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España

Sánchez sopesa diluir las funciones de Lastra en lugar de sustituirla

El secretario general del PSOE tendría que convocar a la Ejecutiva si finalmente opta por nombrar un recambio de la ex número dos del partido

La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, el pasado 3 de julio en Madrid.
La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, el pasado 3 de julio en Madrid. EUROPA PRESS

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sopesa no sustituir a la ex vicesecretaria general del PSOE Adriana Lastra, quien ha dimitido este lunes de su cargo por motivos personales -un embarazo de alto riesgo-. Fuentes socialistas consultadas por este diario señalan que el presidente no tiene intención, por el momento, de mantener el puesto de Lastra, según ha sabido este diario. Estas mismas fuentes aseguran que Sánchez, secretario general del PSOE, puede optar por diluir las funciones de la vicesecretaría general del partido en otros nombres.

Las vacantes en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE son cubiertas por este mismo órgano a propuesta de la Secretaría General y son ratificadas en el siguiente Comité Federal, según explicita el artículo 34.4 de los estatutos que salieron del 40 Congreso del partido. El histórico Alfonso Guerra dejó la vicesecretaría general del partido en 1997 tras 25 años con Felipe Gonzáles al mando de Ferraz. Cuando se fue, el cargo estuvo mas de una década sin ser ocupado hasta que José Luis Rodríguez Zapatero nombró a José Blanco en el 36 Congreso en 2008 y Alfredo Pérez Rubalcaba a Elena Valenciano en 2012.

Uno de los que suena con más fuerza es el de Antonio Hernando. El director adjunto del gabinete de presidencia, viejo conocido socialista que también se postula como ministro en una posible crisis de Gobierno, podría tomar las riendas de las responsabilidades de Lastra. Hernando, el otrora portavoz del PSOE en el Congreso, se deja querer para ocupar un cargo, el de ministro, que siempre anheló. Es más, una fuente que le conoce muy bien explica que siempre le gustó la posibilidad de llevar una cartera ministerial.

La salida de Lastra se produce cuando el partido busca remontar las encuestas adversas acelerando movimientos internos. Lo cierto es que los ánimos en Ferraz y en Moncloa ha estado bajos tras el batacazo en Andalucía. Aunque el 'subidón' de la cumbre de la OTAN que, consideran, ha elevado el perfil de Sánchez, y el debate del estado de la nación, han subido la moral de los socialistas.

Un momento convulso

Pero el radar demoscópico del Gobierno sigue detectando a los votantes progresistas desmovilizados. Es más, fuentes gubernamentales aseguran que ese es el principal problema que enfrenta la coalición de Gobierno junto al dato inflación (10,2%) que, reconocen, les mata mes a mes.

El PSOE vive un momento convulso. La debacle andaluza está acelerando movimientos internos que cuestionan el rumbo del partido y que, además, señalan a Moncloa como responsable de los males electorales que aquejan a los socialistas. La propia Lastra mantenía un enfrentamiento con el secretario de organización, Santos Cerdán. Y todo porque Lastra estaba tomando posiciones ante la previsible caída del líder, Pedro Sánchez.

El engranaje socialista está preocupado por la comunicación del partido, donde la Ejecutiva espera cambios de algún tipo pese a que Sánchez respaldara a todos en sus respectivos puestos. Los socialistas salieron del último congreso de octubre reunificados. La ultima renovación de Gobierno de Sánchez sacó de la primera línea al gran enemigo íntimo de los socialistas, Iván Redondo, para situar como jefe de gabinete a Óscar López.

Un movimiento que se vio como un giro hacia el PSOE para que Ferraz tuviera mando en el núcleo duro de Moncloa y para olvidar de una vez la ruptura traumática entre el 'sanchismo' y el viejo aparato socialista. La propia Lastra salió entonces de la portavocía del Congreso a la que escaló Héctor Gómez, según estas fuentes, porque Sánchez quería frenar los movimientos de la vicesecretaria general.

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    xaxonem

    Sánchez hará cualquier cosa que le deje cogerse a la silla como a un clavo ardiendo. La cuestión es salir en la foto.