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Juanma Moreno y los modales del gato montés

“Daba gusto trabajar con él”, dice hoy alguno de sus antiguos subordinados. Él decía entonces que para sacar adelante todo aquello había cosas que arreglar: “Hay talento, pero también mucha descoordinación y… demasiados políticos”

Juanma Moreno y los modales del gato montés

Juan Manuel Moreno Bonilla nació en Barcelona el 1 de mayo de 1970, “festividad de San José Artesano”, como se decía en España cuando él llegó al mundo. Es el segundo de los hijos que tuvieron Juan Moreno Conejo, delineante, más tarde taxista y luego dueño de una droguería, y María Bonilla, que trabajó en unos grandes almacenes. La suya es, por tanto, una familia humilde de emigrantes andaluces a Cataluña que se volvió a Málaga (al barrio de Cártama) cuando el pequeño Juanma tenía tres meses. Como miles de familias más, la de Juanma está “partida en dos”: en la rama materna abundan los socialistas y en la paterna los conservadores. Eso quizá explica muchas cosas de la personalidad de Moreno Bonilla.

Su formación fue irregular. Empezó EGB en el colegio Giner de los Ríos, de Málaga. Siguió con el bachillerato y el COU en lo que hoy es el IES nº 1 “Universidad Laboral de Málaga”. Luego empezó Psicología. Más tarde, Magisterio. No terminó ninguna de las dos. Habría de esperar unos cuantos años para conseguir, ya en Madrid, algunos títulos de Protocolo y Organización de eventos, de gestión pública, de dirección de empresas. Pero en aquellos años malagueños el joven Juanma hacía lo que podía. Trabajó en una pizzería. También como vendedor o comercial en alguna empresa. No tenía mala voz y le dio por cantar en algunos grupos de pop-rock con nombres de lo más sugerente para alguien a quien le gusta la política, como Lapsus Psíquico o Falsas Realidades: pecadillos que el Señor, en su misericordia, sin duda le habrá perdonado.

A los 19 años (estamos hablando de 1989) acudió a un mitin que daba José María Aznar y se convirtió. Quiere esto decir que se afilió al PP, donde por fin se encontró cómodo y halló su sitio. Esto tiene que ver, sin duda, con su personalidad. Juanma Moreno es un tipo tranquilo, sonriente y sosegado, nada amigo de extremismos ni de vocinglerías. Es, por decirlo de una vez, una buena persona, alguien en quien se puede confiar y que nunca te apuñalará por la espalda. A pesar de estos evidentes defectos ha logrado un indiscutible éxito en política.

Era atractivo, elegante sin llegar al atildamiento ni a la cursilería, sabía sonreír y sabía hablar. Su discurso era sencillo, comprensible y sobre todo sincero. Su carrera no fue lo que se dice meteórica pero sí sólida, porque otra de las características de su forma de ser es la paciencia. Entre pizza y pizza, le eligieron portavoz de la Asociación Popular de Estudiantes en la universidad. Luego, presidente de Nuevas Generaciones del PP malagueño. Más tarde, el mismo puesto pero de toda Andalucía. Celia Villalobos, la imprevisible alcaldesa de Málaga, que tiene debilidad por las buenas personas, le metió en las listas de las elecciones municipales de 1995 y Juanma, con 25 años, se vio convertido en concejal de Juventud. Al año siguiente lo eligieron presidente nacional de Nuevas Generaciones, cargo que ocupó durante cinco años y que le obligó a vivir entre Málaga y Madrid, quizá más en Madrid.

Muchos se lo habrían creído. Él no. No le sobraba el tiempo pero hacía cosas un tanto curiosas. Un periodista le convenció para escribir una columnita en Diario16. El problema era que aquella columnita era volandera y fortuita. A Juanma le llamaban del periódico cualquier día, nunca se sabía cuándo, siempre por la mañana, y le proponían un tema controvertido.

Él tenía que decidir si estaba a favor o en contra de lo que fuera, y entonces le rogaban que escribiese medio folio… ¡en tres o cuatro horas! Muchos opinatólogos profesionales se negaban o se excusaban, pero el presidente de Nuevas Generaciones del PP, que iba siempre corriendo de un sitio a otro, de un despacho a otro y de una reunión a otra, no falló ni una sola vez. ¿Por qué hizo aquello? Pues por lo que ha hecho tantas cosas en la vida: por lealtad personal, por amistad, porque los compromisos están para ser cumplidos. Eso sí, lo difícil era conseguir que Juanma Moreno se pusiese radicalmente en contra o a favor de algo, lo que fuese. Salvo que se tratase de crímenes, siempre veía cosas buenas y cosas malas en todo lo que se le proponía.

En aquel tiempo (finales de los 90) fue elegido diputado por Málaga en el Parlamento de Andalucía. Con el cambio de siglo, el partido decidió presentarlo al Congreso de los Diputados. En 2000 fue elegido por Cantabria (¿qué hacía un “malaguita-malaguita”, como él mismo se define, en Cantabria?) y luego, de 2007 a 2011, siempre diputado por Málaga. Aquel joven que parecía caerle bien a todo el mundo daba saltos políticos que parecían de felino cazador, pero en realidad estaba para hacer el trabajo que le encargasen allí donde hiciese falta. No tenía, como otros, una ambición desmedida, no era de los que mataban a su madre por un puesto más alto en las listas o por una vicesecretaría. Pero compensaba su peligrosa bondad con un instinto natural para evitar los errores y las trampas.

Que había muchas. Le caía bien a Aznar, se ganó la confianza de Soraya, se llevaba bien con Cospedal, Javier Arenas le tenía aprecio y Rajoy se fiaba de él, entre otras cosas porque sabía mucho de política municipal y autonómica. Lo extraño es que nadie se ocupase de crucificar a tiempo a aquel tipo incapaz de traicionar a nadie ni de hablar mal de sus amigos. Porque enemigos tenía pocos.

El penúltimo día de 2011 Rajoy le nombró secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Estuvo allí tres años largos. Se ocupó del Plan Estratégico para la Infancia y la Adolescencia, de la violencia de género, de los derechos de las personas con discapacidad y del Plan Nacional de Inclusión Social. “Daba gusto trabajar con él”, dice hoy alguno de sus antiguos subordinados. Él decía entonces que para sacar adelante todo aquello había cosas que arreglar: “Hay talento, pero también mucha descoordinación y… demasiados políticos”.

En marzo de 2014 lo eligieron presidente del PP de Andalucía. Increíblemente, no se alarmó nadie ni le pararon los pies a tiempo. Lo reeligieron en 2017, pero esta vez con el voto directo de los afiliados: logró el 99% en la primera vuelta y el 95% en la segunda, que se dice pronto. De 2014 a 2017 también fue senador por Andalucía, por designación del Parlamento autonómico. Y en enero de 2019, tras lograr acuerdos con Ciudadanos y con los de Vox (que no querían dejar que ganase la izquierda e hicieron lo que se les pidió), Juanma Moreno Bonilla fue elegido presidente de la Junta de Andalucía. El primer presidente no socialista en toda la historia de la institución, que comienza en 1978. Reemplazó a Susana Díaz, con la que siempre ha mantenido una buena relación personal.

Su presidencia no ha sido fácil. Además de hacer lo que tenía que hacer (el impuesto de sucesiones, el metro de Málaga, cien cosas más), Juanma Moreno tenía que lidiar con sus peligrosos “aliados” de Vox, cada vez más crecidos e intemperantes; con la combativa reorganización del PSOE andaluz, que fue encomendada a Juan Espadas, y también con el presidente de su propio partido, Pablo Casado, que era exactamente su opuesto. Moreno era tranquilo, dialogante, sosegado y sereno; Casado parecía poseído por el espíritu del Cid Campeador y no había día en que no le gritase algo a alguien, con razón o sin ella. Cuando el partido (singularmente el grupo parlamentario del Congreso), capitaneado por Isabel Díaz Ayuso, se sublevó contra la diarquía Casado-Egea y los derribaron en pocos días, Juanma Moreno, presidente de Andalucía, fue de los que menos leña hizo de los árboles caídos: ni se ensañó con nadie ni tomó aquello como un triunfo sobre nadie. Pero es evidente que su sintonía con el nuevo líder, Núñez Feijóo, es mucho mayor que con Casado. Al menos en su forma de ser.

Ahora Juanma Moreno Bonilla ha convocado elecciones anticipadas en Andalucía para el domingo 19 de junio. Otro salto felino. Él dice que la decisión ha sido solamente suya, no de Feijóo, pero es sencillamente inconcebible que el presidente del PP no esté, como mínimo, de acuerdo. Moreno tiene la oportunidad de ganar por primera vez las elecciones andaluzas, ya que en las últimas (diciembre de 2018) quedó segundo por detrás de Susana Díaz, aunque el presidente fuese él. En mes y medio veremos si la carrera ascendente de este Quiet man (el hombre tranquilo), que habría dicho John Ford, culmina con el reconocimiento de la ciudadanía o si se ve preso de las fieras. De momento ya ha alertado sobre el discurso “radical e incendiario” de su previsible rival de la extrema derecha, Macarena Olona.
La palabra la tienen los andaluces. Pero es sabido que los gatos caen siempre de pie.

Los modales del gato montés

El gato montés europeo (Felis silvestris silvestris) es uno de los animales emblemáticos de Andalucía, aunque puede hallársele en toda la península ibérica y en gran parte de Europa, siempre en zonas boscosas. Es gris, levemente atigrado y con unas curiosas rayas negras en la cola. Es un animal elegante y armonioso. No tiene la brillantez estética de su primo lejano, el lince ibérico, pero tampoco su mala leche ni su crueldad.

Un dato curioso: el gato montés puede aparearse fértilmente con los gatos domésticos, lo cual es buena prueba de su voluntad en llegar a acuerdos con quien haga falta. El desmadre genético que estas coyundas provocan es asunto que tiene mala solución y que ahora no importa.

Aparenta cierta tendencia engordar, pero eso quizá se debe a lo espeso de su pelaje. Es un animal extraordinariamente ágil que, a la hora de cazar, tiene un notable éxito, entre otras cosas porque tiene una inmensa paciencia y porque se camufla muy bien con el entorno: ni llama la atención, ni grita como otros felinos más llamativos, ni pierde la serenidad ni insulta a nadie. Cuando tiene que saltar sobre algo (una rama, un ratón, un cargo, lo que sea) salta con precisión y no falla. Es un bicho, podría decirse, feliz haciendo lo que hace.

No hay que dar demasiado crédito a quienes aseguran que el gato montés es un aminal agresivo e intemperante. No lo es. Más bien al contrario: suele ser afable, sacrificado, desde luego discreto y, con los suyos, hasta cariñoso y mimosín, cosa que rara vez se ve en los linces o incluso en los gatos domésticos. Sus modales son perfectos. Tiene un maullido característico. No es que tenga mala voz pero, caramba, es un maullido, lo cual le hace poco recomendable para participar como vocalista en grupos de pop-rock. Es una de las pocas cosas que al eficaz gato montés no se le dan bien. Por lo demás, y teniendo en cuenta el resto de la fauna que le rodea, este animal es buena gente. Quizá por eso está en peligro de extinción.

El gato montés (no tanto el europeo como el norteafricano) sirvió de modelo para crear al célebre Gato con Botas de la serie de películas de animación Shrek. Pero cuidado: esa miraba de ojos llorosos y lastimeros es pura ficción. El gato montés es buena gente, pero pena, lo que se dice pena, no da. Ni lo pretende.

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  • S
    S.Johnson

    "Moreno era tranquilo, dialogante, sosegado y sereno; Casado parecía poseído por el espíritu del Cid Campeador y no había día en que no le gritase algo a alguien, con razón o sin ella..."
    Doroteo y Divorciado... se fueron sin enterarse de nada y Moreno será el próximo presidente de Andalucía.
    Todos venían del Frente de Juventudes, pero solo los que valen llegan.
    Menos Pedrito Sin Vértigo, el Gran Trepador, que no es lo que en principio se suele considerar como gente "que vale" (¿no es así, Susana?) pero cualquier día lo veremos coronando El Capitán. Con traje y sin despeinarse.
    Si no se despeña antes.

    • S
      Sor Intrepida

      Hablando de coronaciones: quizás tengamos delante al Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y no nos hemos dado cuenta.Pero es mejor no dar ideas,que cuanto mas alto se vuela mas dura es la caída y aterrizaje.

  • M
    Mazarino

    El NiÑo Juanma Es Que Es Tan Bueno Como Mala La Olona Que AdemÁs Es De Derecha Extrema O Extrema Derecha.
    ¿y El Selecto MarÍn?.pues Igual ApaÑa Un Hueco Y No Hay Quien Le Haga Currar JamÁs.
    Un Especialista Como Juanma

    • K
      Kepler

      El Mazarino me ha hecho sonreir, que no está mal.