España

Sánchez permite a las 'embajadas' de la Generalitat actuar en nombre del Estado catalán

Los pactos de Sánchez con el separatismo catalán destruyen la triple estrategia jurídica, política y comunicativa que pactaron PP y PSOE para combatir el relato independentista en el exterior

Sánchez recurre a Pegasus y la operación Cataluña para acercarse a ERC y “quitarse encima” a Puigdemont
Félix Bolaños, Pedro Sánchez y Gabriel Rufián, en el Congreso EUROPA PRESS / Eduardo Parra.

Los pactos de Pedro Sánchez contra el separatismo catalán han permitido a los partidos independentistas retomar su agenda internacional a lo largo de los últimos años. Las embajadas de España en el mundo asisten impotentes a la labor que desarrollan las delegaciones de Cataluña en el exterior, cuyos responsables se presentan como representantes de un Estado catalán mientras el Gobierno mira hacia otro lado, según explican fuentes diplomáticas a Vozpópuli.

La creación de una especie de cuerpo diplomático catalán es un paso más en la estrategia internacional del independentismo. Su objetivo es doble. Por un lado, socavar el nombre de España por tierra, mar y aire. Y, por otro, tejer complicidades a favor de un referéndum de autodeterminación. El 1 de octubre del 2017 no lo consiguieron, pero la tensión que vivieron los diplomáticos españoles aquellos días temiendo algún tipo de reconocimiento a aquella consulta no se les olvida.

La acción de las delegaciones catalanas es monitorizada por las embajadas, pero se les deja hacer porque no hay instrucción política en contra del Ministerio de Asuntos Exteriores. Algunas embajadas han enviado puntualmente notas escritas al Ministerio que dirige José Manuel Albares denunciando actuaciones "especialmente graves" de la representación catalana. Nunca han recibido respuesta. Ni siquiera, dicen, un "tomamos nota".

La impotencia de las embajadas

Muchas veces son los propios países, con buenas relaciones con España, los que han avisado a las embajadas de la agenda de los delegados catalanes. Incluso se han ofrecido a tumbar las reuniones si era necesario. Pero las legaciones diplomáticas, atadas de pies y manos, no han tenido más remedio que hacer la vista gorda a esos encuentros.

Esta situación y el nuevo cuerpo de Acción Exterior catalán han supuesto un retroceso a la casilla de salida con respecto a la estrategia que adoptó nuestro país tras el procés del 2017 y la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

Los cinco años de Sánchez en La Moncloa, y en especial tras la salida de Josep Borrell del Ministerio de Exteriores, han supuesto la destrucción de una estrategia armada por el PP y el PSOE en su momento para ganar el relato internacional al separatismo.

Sánchez se carga una triple estrategia

Esta estrategia tenía tres patas: la jurídica, la política y la comunicativa. La parte jurídica se dedicaba a la construcción del armazón legal para ejecutar el cierre de las mal llamadas embajadas catalanas y el Diplocat. El objetivo era distinguir entre las oficinas de intereses de las comunidades autónomas en el exterior, reconocidas por la Constitución, y lo que hacía la Generalitat al arrogarse el papel de interlocutor internacional que no le corresponde.

En cuanto a la política, el Ministerio circulaba indicaciones específicas a las embajadas para reunirse y explicar a los gobiernos de otros países la situación en Cataluña y prevenirles sobre posibles contactos. En este caso se hacía especial hincapié en vetar reuniones con el entramado de Carles Puigdemont en Waterloo y ese oscuro Consejo de la República que ahora va a decidir el Gobierno de España.

La parte comunicativa estaba liderada por España Global (antes Marca España), que elaboraba informes y argumentos para los diplomáticos. Y se encargaba de que las embajadas estuvieran presentes en foros académicos, universitarios y científicos, entre otros, para defender la posición de España ante posibles ataques del independentismo.

El papel de los 'diplomáticos' catalanes

Todo este andamiaje, dicen estas fuentes, se ha desmoronado. Y los diplomáticos prevén que con Puigdemont en la ecuación de la investidura y la desidia a la que se ve obligado Exteriores por los pactos, el separatismo lance una acción propagandística a gran escala. Para ello se servirán del nuevo cuerpo de funcionarios de Acción Exterior anunciado `por la Generalitat esta semana.

El Gobierno no se ha pronunciado todavía sobre la creación de este grupo. El líder del PSC, Salvador Illa, ha pedido este jueves que la acción exterior de la Generalitat sea "respetuosa" y opere "dentro de los límites del Estatuto de autonomía. La ley que ampara este Cuerpo se votará en el Parlament.

El PP ha registrado varias preguntas en el Congreso para saber, por un lado, si este cuerpo forma parte de los acuerdos de investidura de ERC y Junts per Catalunya con Sánchez. Y, por otro, qué competencias tendrá dicho grupo y si el Gobierno valora dar alguna respuesta a la Generalitat ante "la vulneración de competencias exclusivas del Estado, tal y como señala el artículo 149 de la Constitución Española.

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