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Personajes

Un particular Camino de Santiago

Alberto Rodríguez encarna a la perfección el espíritu de los emprendedores. De algo ajeno a su trabajo inicial ha hecho un modelo (Alda Hoteles) que no deja de crecer.

Alberto Rodríguez, fundador de Alda Hoteles.

Las casualidades existen, y si no que se lo pregunten a Alberto Rodríguez… Porque así es como surgió Alda Hoteles. “Yo trabajaba como ingeniero industrial en una empresa del sector de la madera y en el 2008, con la crisis, me quedo en el paro. En aquel momento, con 29 años, me planteo un cambio de vida. Montar algo por mi cuenta, algo pequeño para lo que valoré distintas opciones… y como soy de Santiago de Compostela, y viendo que en el centro de la ciudad no había el concepto de los hostels europeos, me planteé este negocio en términos de autoempleo”.

En definitiva, algo sencillo. Esa era la idea, hoy su empresa cuenta con más de 500 empleados y más de 70 hoteles que han dejado atrás aquel concepto inicial tipo hostel (aunque todavía mantiene algunos), y que ofrecen una alternativa de alojamiento que “no es ni el hotel de gran calidad ni el albergue que se emplaza en el extrarradio. Nuestra idea fue encontrar una solución a buen precio en el centro de la ciudad, con una estética adecuada a los nuevos tiempos, una buena cama y un buen baño”. Un detalle más tiene que ver con la forma de plantear el servicio en el hotel, y ahí es donde entra en escena la telegestión, con la incorporación de la domótica.

Como todo buen camino, el crecimiento de la compañía ha estado jalonado de distintas etapas, desde aquel primer establecimiento que rápidamente se quedó pequeño, “llegó un segundo de 100 plazas. Pero también pensamos que el negocio podía tener su riesgo si un año Santiago no tenía una buena afluencia de público, y apareció en escena Salamanca. Así es como comenzamos a crecer, porque comprobamos que en todas las ciudades, si exceptuamos las grandes, había un público desatendido que es aquel que quiere estar en el centro de la ciudad pero que no necesita el añadido de los grandes hoteles”.

Con el cambio de denominación de la compañía en 2015 (antes era Alda Hostels) quedó también clara la evolución del negocio. “Es un mercado en el que no tenemos competencia, salvo en grandes ciudades donde hay grupos que también lo atienden, y contamos con presencia ya en un buen número de ciudades en todo el norte de España”.

Ahora bien, no todo ha sido un camino de rosas. Y Alberto Rodríguez apunta las causas: “La primera es de tipo normativo, porque en España tenemos 17 diferentes; una por comunidad. La segunda, no es fácil captar al personal, porque hay que explicarle, sobre todo al inicio, cómo es este negocio, que en ocasiones para la gente es un subsector. Y el tercer problema es de carácter financiero. Al principio los bancos no entendían el negocio, entre otras cosas porque se le estaba pidiendo dinero para reformar un edificio que no es tuyo”.

Lo que está claro es que la idea de Alberto Rodríguez lo que ha conseguido es “profesionalizar un parque hotelero que ya existía en España, el de esos negocios familiares que representan el 60% de la oferta, y que la experiencia del cliente sea satisfactoria”.

Y dentro de sus planes de futuro, hay algo que está muy claro: “la idea es seguir creciendo en la península ibérica, y eso incluye a Portugal… y ojalá podamos dar el salto internacional a países como Italia, Francia o Inglaterra”.

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