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España

La caída en los sondeos reabre en el PSOE el debate sobre el adelanto electoral

Presidentes autonómicos y alcaldes temen un ‘voto de castigo’ tras cuatro años de pandemia e inflación disparada, y preferirían que Sánchez convocara las generales antes de autonómicas y municipales

La fuerte caída que está sufriendo el PSOE en los sondeos por la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania y por el 'efecto Feijóo' ha devuelto a los socialistas a un escenario de incertidumbre que habían dejado atrás durante los últimos meses de Pablo Casado al frente del PP. Todos asumen que Pedro Sánchez "hará lo que estime oportuno" y él ya ha dicho que agotará la legislatura hasta finales de 2023 -concluido el semestre de Presidencia española de la UE- o enero de 2024, pero viven con inquietud los designios del presidente del Gobierno.

En conversación con Vozpopuli, un destacado secretario general socialista admite que el debate está reabierto sotto voce, en conversaciones de unos y otros, y cree que, aunque el líder "tiene que decir" que agotará la legislatura, esa opción tiene riesgos. Este barón es partidario de que las elecciones generales sean convocadas antes con un desdoble similar al de 2019, año en que las generales se celebraron el 28 de abril, y las locales y municipales un mes más tarde, "porque así el presidente tiene movilizado a todo el partido". Porque, si Pedro Sánchez lleva las generales a otoño del 2023, "corre el riesgo de que una vez se hayan constituido alcaldías y gobiernos autonómicos, pille al PSOE desmovilizado", advierte.

A este importante dirigente no le desagradaría un 'superdomingo' el 28 de mayo, juntando elecciones generales, autonómicas y locales para lograr esa movilización máxima del socialismo; una agrupación de convocatorias con la que ya se especuló internamente en 2019 y que no comparte un importante alcalde consultado por este periódico. Su argumento también resulta contundente: "Si Pedro convoca antes a las urnas, perfecto, pero juntarlas nos provocaría un voto de castigo a todos porque convertiríamos las tres elecciones en un Sánchez sí/Sánchez no".

En un escenario de crisis económica muy similar al que se puede dar en mayo de 2023, el PSOE perdió en 2011 los gobiernos de Castilla-La Mancha y Extremadura, y las alcaldías de Barcelona, Sevilla y una decena de capitales de provincia que pasaron al PP

Ser los primeros en someterse al escrutinio popular después de cuatro años de pandemia primero y luego de inflación disparada es lo que hace crecer ahora entre los barones y alcaldes del PSOE el temor a otro voto de castigo, a que el 28 de mayo de 2023 no se enjuicie su gestión sino la del Gobierno Sánchez. Y es que en 2011, al cumplirse un año de los primeros recortes económicos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se produjo una extraordinaria pérdida de poder autonómico y municipal para el PSOE.

En la debacle histórica del 22 de mayo de hace once años, Guillermo Fernández Vara perdió el Gobierno Extremeño, José María Barreda el de Castilla-La Mancha, Vicente Álvarez Areces el de Asturias, Marcelino Iglesias el de Aragón y Francesc Antich el de Baleares; y el socialismo en su conjunto perdió las alcaldías de Barcelona, Sevilla, San Sebastian, La Coruña, León, Girona, Palencia, Logroño, Cáceres, Albacete, Las Palmas de Gran Canaria y Palma de Mallorca. Eso sin contar las miles de ciudades de medio tamaño españolas que cambiaron de signo político, la mayoría a favor del PP.

De momento, Pedro Sánchez no se ha visto en la misma tesitura que Zapatero, obligado a un durísimo recorte de 15.000 millones de euros -bajada de un 5% del sueldo a los funcionarios y congelación de pensiones entre otras medidas- que estuvo en el origen de semejante debacle de poder autonómico y local; pero el escenario de estanflación (alta inflación no menor del 6/7% y bajo crecimiento, en torno al 4,5% según el Banco de España) probablemente haga inviable el compromiso del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos de revalorizar las pensiones en función del IPC.

Los socialistas ven con preocupación un posible fiasco de la revalorización de las pensiones a la inflación real, si el IPC acaba en el 7,5% de 2022, porque los jubilados son una bolsa de electorado tradicional socialista

Ese incumplimiento del compromiso del acuerdo de gobierno puede ser el detonante de la ruptura de la coalición de izquierdas, porque Podemos insiste en actualizar las jubilaciones acorde a la inflación, que si llega al 7,5% que prevé el Banco de España a finales de año, supondría para el Estado un desembolso extra de más de 5.000 millones. Y la Comisión Europea va a mirar con lupa las cuentas públicas antes de dar su OK al plan de Sánchez de que siga la barra libre de déficit en 2023 para ganar en las urnas al PP de Feijóo.

Los barones y alcaldes socialistas lo saben; saben que el gobierno de coalición y el llamado bloque de investidura con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Bildu pende de un hilo por las dificultades económica, pero no solo; asuntos como el cambio de postura sobre el Sáhara "también hacen daño", recalca un diputado nacional. Y no quieren ser los paganos en las urnas de una posible crisis del gabinete a finales de este año o principios del próximo.

Lo cierto es que si Juan Manuel Moreno Bonilla adelanta las elecciones autonómicas en Andalucía a este mes de junio, para aprovechar así ese 'efecto Feijóo' y no tener que depender tanto de un Vox crecido en la crisis económica y social a la hora de formar gobierno, como le ha pasado en Castilla y León a su correligionario Alfonso Fernández Mañueco, ya no habrá más citas electorales en el horizonte hasta que el domingo 28 de mayo de 2023 se celebren elecciones municipales, autonómicas, a diputaciones y cabildos en toda España.

Andalucía, la 'puntilla'

Las elecciones andaluzas, además, traerán consigo la primera victoria del PP en esa comunidad en 40 años. En 2018 ganó Susana Díaz, pero no sumó una mayoría para gobernar, y una nueva derrota del PSOE, que desde la repetición de elecciones generales el 10 de noviembre de 2019 únicamente ha vencido en Cataluña -y solo por efecto de la alta abstención independentista, porque Salvador Illa logró en 2021 los mismos 650.000 votos que Miquel Iceta en 2017-, puede ser la 'puntilla' para el ciclo político que Pedro Sánchez inauguró en 2014.

Todas las confrontaciones electorales contra el PP desde entonces las ha perdido: en febrero pasado, Fernández Mañueco batió al ganador en Castilla y León en 2019, Luis Tudanca, pero es que en julio de 2020 el PSdeG quedó tercera fuerza en Galicia por detrás del PP de Núñez Feijóo y del Bloque Nacionalista Galego (BNG); lo cual también ocurriría un año más tarde, el 4 de mayo de 2021, cuando el PSM de Angel Gabilondo perdió estrepitosamente frente a Isabel Díaz Ayuso quedando también tercero y cediendo el liderazgo de la a Mónica García, de Más Madrid.

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