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Siete consejos para disfrutar de un buen vino frío en verano

Cómo enfriarlo, grados de degustación, servicio… blancos, rosados y espumosos en su punto perfecto

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Siete consejos para disfrutar de un buen vino frío en verano Cortesía Sherry Wines.

Las altas temperaturas ya están aquí con fuerza. Una época magnífica para disfrutar de vinos blancos, rosados o espumosos frescos, disfrutar de ellos y contrarrestar el calor. Incluso de algún tinto joven si se terciara, aunque esa es otra historia.

Hemos reunido una serie de puntos a tener en cuenta para que nuestros vinos estén a los grados ideales, tal y como se merecen. No hay nada más triste que una baja temperatura a la hora de degustar alguno de estos vinos que exigen, ante todo, tomarlos fríos. En aprovechar todas sus cualidades está el quid de la cuestión.

1) Los grados del vino: El blanco debe oscilar entre 8 y 12º C, los jóvenes más fríos y los que estén fermentados en barrica a unos 10- 12º C. Si son rosados estarán perfectos sobre los 10 grados. En el caso de los espumosos, admiten (y deben) tener una temperatura más baja, de 7-8º C. Y si hablamos de generosos (fino, oloroso…) sobre los 10- 11º, excepto el fino y la manzanilla, sobre los 5-7º.

En las vinotecas suelen vender termómetros para el vino aunque, una vez que nos acostumbremos, con tocar la botella sabremos si está a una adecuada temperatura. Un exceso de calor o de frío distorsionará el vino; en el primer caso surgirá con fortaleza el alcohol privándonos de aromas y sabor; en el segundo, demasiado frío, se potencian los sabores ácidos y sus características se eclipsarán considerablemente, tanto en nariz como en boca.

2) Dónde almacenarlo: Las botellas siempre deben estar siempre horizontales- en contacto con el corcho-, lejos de los rayos del sol y de fuentes de calor. Si no tienes la suerte de tener una cava climatizada o un trastero en los sótanos de tu edificio, busca el lugar más oscuro y tranquilo de tu casa y almacénalos ahí. También es necesario que sea un espacio exento de olores, con lo que la cocina o el garaje no son los mejores sitios.

3) Cubitera, agua y hielo: Antes de llegar a este momento, enfría tus vinos en la parte baja de la nevera. No son aconsejables en absoluto los cambios de temperatura bruscos, que distorsionarían el vino. Una vez frescos, puedes utilizar una cubitera con agua y hielo para servirlos en la mesa, pero no de cualquier manera.

Cuanto más grandes sean los cubitos de hielo mejor, porque tardarán más en derretirse. La proporción de hielo y agua está más o menos en un 60-40% respectivamente. No hay nada más triste que dos o tres cubitos flotando en un ‘mar’ de agua. ¡Ah!, y si el agua la tienes antes en la nevera, ya será la jugada perfecta.

4) Congelador, sí o no: Desde luego si están calientes absolutamente prohibido porque distorsionaría el vino. Pero si está ya frío, no pasa nada en el caso de que te falte darles el último toque de frescor. Eso sí, cuidando el tiempo, un vino que ha comenzado a congelarse pierde sus bondades; hay que tener en cuenta que el vino está ‘vivo’.

5) ¿Enfríar las copas en el congelador?: No, deja eso para los cerveceros. Si el vino está a su temperatura correcta no hace falta. Eso sí, es importante que estén limpias y bien aclaradas, sin restos de jabón.

6) Llenado de las copas: Es un poco pesado si eres el anfitrión, pero para conservar su temperatura con unos tres dedos bastará. Una regla que también sirve para los espumosos. Y siempre hay que coger la copa por el fuste, para no calentar con las manos el vino que contiene. Ahora, tampoco hay que pasarse. Según una sencilla ley física cuanto más líquido frío se encuentre en un recipiente más tardará en enfriarse… y también es muy molesto dar dos sorbos y quedarse sin vino. En el término medio está la virtud.

7) ¿Hielo en el vino?: Por regla general, jamás. Pero sí son muy prácticos los cubitos de hielo de plástico rellenos de agua que puedes encontrar en comercios especializados. Los metes en el congelador y, si alguien te los solicita, ya está solucionado. Algunos congelan las uvas previamente para utilizarlas en el mismo caso. Otra cosa son unas prácticas bolas de acero inoxidable que hacen la función de los hielos en la cubitera si están congeladas previamente.

Y un truco final. Si a la cubitera con hielo y agua la añades un puñado de sal gorda, enfriará más rápidamente el vino. No hay nada peor que un vino “caldorro”.

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