entre sus socios. De hecho, Seguros Generali, Benetton y Diego Della Valle no la respaldaron.

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