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Guardias civiles denuncian en vídeo cómo trabajan en Getafe: hongos y paredes que se caen

Los agentes destinados a las instalaciones de la Guardia Civil en Getafe trabajan a diario con paredes que se caen, moho y humedades que suponen un riesgo para su salud ante posibles problemas respiratorios y alergias

Paredes que se caen, moho, humedades con cables y enchufes al aire. Así es el cuarto en el que trabajan siete horas al día los agentes destinados en las instalaciones de la Guardia Civil en Getafe. Un espacio que supone un grave riesgo para su salud pero también podría producirse un incendio o electrocución. "Nos sentimos abandonados después de casi dos años en esta situación", expresan a Vozpópuli.

Toda esta situación se vive en unas instalaciones ocultas donde los agentes realizan servicio de protección en Getafe. Las paredes están llenas de humedad, moho y se da el ambiente óptimo no solo para la proliferación de ácaros o bacterias, también para que haya electrocuciones o un incendio ante el estado de los enchufes y cables. La humedad ha rebosado de las paredes y estos componentes eléctricos han quedado impregnados de la misma.

La Guardia Civil solucionará el problema

Fuentes de la Comandancia de Madrid explican a Vozpópuli que este tema ya se ha arreglado en dos ocasiones anteriores pero por razones que se desconocen han vuelto a salir las humedades y los hongos. Por ello, se va a proponer hacer un estudio que tiene como objetivo localizar el foco y saber cuáles son los motivos y arreglarlo para que no vuelvan a aparecer este tipo de problemas.

Los propios guardias civiles son los que han grabado un vídeo para denunciar esta situación. El pasado jueves 2 de febrero la Delegación de Madrid de la Asociación Unificada de Guardias Civiles procedió a elevar tal circunstancia al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Comandancia de Madrid. "La comunicación está en trámite y esperamos una inmediata solución. No podemos permitir que continúen prestándose más servicios en unas condiciones tan lamentables", señalan desde esta asociación.

"Siete horas al día respirando moho"

La ubicación del edificio no se puede conocer por temas de seguridad porque se encuentra "en medio de la ciudad" y fijar sus datos puede suponer un riesgo terrorista para los guardias civiles. "Allí los agentes realizan un servicio de seguridad estático de 6 ó 7 horas respirando moho. Llevan mínimo dos años con este problema", explica a Vozpópuli David Casares, de AUGC Madrid.

Y es que la situación es inexplicable. Casares asegura que cada año en las instalaciones del instituto armado se pasa revista por el jefe de Comandancia o de la Compañía. No entienden como puede ser que lleven dos años sin tener conocimiento de esta problemática. "Debe ser que no se los han enseñado porque sino es incomprensible", afirma Casares.

"Abandonados y preocupados por su salud"

Según trasladan algunos afectados a AUGC, "el ambiente de la habitación es irrespirable" y están expuestos a los problemas respiratorios que pueden provocar el moho y la humedad (asma, bronquitis, rinitis, entre otros). Desde esta plataforma creen que esta instalación se debe cerrar inmediatamente y arreglar por el bien de los guardias civiles. "Están preocupados por su salud. Se sienten abandonados y llevan prestando mucho tiempo este servicio y nadie se ha preocupado por ellos". Finalmente, han tenido que sacar el video y su problema a la luz para que se vea si se pueden tomar medidas. "Tenemos situación de hartazgo y abandono", denuncian desde su entorno.

AUGC critica que la Dirección General de la Guardia Civil expone la inauguración de nuevas instalaciones y la remodelación de cuarteles obsoletos de la zona, pero a escasos kilómetros permanece sin solución esta grave incidencia. "Todo estos sucede a 50 kilómetros de la sede de la Guardia Civil", denuncia Casares.

"Clamamos al cielo por la dejadez"

Mientras estos agentes se juegan su salud se destinan "miles de millones de euros coches eléctricos". "Clamamos al cielo por la dejadez", avisan. Para los guardias civiles esta situación recuerda a la que se vivió hace cuatro años en el Puesto de Galapagar. Los agentes denunciaron formalmente esta situación ante la Inspección de Trabajo y ante la Oficina de Riesgos Laborales de la Guardia Civil, así como a los responsables de la Zona en Madrid.

La humedad afectaba al suelo, que en algunas zonas rezumaba agua al pisar las baldosas, y sobre todo a las paredes, que tenían grandes desconchones y zonas con moho de color rojo. Este ambiente provocó que los guardias civiles usaran mascarillas, antes de la pandemia, o pasaran las noches en sus coches antes que dentro de las instalaciones.


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