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España

La otra cara de la guerra de lonas: de infringir la LOREG a delitos de odio contra las empresas de publicidad

La campaña del 23-J se ha centrado en esta vieja 'arma' política. Vozpópuli ha podido hablar con Pamdamedia, compañía que se ha visto atacada por ultras de izquierda

Lona de Vox en el centro de Madrid. EP

En política, nada funciona mejor que las cosas a la antigua usanza. Si no me creen, párense a pensar un instante en la polémica por la guerra de lonas. Un método de propaganda electoral tan sencillo como abrumador. El 2023 será recordado, en clave política en España, como el año que dos elecciones cambiaron el rumbo de la nación.

La cita del 28-M, que trajo consigo un tsunami de votos para el Partido Popular, hizo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantase los comicios generales al 23 de julio. Fecha que ya rozamos con las yemas de los dedos.

Debates, actos de campaña y mucha agitación en redes sociales. El cóctel perfecto para un estudio sociológico que podrá enseñarse en los futuros grados de ciencias políticas. Sin embargo, la atención la ha copado por completo las lonas colgadas de las fachadas de varios edificios por toda la nación.

Una herramienta, la de la publicidad, con décadas de bagaje a sus espaldas, que sigue transmitiendo los mensajes electorales con una fuerza mucho mayor que esos aburridos mítines llenos de aduladores y cuya trascendencia no va más allá de clips virales.

Todos los partidos han decidido utilizar esta vía para la campaña o precampaña del 23-J. Fue Vox el que señaló el camino al resto de formaciones cuando, el pasado 17 de junio, desplegó una lona en la madrileña calle de Alcalá que rezaba "decide lo que importa". De este modo, el partido de Santiago Abascal cargaba contra diferentes colectivos como el LGTBIQ+, feminismo y Agenda 2030.

En ella se apreciaba una mano tirando a la basura los símbolos de los colectivos anteriormente citados, dejando claro que no eran idearios muy acordes a lo que defiende Vox. La lona fue inmediatamente denunciada por el PSOE ante la Junta Electoral Central, además de abrirse una comisión por presunto delito de odio.

La izquierda, lejos de amilanarse, copió esta estrategia. Los socialistas colgaron en Gran Vía una nueva lona advirtiendo del retroceso que supondría, bajo su prisma, un Gobierno de PP y Vox. El colectivo LGTBIQ+ situó en la plaza Pedro Zerolo un mensaje de apoyo en el que se podía ver una mano arrancando el rostro de Alberto Núñez Feijóo, al mismo tiempo que tras su piel aparece la cara de Santiago Abascal.

Greenpeace no perdió la oportunidad de llamar la atención. Tuvo a bien situar en la Puerta de Alcalá una lona que decía "¿Os la suda el cambio climático?", y que tenía la faz de los cuatro principales líderes políticos del 23-J: Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Yolanda Díaz y Santiago Abascal.

Por último, Vox respondió el miércoles 12 de julio con una última lona en la que acusaba a Pedro Sánchez de poner "a cientos de monstruos en la calle”. Desokupa también cargó contra el líder del Ejecutivo nacional con un slogan que llama a "desokupar la Moncloa".

Consecuencias legales y económicas de las lonas

Tras este batiburrillo de mensajes cruzados, auge de las lonas y cascada de reacciones en ambos lados de la política nacional, hay que explicar las consecuencias que pueden tener estas acciones, tanto a nivel legal como económico.

La primera denuncia, la interpuesta por el PSOE a raíz de la primera lona de Vox, se resolvió por parte de la Junta Electoral Central con la obligación de retirarla de forma inmediata tras incumplir el texto legal del artículo 53 de la LOREG por tratarse de un acto de campaña fuera de los plazos establecidos. Sin embargo, la JEC no entró en posibles delitos de odio, ya que "no es competente" sobre ello.

Del mismo modo, la lona de Desokupa fue denunciada ante la Junta Electoral de Madrid por parte del PSOE y ERC, pero esta falló diciendo que "las actuaciones denunciadas están amparadas por el derecho fundamental a la libertad de expresión, al no poder considerar que estén directamente encaminadas a captar votos favorables para una candidatura, sino a exteriorizar posiciones críticas o discrepantes con las posiciones defendidas por determinadas formaciones políticas". El alcalde de Madrid también anunció que iba a emprender acciones legales contra Greenpeace por su mensaje en la capital española.

Así mismo, el sábado 15 de julio, la Junta Electoral de Madrid requirió a Fundación Avaaz, dueña de la pancarta desplegada en la plaza Pedro Zerolo, que retire la palabra 'vota' de la lona interpuesta en el madrileño barrio de Chueca y bautizada como '23J, vota contra los pactos del odio'.

Aunque el foco mediático ha recaído mayormente sobre Vox y Desokupa, sin menciones al resto de colectivos y partidos que han difundido mensajes contrarios, hemos dejado de contar una consecuencia indirecta de estos mensajes. Y es el odio que se ha vertido contra las compañías publicitarias que han recibido el trabajo de colgar estas lonas.

En este caso, hablamos de la empresa Pamdamedia, encargada de colocar la lona de Vox del pasado junio, la que cargaba contra los tres mencionados colectivos. Vozpópuli ha hablado con ellos, y nos han contado que llevan semanas sufriendo insultos, vejaciones y toda clase de odio en sus redes sociales, las cuales han tenido que poner privadas durante casi una quincena por culpa de estas represalias.

La ignorancia es un mal endémico de las sociedades contemporáneas, y es algo que hay que erradicar porque provoca y fagocita sentimientos de odio en las personas. Tras la catarata de insultos, Pamdamedia colgó en su cuenta de Instagram un post alegando que son una empresa que está para dar de comer a sus trabajadores y vivir de ello, y que ellos no trabajan para ningún partido político.

Lo hicieron compartiendo una imagen de la lona de Vox y la lona situada en Chueca, la cual carga contra Vox y que ellos mismos también colgaron.

Además de aguantar el chaparrón mediático, la empresa sufrió un ataque en su lona por parte de la plataforma Futuro Vegetal, quienes vandalizaron su trabajo. Al contar con un seguro de responsabilidad civil, este tipo de problemas derivados de actos vandálicos no se los cubre nadie, teniendo que salir el dinero directamente de su bolsillo.

Hasta han recibido llamadas de medios de comunicación (que prefieren no citar) pidiendo explicaciones de por qué "sirven" a la ultraderecha. Como ven, la guerra de lonas ha dejado más vencedores que vencidos. Una verdadera pena.

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  • F
    filoxera

    Quemar una bandera de España o insultar al Rey no es delito pero poner un cartel haciendo alusión a grupos variopintos si, Un delito fiscal no prescribe pero un asesinato si, háganselo mirar señores políticos.