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España

El policía que filtraba datos a ‘Billy el Niño’, entre los procesados del 'caso Villarejo'

José Antonio González Pacheco, Billy el Niño, tras acudir a la Audiencia Nacional

El policía franquista acusado de múltiples torturas, José Antonio González Pacheco, alias ‘Billy el Niño’, gozó de predicamento en sectores del Cuerpo hasta muchos años después de su jubilación. Recientemente fallecido por coronavirus, era uno de los receptores de datos confidenciales que salían de la Comisaría General de Información. Su persona de contacto era el inspector Constancio Riaño, uno de los policías procesados por la Audiencia Nacional en la primera causa del caso Villarejo.

El juez que investiga las actividades del polémico excomisario dio este jueves el primer paso para sentar en el banquillo a José Villarejo y a uno de sus policías de confianza, Enrique García Castaño. Son un total de 14 procesados entre familiares y clientes de Villarejo y expolicías ya retirados. Están implicados en la pieza Iron, una de las muchas que integran la macrocausa. Se les acusa de cohecho, tráfico de influencias, revelación de secretos o falsedad en documento mercantil.

Las pesquisas policiales han permitido descubrir que Villarejo cobraba grandes sumas de clientes adinerados. Le contrataban para hacer investigaciones privadas. Como valor añadido, el comisario usaba información de bases de datos confidenciales. De forma paralela, este caso ha puesto de relieve años de trasiego de datos privados sin control judicial y al margen de investigaciones oficiales.

García Castaño acusó a Riaño

Un ejemplo es el nexo entre Riaño y 'Billy el Niño'. Riaño está jubilado desde 2016. Había estado destinado muchos años en Barcelona. Pasó 20 años fuera del Cuerpo. En la actividad privada fue jefe de seguridad de La Caixa. Al volver a la Policía, fue destinado a la Unidad Central de Apoyo Operativa (UCAO), integrada en la Comisaría General de Información. 

Es una unidad sensible encargada de manipulación de confidentes y de prestar a las unidades investigadoras aparatos como micrófonos, balizas para escuchas y seguimientos. Al frente de esa estructura estaba Enrique García Castaño, más conocido como El Gordo. Este periódico avanzó que fue el propio García Castaño quien acusó a Riaño de haber filtrado datos a González Pacheco sin autorización suya ni la supervisión judicial. Según publicó eldiario.es, 'Billy el Niño' tenía una empresa de seguridad que facturó 700.000 euros durante el tiempo que estuvo percibiendo bajo cuerda información confidencial.

En octubre del año pasado, Riaño compareció en la Audiencia Nacional como investigado ante el juez del caso Villarejo, Manuel García Castellón y los fiscales anticorrupción. Los representantes del ministerio público ya habían tomado testimonio a García Castaño y le preguntaron a Riaño si había filtrado datos policiales fuera de los canales ordinarios

"El señor 'Billy el Niño'"

El investigado lo negó varias veces. Recurrió incluso a salidas poco ortodoxas como cuando dijo que era más fácil que un elefante volase a que él cometiese cohecho. Se defendió culpando a su superior de saltarse los controles. Pero en el turno de preguntas del abogado de García Castaño, Riaño derrotó: “Ya sé por dónde va. A todas las persona he intentado ayudar en mi vida y un señor al que le califican de no sé qué, que todavía no hay ninguna sentencia, le estaban aterrorizando y le estaban amargando la vida, el señor 'Billy El Niño'”.

Riaño explicó que al exinspector González Pacheco le seguían constantemente y le pidió ayuda. Según dijo, le preguntó por matrículas de coches. También admitió la posibilidad de que le hubiese facilitado datos telefónicos de particulares. En su declaración, Riaño desveló que el policía franquista vivía con miedo de que alguno de sus enemigos le quisiera matar: “Está enfermo ese señor por eso”. “Le daba la información, por supuesto que sí. Porque tengo la obligación de ayudar a todos los ciudadanos de país”, concluyó.

El letrado le recordó que sobre Billy el Niño pesaba en ese momento una orden internacional de detención cursada por la jueza argentina María Servini por crímenes de lesa humanidad. “Esa señora ¿quién es?”, replicó Riaño.

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