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Ana Obregón: “Si puedo elegir uno de 30, para qué irme con uno de 60”

Ana Obregón: “Si puedo elegir uno de 30, para qué irme con uno de 60”. La bióloga más famosa de España, y también la que menos ha ejercido la profesión, lo tiene claro. ¿Quién quiere a un señor de cierta edad a su lado? ¡Nadie! Cuando puedes tener un hombre joven, que haga deporte, que coma sano, que rinda en la cama y disfrute en el sofá, ¿para qué vas a enamorarte de un señor con sus achaques, su próstata y sus manías? La Obregón, que a lista no la gana nada, siempre se fija en los de 30, que es la mejor edad. Jóvenes pero no demasiado, experimentados pero sin pasarse, plenitud física y una carrera profesional que no puede hacer más que despegar. Gracias, Ana, por subirnos las moral a los que rondamos la treintena. Por cierto, ¿por qué se enamora tanto la Obregón? Será que ha tenido buena suerte con los hombres... (Semana).

Charlene: “Me encuentro maravillosamente”. La princesa Charlene de Mónaco es la viva imagen de la felicidad. Ah no, perdón, de la tristeza. Desde que la nadadora se convirtiera en la primera dama del principado su expresión se ha transformado en la de un alma en pena. Charlene no es feliz. Y ahora, encima, embarazada. Lo mejor que puede hacer es coger a sus futuros hijos y dejar Mónaco. Entre Alberto que no le hace ni caso, Carolina que seguro que no le pasa ni una, Estefanía queriendo subir elefantes a su habitación y los hijos de todos desordenando los muebles, ahí no hay quien viva. Charlene, haznos caso, eres joven, no hay que resignarse. ¿Tanto te gusta un buen palacio? En España de podemos ofrecer alguno. Seguro que la infanta Elena está encantada con tenerte como compañera de piso. Pregúntale (Semana).

Shakira: “Con Gerard tendría 20 hijos”. ¡No! Mujer, que te pierde la pasión y luego pasa lo que pasa. Por mucho que tengáis una economía muy saneada, con múltiples ingresos y casas con espacio, ¿qué vais a hacer con 20 hijos? Así no hay manera de disfrutar. Además, contando que Shakira tiene ya 37, tendría que pasarse embarazada hasta casi los 60, y no es necesario. Por el momento, que se contenten con tener dos y ya, en un futuro, si las cosas van bien, que se animen a un tercero. Pero cuidado, que la vida es muy puñetera y a la mínima todo se va al traste. ¿Y si Gerard se lesiona? ¿Y si Shakira sufre una enfermedad en las cuerdas vocales? Dios no lo quiera, pero puede pasar. Yo estoy ya tocando madera por si acaso (Diez Minutos).

Ana Rosa Quintana: “Con la muerte de mi madre, me rompí por primera vez”. Una entrevista a Ana Rosa no es una novedad, por mucho que la presentadora controle perfectamente el medio y sepa dosificar la información de forma estupenda. Pero a mí, lo que me interesa de este momento es el reencuentro entre entrevistadora, Rosa Villacastín, y entrevistada. La periodista empieza su texto diciendo: “Cuando hace 17 años, Ana Rosa comenzó a presentar Extra rosa en Antena 3 TV no podía imaginar que, a día de hoy, seguiría siendo la número uno de las mañanas”. Lo que se le olvida decir a Villacastín es que ella era la otra presentadora. ¿Y dónde está ahora? Mientras Ana Rosa reina en Telecinco, la otra Rosa combina sus entrevistas, con colaboraciones esporádicas y libros sobre su abuela. Y dirá que está contenta y que le apasiona. Y nosotros nos lo creeremos. (Diez Minutos).

Isabel Pantoja: “Que Dios reparta suerte”. No, Isabel, no te equivoques. La tonadillera terminó con esta frase uno de sus conciertos, confiando en que el destino sea piadoso con ella. Mira, Isabel, no es Dios el que tiene que repartir nada, es la justicia la que debe poner a cada uno en su sitio. ¿Dónde estaba Dios cuando salías con Julián Muñoz? ¿Dónde estaba cuando te ingresaban dinero en tus cuentas? ¿Dónde estaba cuando comprabas apartamentos a precios maravillosos? ¿Dónde estaba cuando tu entonces novio tenía tantos problemas judiciales? No, Isabel, Dios ya ha repartido y a ti te ha tocado poco. Ese es el problema. Ay, cuánta paciencia, señor, cuánta paciencia. (¡Hola!).

María Teresa Campos nos habla de amor. Me fascina la gente que trabaja en televisión y tiene tiempo para escribir libros. No contenta con pasar los fines de semana, más un miércoles o jueves de propina, en los estudios de Telecinco, María Teresa Campos también escribe. Ahora va a publicar un libro sobre el amor, que escribió antes de estar enamorada. Porque sí, hubo un momento en que la Campos no salía con Bigote Arrocet, por mucho que nos cueste recordarlo. María Teresa entregó el libro antes de que el amor llamara a su puerta y entonces, una vez en imprenta, decidió escribir un epílogo reconciliándose con el amor. ¡Qué poca templanza María Teresa! Entonces, si rompes con Bigote, ¿publicarás una segunda edición poniendo a caldo al amor? Una cree en el amor, o no cree. Medias tintas no, gracias. Un beso, María Teresa. (¡Hola!).

Terelu ya está en casa. Y no nos referimos a que la colaboradora haya regresado a los platós, que eso ya lo hizo a principios de septiembre, con un poco de miedo y estupor. No, ahora nuestra querida Terelu ha estrenado hogar. Un triplex de 450 metros cuadrados para ella, su hija y el entrenador que tiene por novio, que suponemos que debe tener también su propia casa. Terelu contrató a unos fornidos muchachos para que hicieran la mudanza, mientras ella paseaba cigarro en mano y supervisaba todo. Pero no contenta con cinco muchachotes, también pidió ayuda a su novio, José Valenciano, y a su ex, Carlos Pombo. ¿Cómo que a su ex? Sí, queridos lectores, en casa de Terelu tres no son multitud. Todos se lo pasaron estupendamente y lo celebraron como Dios manda. Ahora, a la colaboradora le toca esperar la llegada de su madre, que también se ha comprado un piso en la misma urbanización. ¿Es que no van a separarse nunca? ¡Qué pesadez! (Lecturas).

Jorge Javier no gana para pretendientes. Gracias a su apertura de carácter, su declarada admiración por los hombres guapos y sus piropos entre líneas que no pasan desapercibidos, el presentador se ha ganado la fama de facilón y los entrevistados se aprovechan. “Creen que soy un facilón al que se le conquista de esa manera tan vulgar. Y que de esa manera conseguirán que no les haga esas entrevistas tan demoledoras que yo hago y que me han convertido en la Ana Pastor -la periodista, no la ministra- del universo rosa. Si piensan que yo me derrito con un piropo no andan desencaminados, lo reconozco. Eso es sólo lo que nos diferencia a Ana Pastor y a mí. Mientras ella se cabrea cuando Rafael Correa la llama 'Anita', yo soy capaz de decirle a un invitado: “¿Dónde tomamos luego la copa?”, si se atreve a llamarme 'Jorgito'. Si se pasa la lengua por los labios de manera harto insinuante hasta puedo llegar a preguntarle: “¿En tu casa o en la mía?”. ¿Es esto un crimen? Si aparece un hombre alto, guapo, moreno, atractivo, simpático, galán, divertido y musculoso, pues se le admira y se le piropea si viene al caso. Pero vamos, Alberto Isla igual tiene mucho éxito entre las Chabelitas de la vida, pero guapo, lo que se dice guapo, no es. (Lecturas).

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