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Internacional

La pinza entre Melenchón y Le Pen tumba la ley de inmigración de Macron

El presidente ha constatado, de nuevo, que no tiene una mayoría en la Asamblea para proponer reformas sustanciales

Emmanuel Macron durante la visita del presidente de Costa Rica a París
Emmanuel Macron durante la visita del presidente de Costa Rica a París EFE

Se levantaron juntos como un resorte gritando al unísono su alegría. La Francia Insumisa de Jean-Luc Melenchón y el partido de Marine Le Pen pocas vecen han celebrado juntos un voto en la Asamblea Nacional. La pinza entre los dos extremos del hemiciclo ha logrado tumbar el proyecto de ley sobre la inmigración, el más importante del año para el presidente Emmanuel Macron.

La bofetada al gobierno de Elisabeth Borne y, en especial, al ministro del Interior, Gerald Darmanin, fue posible también gracias a los votos de una mayoría de "Los Republicanos", la derecha considerada moderada, que durante semanas ha sido cortejada para unir sus voces a un proyecto considerado próximo a sus postulados.
"Plan pro-inmigración", para Marine Le Pen, y "racista y xenófobo" para "La Francia Insumisa" (LFI), la apuesta gubernamental pretendía hacer frente a una de las principales preocupaciones de los franceses, la inmigración, que por primera vez un miembro de un gobierno "macronista" había osado ligar tanto al terrorismo islamista como a la inseguridad ciudadana.
El proyecto de ley, que ni siquiera fue discutido en la Asamblea gracias a la llamada "moción previa de rechazo" presentada por los ecologistas y aprobada por 270 votos -LFI, Socialistas, Comunistas, además de verdes y "Agrupación Nacional" (RN) de Le Pen-, contra 265, ofrecía propuestas hasta ahora consideradas como un tabú para muchos diputados de “Renacimiento”, el partido que apoya a Macron, especialmente los tránsfugas del socialismo.

Entre esas medidas, se contemplaba la expulsión de los inmigrantes que hayan cometido delitos, la restricción a la reunificación familiar, la reforma de la ayuda médica para extranjeros, o recuperar el delito de estancia ilegal en Francia, eliminado en 2012 por la izquierda.
Tanto para la extrema izquierda "melenchonista" (aunque el caudillo bolivariano no es diputado), como para ecologistas, socialistas y comunistas, el proyecto de Gerald Darmanin podría haber sido presentado sin cambiar una coma por "la extrema derecha". La idea de conceder permisos de residencia a las decenas de miles de “sin papeles” que ocupan trabajos "en tensión" (hostelería, construcción…) no ha convencido a nadie. Una nimiedad para las izquierdas, un "efecto llamada" para buena parte de la derecha y el partido de Le Pen.

“O voto positivo, o responsable de atentados”

El empeño desesperado del ministro Darmanin en las últimas semanas para intentar convencer a la derecha moderada de "Los Republicanos" llegó hasta el punto de hacerles responsables de futuros atentados si no votaban el texto. Gerald Darmanin, el ministro "sarkozista" que Emmanuel Macron eligió para mostrar su lado de firmeza en el ministerio de Interior, frente al responsable de Justicia, el simpatizante de izquierda, Ercic Dupont-Moretti, no perdió muchos minutos para ir a presentar su dimisión al palacio del Elíseo. Una
iniciativa más bien protocolaria, pues se daba por seguro de que el presidente no la aceptaría… de momento.

Melenchón ponía en evidencia la figura del ministro del Interior, al que da por muerto políticamente. Darmanin se prepara, o preparaba, para presentarse como candidato a la Presidencia en 2027, elección que representará la última oportunidad para Melenchón, que ha fracasado ya en tres intentos. Los voceros de "La Francia Insumisa", insistían en que el único problema de la inmigración es la falta de medios para la acogida de extranjeros y en que la solución a la crisis no es la dimisión del gobierno, sino del presidente Emmanuel Macron.
Tras el seísmo en la Asamblea, los analistas desconocen cuál será la reacción del presidente Macron. Una disolución parlamentaria para pedir una mayoría favorecería, según los sondeos, a Marine Le Pen. El texto podría ser renviado al Senado, de donde vendría "endurecido", para atraer el voto de los "Republicanos". Si Macron y su gobierno aceptaran esta opción, podrían sacar la ley adelante, pero ello podría suponer una crisis interna en el partido presidencial, "Renacimiento", pues su ala izquierda ya veía con ojos muy críticos el plan de su ministro Darmanin. Una comisión mixta paritaria de la Asamblea para retocar el proyecto exigiría también un endurecimiento de la propuesta rechazada.
El presidente Macron ha constatado, de nuevo, que no tiene una mayoría en la Asamblea para proponer reformas sustanciales. Aplicar el artículo 49.3 de la Constitución, que le permite aprobar una ley ladeando el voto del legislativo – como hizo, entre otras muchas ocasiones, con la Ley de Jubilación – sería una ofensa insoportable para todas las oposiciones y para la opinión pública.
Si "Los Republicanos" pactaran un nuevo texto con el gobierno obligarían a Macron a abandonar el centro y decidirse a crear una alianza que podría comprometerle para el futuro y obligarle a "ser de derechas". Se trataría de formar una alianza con LR, como aconseja el exjefe de Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, para quien esta opción sería la mejor manera de frenar el ritmo ascendente de Marine Le Pen. Según una encuesta reciente para Le Monde y France-Info, un 45% de franceses juzga que RN no representa ningún peligro para la democracia; un 43% cree que el partido de Le Pen tiene la capacidad para participar en un gobierno, y un 51% estima que RN representa la principal fuerza de oposición a Emmanuel Macron.
A tres años de las elecciones presidenciales, el asunto de la inmigración ya no podrá ser orillado por Emmanuel Macron ni por cualquier otro candidato, como ha ocurrido en las últimas décadas. Los franceses rechazan en un 74% la política de Macron sobre la inmigración. (Sondeo Odoxa, septiembre). El Hexágono es un coladero de clandestinos, como aseveran desde el ministerio del Interior. La capacidad de acogida, una de las más generosas de Europa, ha llegado al límite, al tiempo que la situación económica de las clase media y baja también la de los inmigrantes legales – se agudiza. El es propio gobierno el que también conecta el aumento vertiginoso de la delincuencia con la inmigración.

Emmanuel Macron ha agotado su política de "una de cal y otra de arena" ("Et en même temps"). La oposición, o las oposiciones, le exigen ya una decisión tajante y clara sobre los asuntos que angustian a los franceses. La emigración es uno de los prioritarios.

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