Un incendio desahucia a unos okupas en Madrid: los vecinos sufrían un infierno de violencia

Los vecinos del número 41 de la calle Vizconde de Arlesson, en Puente de Vallecas, llevaban más de un año sufriendo en sus carnes la violencia de un grupo de okupas. Amenazas, suciedad y lanzamiento de objetos eran su 'pan de cada día'. Un incendio ha terminado con este infierno y el propio dueño de la casa ha conseguido tapiar la puerta para que no puedan volver a acceder, según confirma a Vozpópuli Javier Prudencio Morillas, el letrado que defiende los intereses del dueño.

Las llamas se originaron la madrugada del lunes en este piso okupado en la segunda planta. Un colchón de un dormitorio ardió y una de las 'inquilinas' resultó gravemente herida. Los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid acudieron al domicilio para extinguir las llamas, según han informado a Vozpópuli fuentes de Emergencias Madrid. Los sanitarios del SAMUR-Protección Civil atendieron en la casa a una mujer de 35 años con quemaduras en el 20% de su cuerpo y con quemadura inhalatoria. Se teme por su vida.

Para los vecinos este suceso fue 'crónica de un incendio anunciado'. Llevaban más de un año viviendo al límite por la situación de esta vivienda, tal como explica el abogado a este medio. Morillas lleva más de dos décadas especializado en el derecho inmobiliario. En este caso defiende a una pequeña sociedad mercantil que interpuso la demanda contra estos inquilinos por impago en marzo de 2022. De repente y sin previo aviso dejaron de pagar el alquiler de la casa.

Todo tipo de violencia en la casa

Una de la chicas tuvo que abandonar el inmueble poco después por tener una orden de alejamiento sobre la otra. Ese fue el comienzo de la violencia de los okupas. La mujer que se quedó en el domicilio recibió diferentes tratamientos por su adicciones, "como se llegó a demostrar en la vista del juicio" que se celebró el pasado mes de enero.

En ese inmueble se han vivido "toda clase de actos de violencia". Desde peleas internas hasta un conato de incendio hace pocos meses. Los okupas arrojaban al patio común, y a los edificios aledaños, objetos inflamables, basura, papel higiénico. Hacían la vida imposible al resto de propietarios. "Destruyeron las cámaras del ascensor de la comunidad. En las imágenes se ve como una de las okupas la rompe", confiesa el abogado de la propiedad.

"Convivencia imposible" con los okupas

Este ambiente irrespirable se acumuló hasta que el 17 de abril los vecinos explotaron. El presidente de la comunidad trasladó al juzgado una denuncia firmada por 34 propietarios, del edificio y de inmuebles cercanos, para describir la situación de "alto riesgo" y la "convivencia imposible" que sufrían.

El panorama "desesperado" también lo sufría en sus carnes el propio propietario del piso que "más allá del impago" también mostraba su preocupación por los "riesgos" que se podían originar en el inmueble. Todo este proceso se aceleró de forma natural la madrugada del lunes.

El propietario tapió la entrada

El incendio que se vivió en el piso fue la oportunidad perfecta para poder recuperar la propiedad. El abogado y el dueño intentaron contactar con empresas de albañil de guardia de 24 horas. Fue imposible. El propietario se presentó en la casa a las 7.30 de la mañana del lunes y, con el inmueble vacio, tapió la entrada para que no accediera nadie.

Todo ello con el temor de fondo de que los okupas intentaran una nueva jugada. Y es que los vecinos vieron medorear horas antes a uno de los 'inquilinos' conocidos. La máxima preocupación solo duró unas pocas horas y el infierno acabó. El objetivo fue conseguido: la casa permanece cerrada.