Pedro Sánchez se parapeta en sus compañeros y vuelve a erigirse en la encarnación del socialismo. Una suerte de vuelta a los orígenes y al Manual de resistencia. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE ha reunido este miércoles a sus diputados y senadores en el Congreso y les ha dicho que decidió sacrificar el final de su legislatura adelantando las elecciones generales por ellos. "Tomé la decisión con mi conciencia. Es lo que os digo más allá de las especulaciones. Y pensando en mis compañeros, porque ningún líder puede mirar para otro lado cuando los suyos sufren un castigo tan inmerecido y tan injusto", ha espetado el presidente.
El líder del PSOE, que ha obviado hacer cualquier tipo de autocrítica, ha comenzado a lanzar el mensaje a los españoles de que el próximo 23 de julio deberán elegir entre él y un gobierno de PP y Vox que estará, asegura, dispuesto a derogar toda su acción de gobierno: desde la subida del SMI hasta la eutanasia pasando por el aborto: "Todos podemos entender que derogar el sanchismo para PP y Vox es destruir lo construido; desmantelar lo conquistado; derogar todos los derechos aprobados estos últimos cinco años".
Sánchez ha atacado frontalmente al PP, a quien ha denominado sin tapujo alguno "derecha extrema", mientras sus diputados y senadores aplaudían con fervor pese a las críticas que asoman en Ferraz a su estrategia.
El presidente ha advertido a los suyos de que hay "fuerzas poderosas" intentando subirse a la "ola reaccionaria" que quiere parar para que Alberto Núñez Feijóo no deshaga la maleta en Moncloa. Y ha puesto el ejemplo de lo que enfrentó en su día la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, con quien Sánchez se reunió este martes en Moncloa. "Fue acusada de organizar una trama de trata de personas en una pizzería. No es en broma. Es muy enserio", ha advertido Sánchez.
Hablarán de que hay que detenerme como responsable de un pucherazo Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
El presidente es consciente de que debe afrontar la campaña de las elecciones del 23 de julio en clave de confrontación. Toca movilizar a todos los que Moncloa piensa que no se movilizaron. El cálculo de Ferraz es que la derecha está muy movilizada, que todos los que quieren decirle 'no' a Sánchez ya se lo han dicho el domingo pasado. Por eso, siguiendo el ejemplo de Clinton, el presidente ha advertido a los suyos de que la derecha "hablará de pucherazo". "Y otros hablarán de que hay que detenerme como responsable de ese pucherazo. Ya lo ha hecho y lo van a volver a hacer. Tampoco es nuevo. Sus maestros norteamericanos lanzaron a una turba enloquecida al asalto del Capitolio para denunciar un falso pucherazo en las elecciones que perdió Trump contra Biden", ha espetado Sánchez.
El ánimo del PSOE está bajo. Pero Sánchez intenta subir la moral. Los socialistas confían en movilizar al partido para la campaña que viene pese al fiasco del 28-M, aunque sea por las ganas de venganza. Con eso cuenta el presidente, con la rabia de quienes han sido desalojados del poder institucional. Y ese es el motivo por el que el PSOE está planteando una campaña de dura confrontación con el PP.
"Necesito contar con el mayor respaldo social para continuar con la agenda de transformación social. No estoy dispuesto a que el PP y Vox conviertan la presidencia europea en un barrizal. Por esto he convocado las elecciones para el 23 de julio. Toca aclarar las cosas y saber qué es lo que queremos como sociedad", ha desgranado el presidente del Gobierno ante los suyos.
