Política

Rajoy pactó con Sánchez y Rivera elecciones en Cataluña el 28 de enero

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

El Gobierno no ha aprobado todavía las medidas que conlleva la intervención de la Generalitat de Cataluña vía artículo 155 de la Constitución -lo hará hoy- y ya hay polémica entre PP, PSOE y Ciudadanos... por la fecha de las elecciones. A nadie se le oculta que el objetivo último es quitar a Carles Puigdemont la competencia para convocar esos comicios; el problema radica en qué entiende cada uno de los tres por "cuanto antes".

Ayer, el presidente de C's, Albert Rivera, reveló que el pasado miércoles había "pactado" con Mariano Rajoy que esas elecciones serán en enero -domingo 28, porque cualquiera de los anteriores obligaría a hacer campaña en Navidad- horas después de que la exministra socialista Carmen Calvo dijese lo mismo en una entrevista.

Rivera, que ya intentó una moción de censura con Inés Arrimadas de candidata a la presidencia de la Generalitat para desalojar a Puigdemont después del pleno del 6 y 7 de septiembre, es de los convencidos de que los soberanistas pueden perder en votos aún por más distancia que en las elecciones del 26 de septiembre de 2015 (48% de sufragios mientras que Ciudadanos, PSC, PP y Catalunya Si que es Pot se repartieron el resto). Ayer volvió a repetir que hay que "quitar a Puigdemont con votos", no con un gobierno provisional decidido en un despacho y prolongado en el tiempo.

Fuentes socialistas de toda solvencia confirman a Vozpópuli que Pedro Sánchez, por su parte, pactó también con Rajoy elecciones en enero cuando ambos se vieron en secreto el martes. Y así quedó sobreentendido el jueves durante la reunión de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con la interlocutora socialista, Carmen Calvo, en La Moncloa.

Es tal la unidad de acción entre los dos grandes partidos que ambas estaban juntas a las 9.50 en el despacho de la primera cuando llegó la respuesta insatisfactoria del presidente catalán al ultimátum. Se pusieron inmediatamente a trabajar sobre los detalles de esa aplicación mínima del 155 que habían acordado dos días antes los líderes de los dos partidos. Y de ahí que saliera el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, a las 11.45, a aclarar que los socialistas solo apoyarán una intervención "muy, muy limitada" y "breve" en el tiempo, para no dar sensación de que el Estado anula el autogobierno catalán.

El presidente del Gobierno echó ayer un jarro de agua fría a las aspiraciones de PSOE y Ciudadanos: la fecha de las elecciones "es algo que todavía no está determinado"

Pero ayer, durante la rueda de prensa en Bruselas, Rajoy ya no fue tan claro como lo fue en privado días atrás con Pedro Sánchez y Albert Rivera. Previamente, el PP y el Gobierno se habían tirado toda la mañana resistiéndose a confirmar lo que la exministra Calvo había dicho en ' Los Desayunos de TVE' y en Antena 3. Incluso ella luego se rectificó a sí misma diciendo que lo de elecciones en enero es "la posición del PSOE". 

El presidente del Gobierno se resistió a confirmar elecciones el 28 de enero -"el límite temporal es algo que no está todavía determinado"- y en Madrid, tras el Consejo de Ministros, el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, señaló que es un poco "prematuro" hablar de fechas cuando ni siquiera se han aprobado las medidas del Consejo extraordinario de hoy.

En el trasfondo de esa aparente marcha atrás está la resistencia de un sector muy notable del PP, con el presidente del PP catalán, Xavier García Albiol, al frente, que prefiere unas elecciones en primavera -abril o mayo- para dar tiempo a un desalojo total del independentismo de la Generalitat no solo en los cargos políticos sino entre altos funcionarios de todas las consejerías, Mossos d'Esquadra y los medios de comunicación públicos (TV3, Catalunya Radio y otros); y, sobre todo, para que se apague el eco de la segura victimización que va a hacer el soberanismo de todo el movimiento y de Puigdemont en particular. 

Entienden que solo así se garantizará unas elecciones en igualdad de condiciones entre los dos bloques como para que los constitucionalistas puedan ganarlas sin riesgo a un "pucherazo" como el que se vivió en el referéndum ilegal el uno de octubre con personas votando varias veces y otras irregularidades.