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Internacional

Yevgeny Prigozhin, el líder mercenario que se quemó por querer volar demasiado cerca de Putin

Los continuos desafíos del 'chef de Putin' al Kremlin y la creencia de ser intocable provocaron una marcha militar que terminó convirtiéndose en su sentencia de muerte

Yevgeny Prigozhin, líder del grupo Wagner, en su nuevo vídeo en África
Yevgeny Prigozhin, líder del grupo Wagner, en su nuevo vídeo en África

Volar demasiado cerca del Sol conlleva grandes peligros. Si no, que se lo digan a Ícaro, que perdió sus alas por coger demasiada altura. Algo similar a lo que ha ocurrido con Yevgueni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, en su continua búsqueda por acaparar cada vez más poder. Porque lejos de conformarse con ser enormemente rico, eligió acrecentar cada vez más su influencia en el Kremlin hasta llegar a poner en jaque a todo un país el pasado 23 de junio.

Prigozhin, conocido como el 'chef de Putin', ganaba millones de euros al año en contratos relacionados con la alimentación y el catering gracias a los múltiples contratos públicos que el Kremlin le concedía. Pero decidió ir un paso más allá y hacerse con el control del Grupo Wagner, una banda de mercenarios que permitía a Rusia extender su influencia en el mundo sin sufrir los problemas diplomáticos que le supondría hacerlo con su propio ejército. ¿Por dinero? No. Por acaparar poder.

El peso de Wagner con los años llegó a tal nivel que Prigozhin se atrevió a echar pulsos públicos al alto mando militar de su país, algo insólito dada la alta jerarquización de la sociedad rusa: allí pocos se atreven a desafiar a sus líderes, especialmente si tienen influencia dentro del Kremlin. El historial de muertes 'misteriosas' en Rusia es bastante largo y generalmente, el perdón no suele funcionar para esquivar el castigo. Pero Prigozhin se creía una figura indispensable: al fin y al cabo, su grupo de mercenarios se encargaba de lavar los trapos sucios, como extender la influencia rusa en África sin que ondease una sola bandera del país en todo el continente.

El propio Prigozhin, que durante años ha servido -y cobrado- a Rusia, creyó haber evitado la muerte tras su exilio a Bielorrusia pactado con Lukashenko. Pese a que la maquinaria mediática rusa apunta que el avión se ha estrellado por accidente, los datos dejan en mal lugar al Kremlin: hay 0,24 accidentes aéreos en el mundo por cada mil vuelos. Casualidad que el 'traidor' Prigozhin haya sido víctima de esa mínima excepción.

El caso es que Prigozhin tenía motivos para creer que había volado cerca del Sol sin quemarse una vez más: sus salidas de tono sin consecuencias han sido muchas, con críticas directas a los altos mandos militares. Incluso se atrevió a cuestionar los motivos por los que Putin invadió Ucrania. Al fin y al cabo, se creía intocable: su Grupo Wagner fue quien consiguió las principales victorias rusas en la guerra de Ucrania. En marzo llegó a llamar traidor a Serguéi Shoigu, ministro de Defensa ruso, por no enviarle a Bajmut la munición necesaria. En aquella ocasión, llamó "cabrones", "hijos de puta" y "basura" al alto mando militar ruso por no asistirles.

Aunque la acción que quemó las alas de Prigozhin fue su pequeña revolución del pasado 23 de junio. El motivo, unos bombardeos rusos sobre un campamento del Grupo Wagner. El líder de los mercenarios pidió justicia y ante el silencio del Kremlin, inició una marcha que pudo desembocar en una guerra civil en una Rusia debilitada internamente, ya que tiene gran parte de su potencial militar con los ojos puestos en Ucrania.

Voló demasiado cerca del Sol por poner entre la espada y la pared a Vladimir Putin, a quien exigió la destitución de Shoigu como ministro de Defensa para detener la marcha. Puso al presidente ruso en una posición de debilidad, ya que el avance de Wagner fue demasiado rápido y sin apenas obstáculos. Además, expuso a Putin ante posibles insurreciones en el Kremlin, ya que elevó la voz y desafió al gran jefe cuando nadie se atreve hacerlo.

Al igual que otros opositores del Kremlin, Prigozhin ha muerto en circunstancias extrañas, aunque quizá esta haya sido la más espectacular de todas. Algunos críticos "se cayeron" de edificios altos y otros enfermaron 'sin motivo' aparente, pero nunca un opositor había sufrido una muerte tan pública y a su vez espectacular. Quizá, el motivo es que precisamente el líder de Wagner fue quien llevó más al límite la paciencia del presidente ruso.

Ahora, con la muerte de Prigozhin, Wagner queda totalmente descabezado. Aunque los mercenarios han jurado venganza y señalan al Kremlin por la muerte de su líder, habrá que esperar para ver si finalmente toman represalias o deciden alistarse en otros grupos de mercenarios del país. Porque la continuidad de Wagner también es una incógnita: repudiados tras su marcha, habrá que ver si el Kremlin decide colocar a alguien de su agrado al frente, ya que por muy empresa privada que sea depende de forma directa del Estado, o si permite que la falta de un líder termine por disolver al grupo para después elegir otras formaciones mejores vistas.

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