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Sea Cloud, un coloso de 28 velas y con capacidad para 138 pasajeros construido en Galicia

La naviera alemana incorpora a su flota un el nuevo velero, el segundo mayor del mundo de sus características.

Emulando el glamur e identidad de sus predecesores, el águila ornamentada del mascarón de proa del Sea Cloud Spirit, de madera de iroko, está cubierta de pan de oro de 22 quilates.

Trece años después de que su casco tomase forma en la extinta Factoría Naval de Marín (Pontevedra), y tras diferentes vicisitudes, el astillero MetalShips&Docks SAU (Grupo Rodman) de Vigo completaba hace meses la estampa del Sea Cloud Spirit: el segundo velero mayor del mundo de sus características, con capacidad para 138 pasajeros. Construido en tres mástiles con aparejo cuadrado completo, según el proyecto de Íñigo Echenique, el buque despliega 28 velas, 15 cuadradas y el resto triangulares para ceñida, con las que alcanza 12 nudos. De hecho, el grueso de sus 90 tripulantes es marinería para manejar vergas y jarcias, o izar y arriar velas. Cuenta, además, con propulsión auxiliar de escaso impacto ambiental. Su palo mayor, de 57,9 m, le permitirá incluso cruzar el puente del Bósforo.

Desde el puente a la quilla, el Sea Cloud Spirit presenta una terraza, con área fitness y solárium, y cuatro cubiertas enlazadas por un ascensor: la principal, con siete camarotes panorámicos, un bistró-bar, lounge y biblioteca; la segunda, con 25 suites con balconada, tres de los propietarios, y un restaurante con visión de 180º; la tercera, con 37 camarotes todos exteriores, área spa, boutique y hospital; y, la última, con 49 cabinas para la tripulación.

El complejo aparejo del buque da una idea precisa de la necesidad de muchas manos para su correcto manejo.

Construir un windjammer así −término acuñado en el tránsito de la vela al vapor para aludir a veleros, comerciales o mercantes, de aparejo múltiple− en el siglo XXI quizá resulte anacrónico, “pero refleja nuestra pasión por navegar en armonía con la naturaleza”, afirman sus armadores. Su tecnología e instrumentos de a bordo o el acero del casco se han mimetizado, “para no alterar ni su estética clásica ni sus majestuosas maderas nobles”, describe Jesús Villacañas, consejero delegado del astillero. “Resulta muy complejo –continúa–. La habilitación noble, o de pasaje, del Sea Cloud Spirit no solo es pura artesanía, sino que cumple además la reglamentación vigente sobre materiales ignífugos. Son procesos muy laboriosos para minimizar riesgos. Si conseguir en 2020 los materiales prescritos por el diseñador ha sido un reto, ¡los artesanos necesarios, un desafío! Aun así, el navío es un hecho”. Por otra parte, “el 95% del mobiliario es de manufactura local y de otras empresas gallegas”. No así el montaje de aislamientos, “casi en su totalidad de terceros países europeos”. Para el astillero es un gran salto cualitativo, que le posiciona “en un nicho de mercado ahora mismo en boga”, concluye.

La majestuosa visión de babor del Sea Cloud Spirit deja patente su prestancia y estándares de excelencia.

Al mando de su primer capitán, Gerald Schöber, una vez concluidas las pruebas de mar y de vela, el Sea Cloud Spirit prevé, en septiembre y octubre, singladuras e itinerarios por la Toscana, Liguria o Sicilia; y, en noviembre, hasta abril del próximo año, por Canarias, Madeira y Marruecos.

El Sea Cloud Spirit compartirá sin embargo fondeos puntuales con otros dos gigantes de la casa: el venerable Sea Cloud, de 109,5 m de eslora y cuatro palos, diseñado por Gibbs&Cox y construido en 1931 en Kiel (Alemania): uno de los navíos más lujosos y exclusivos del mundo entonces, con baños de mármol, grifería de oro…; y el Sea Cloud II, de 117 metros de eslora, aparejado de barca de tres palos y 24 velas, diseño de Sener Ingeniería y construido en 2001 en Astilleros Gondán (Asturias).

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