Quantcast

Internacional

Roman Abramovich, el oligarca ruso que ha pasado de hacer dinastía con el Chelsea a abofetear a Putin

La guerra en Rusia y las fuertes presiones de la Unión Europea y Reino Unido hacia los oligarcas del país han hecho que el magnate ruso, muy relacionado con Putin, quiera echarse a un lado.

Roman Abramovich

De vivir en una de las mansiones más lujosas de Londres y poseer uno de los clubes más poderosos de Reino Unido, a querer venderlo a toda prisa y salir del país. Las sanciones y la posibilidad de ser embargado por parte de la Unión Europea y Gran Bretaña han surtido efecto en el todavía propietario del Chelsea, Roman Abramovich. El magnate, que mantiene una estrecha relación con Vladimir Putin, ha optado por abandonar el país donde ha vivido casi dos décadas y dejar atrás todas sus propiedades, incluido el club 'blue'.

El multimillonario está intentando deshacerse de todas sus propiedades, ya que son varios oligarcas rusos los que están viendo cómo se están embargando sus bienes. Uno de los ejemplos que ha salido a la luz es el de Alisher usmanov, expropietario del también londinense Arsenal. Ha visto cómo las autoridades de Hamburgo le han decomisado su yate Dilbar, valorado en 600 millones de dólares, por motivo de la guerra de Ucrania. El temor de Abramovich, cuyo nombre ya salió con motivo de las sanciones en Reino Unido -luego lo registraron como un error y rectificaron- es quedarse sin muchas de sus posesiones más preciadas.

El precio del Chelsea es de 3.000 millones de libras y ya han salido a la palestra algunos interesados, como el excéntrico luchador de artes marciales mixtas Conor McGregor. Abramovich lo compró hace 20 años por 200 millones de libras, por lo que el valor del club ha aumentado exponencialmente durante sus años de mandato. Hay prisa por vender, ya que el magnate le ha condonado la deuda de 1.800 millones de euros que tenía el club con su todavía dueño.

Bofetón a Putin: el dinero se destinará a Ucrania

Lo que ha sorprendido a casi todo el mundo es el 'bofetón' que Abramovich ha propinado al presidente de Rusia. En un comunicado, además de confirmar que el Chelsea está en venta, ha afirmado que todo el dinero que obtenga del traspaso irá destinado a ayuda humanitaria en Ucrania. Abramovich, con este gesto, se alinea con todos aquellos que se han manifestado en contra de la invasión rusa y silencia a aquellos que le han tratado de atacar desde el inicio del conflicto, especialmente desde el sector político británico.

Causa estupor porque la relación entre Putin y Abramovich siempre ha sido bastante estrecha, aunque la trayectoria del magnate también indica que no se casa con nadie salvo consigo mismo y su familia. En el pasado, no dudó en apostar por Putin -y alejarse de Boris Yeltsin- cuando era una figura emergente de liderazgo en el país y ahora, con el mundo puesto en su contra, tampoco dudará en echarse a un lado, tal y como está demostrando con sus últimas maniobras.

Todo ello pese a que Roman Abramovich fue parte del partido de Vladimir Putin e incluso llegó a presentarse a unas elecciones para ser gobernador bajo petición del actual presidente ruso. Lo hizo en una de las zonas más inhóspitas y frías de Rusia, en Chukotka, el área más al noreste del país, donde tan solo viven 50.000 personas. Sin haber pisado ese área en su vida, logró, según sus biógrafos, arrasar en las urnas y lograr el mandato. Estuvo cinco años al frente: en 2008, cuando Putin exigió que los cargos públicos debían tener su fortuna en Rusia, dimitió.

La imagen pública de Abramovich como uno de los 'hombres de Putin' se ha resquebrajado por completo con su comunicado oficial. Su hija Sofía ya había dado un avance del ideario familiar en sus redes sociales: mostró su rechazo a la guerra y afirmó que "la mentira más grande y exitosa de la propaganda del Kremlin es que la mayoría de los rusos están con Putin”. Aunque este testimonio parecía que podía ser un quebradero de cabeza para Roman y su papel de 'mediador' entre rusos y ucranianos, resulta que refuta su auténtico pensamiento.

Abramovich dice adiós a 20 años de éxitos con el Chelsea

Con la puesta a la venta del Chelsea, Roman Abramovich rompe casi del todo los vínculos que le unían con Reino Unido, ya que el propio magnate llevaba años sin dejarse ver en el país, ni siquiera en el palco de Stamford Bridge. Las sanciones que le impuso el gobierno británico por sus relaciones con el gobierno ruso le impidieron entrar al país durante dos años y pese a haber cumplido ya la sentencia, no ha vuelto a dejarse ver por tierras británicas. Espera "poder despedirse" de su público antes de abandonar el barco-o en este caso, venderlo-, según reza el comunicado emitido por los 'blues'.

Para Abramovich, vender el Chelsea es doloroso, ya que para él se había convertido en un auténtico hobby. Desde su llegada en el año 2003, el multimillonario -llegó a estar en el puesto 11 de la lista Forbes- ha convertido a un club de media tabla en uno de los mejores equipos del mundo, hasta el punto de conquistar dos Champions League. Roman fue uno de los grandes pioneros de lo que es hoy la Premier: una liga dominada por élites económicas con capacidad de fichar a la 'crème de la crème' del fútbol mundial.

Bajo su mandato, el club se ha convertido en una potencia global, gracias a que ha logrado en los últimos 20 años, además de las dos Champions, dos Europa League, cinco Premier League, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, cinco FA Cup, tres Copas de la Liga y dos Community Shield.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.