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La nueva colección de alta joyería de Cartier revisita sus piezas más icónicas

La 'maison' presenta 'Le Voyage Recommencé', un viaje al corazón de su inspiración artística a través de algunas de sus creaciones más emblemáticas.

Proceso de creación del collar 'Panthère Givrée', de Cartier.

Una de las razones por las que Cartier es un emblema más allá del mundo de las joyas es porque desde su nacimiento hace más de un siglo se ha definido por la creación de piezas excepcionales que combinan lujo, elegancia y artesanía. Ahora revisita esta búsqueda de la belleza a través de una nueva colección, Le Voyage Recommencé, que aborda desde una nueva perspectiva algunas de sus piezas más icónicas. La maison explora así su savoir-faire y sus distintos registros creativos guiados por los expertos artesanos y diseñadores de sus talleres. Las líneas, la abstracción de la forma o la inteligente combinación de colores dan vida a la armonía del conjunto.

A la izquierda, collar Sama. A su lado, anillo Ondule.

Arquitectura en miniatura

Para Cartier, el carácter especial de sus piezas reside en la pureza de líneas, el equilibrio de las formas y volúmenes y el juego de proporciones. Le Voyage Recommencé se divide en las piezas que ahora se revisitan y dos nuevos conjuntos nacidos durante este viaje. Entre las primeras se encuentran el collar Sama, construido en torno a un zafiro de Ceilán de 19,27 quilates e inspirado en los trajes de los derviches danzantes. Su diseño traza una serie de curvas y contracurvas generando una sensación de movimiento. Otra de las piezas es el anillo Ondule, compuesto por un diamante violeta-gris de 0,92 quilates salpicado de relieves y volúmenes, y rodeado de diamantes media luna.

Collar Claustra, de Cartier.

Geometría y contraste

El collar Claustra es una de las máximas expresiones de destreza geométrica de la maison. Se trata de un conjunto de diamantes shield, entre ellos, un ejemplar de 4,02 quilate, centro de la pieza. En ella el ónix se alterna con los calados y los diamantes y su diseño modular, característico en las creaciones de Cartier, separa el collar en dos, en una estructura dispuesta en capas, con motivos grabados y en relieve.

Energía natural

El collar Panthère Givrée une la inspiración en la naturaleza junto con la el trabajo minucioso de los artesanos. El pelaje de la pantera -felino emblemático en la historia de la casa convertido en icono en 1933 gracias a Jeanne Toussant, directora creativa de la firma por aquel entonces-, se pixela en distintas formas geométricas salpicadas de ónix. El resultado es un conjunto de tres aguamarinas de 20,33 quilates y sutiles toques de lapislázuli que crean el contraste cromático.

Collar Girih, de Cartier.

Joyas del mundo

Las artes del Islam y el esplendor de su arquitectura es una de las temáticas presentes en el estilo de Cartier desde su nacimiento a principios del siglo XX. Ejemplo de ello es el collar Girih, formadas por esmeraldas de Zambia y turquesas talladas. Siguiendo la tradición de las piezas modulares, el colgante central puede separarse y lucirse como broche. Sus motivos geométicos y juego de líneas y arabescos están inspirados en una exposición de las artes musulmanas del Museo de las Artes Decorativas de París que Louis Cartier, fundador de la casa, visitó en 1903. Desde entonces, los motivos de Oriente son una fuente de inspiración recurrente en las creaciones de la casa francesa.

Nuevas creaciones

De esta exploración de las expresiones creativas de Cartier a lo largo de su historia, surgen dos nuevas creaciones: el conjunto Unda, formado por un collar, un set de pendientes y un anillo. El collar está compuesto de 77 cabujones de esmeralda engastados con diamantes en el que el rigor gráfico se integra con el brillo y las líneas redondeadas de las gemas. Por otra parte se encuentra el conjunto Voltea, creado en rojo y negro; en él, las cuentas de coral están rodeadas por un cuenco de ónix y adornadas con diamantes.

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