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Así seleccionan las bandas juveniles a sus miembros: una prueba basada en robar y amenazar

La Policía Nacional tiene identificados a 350 personas como miembros de bandas en la Comunidad de Madrid. La presión y vigilancia de los agentes ha hecho que reduzcan sus actuaciones y salgan a la calle sin armas blancas. Tienen fines territoriales pero no buscan el beneficio económico

Jóvenes integrantes de los DDP del coro de Embajadores

Un parque, una cancha de baloncesto, unos bancos o una simple calle. Estos son los principales objetivos por los que se enfrentan las bandas juveniles. "Compiten por el territorio", explica a Vozpópuli un policía nacional experto en estos grupos que ahora centra sus esfuerzos en el dispositivo de seguridad organizado por la Delegación del Gobierno en Madrid.

El pasado 5 de febrero fue el punto de inflexión que hizo girar 180 grados la situación de este tipo de grupos. Esa trágica noche dos jóvenes murieron, Jaime y Diego, en Usera y en Atocha. También hubo otros dos ataques en Parla y Montecarmelo. De esas cuatro agresiones, tres se han resuelto. La investigación del asesinato de Jaime va por buen puerto.

Esa situación también ha sido una advertencia de la Policía Nacional a las bandas. Quien la hace la paga y además va a prisión por ello. La presión de los agentes ha generado que muchos de estos jóvenes se piensen dos veces si protagonizar una 'caída', ir a agredir a otros pandilleros. "Ahora casi no llevan armas encima", apunta este agente.

No mueven los hilos desde la prisión

"La estadística de violencia de las bandas siempre ha sido como una sierra. Desde 2003 hay momentos álgidos y momentos valle", concreta. Siguen estando predominantemente cuatro grupos pero los Latin King y los Ñetas han perdido mucho peso en la sociedad. Ahora las calles son de los Dominican Don't Play (DDP) y los Trinitarios.

La Policía Nacional tiene cifrados en 350 los miembros probados de las bandas juveniles. Sin embargo, muchos de ellos se encuentran cumpliendo pena en prisión y otros en los centros de menores. "No mueven los hilos desde ahí. Suficiente tienen con sobrevivir a la presión de otras bandas", recalca.

El presunto asesino de Isaac

¿Cómo se llega a ser miembro de una banda latina? "Es una captación selectiva. No van a un parque o un colegio y elijen a todos. Llegan por ser amigos de amigos o porque tienen disponibilidad para acompañar al grupo. Hay algunos que tienen clases o deportes y terminan sin unirse a ellos", apunta esta fuente.

Una vez pasan ese primer filtro, los jóvenes tienen otro tipo de pruebas para formar parte de estas organizaciones. Normalmente, son hurtos o robos con intimidación. Aunque es verdad que hay casos más agresivos donde tienen que protagonizar una caída contra miembros rivales.

El peligro de los 'palomeros'

Unos de los casos que más quebraderos de cabeza suponen a los agentes son los denominados 'palomos', 'bulteros' o 'impostores'. Estos jóvenes se hacen pasar por miembros de bandas en redes sociales y luego son extorsionados o amenazados por los 'pandilleros' reales.

Los policías de la Brigada de Información tienen en estos casos que hacer un perfil y análisis en profundidad para esclarecer sí estas personas son miembros de bandas. Visten como ellos, hablan como ellos, se reúnen como ellos y redactan sus mismos mensajes. "Se ponen como objetivo", afirma otra fuente policial. Y es que el número de simpatizantes de estos grupos en redes sociales se puede cifrar en miles.

Otro de los factores que está generando más alarma entre los investigadores de las bandas es la edad de iniciación. Reconocen que siempre ha habido casos de 'pandilleros' de una edad muy temprana pero cada vez se encuentran de forma reiterada con más grupos de menores.

Caídas no programadas

Todos estos miembros tienen un nexo común. Un entorno social desestructurado. No quiere decir que vengan de familias desestructuradas sino que estos menores no encuentran su lugar dentro de la sociedad y en cambio sí se sienten o se identifican como miembros de estos grupos.

Porque estas bandas no tienen un fin económico en sí. Si cometen algún robo ese dinero se lo gastan en drogas, alcohol o fiestas pero su objetivo no es hacerse de oro. Este experto policial explica que las caídas no siempre están organizadas. "Se pueden producir en cualquier sitio. Se encuentran de forma fortuita y ataca el grupo más numeroso o el que porta armas en ese momento", aclara.

Y es que, en su opinión, el problema para atajar la violencia de las bandas es complejo y debería abarcar varios ámbitos de la sociedad. La presión policial no es suficiente para atacar a estos grupos y propone involucrar a la comunidad educativa y los servicios sociales. "Debería haber un Plan Integral contra las Bandas", concluye.

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