"Un funeral como el de Alfonso XIII". El Emérito espera una despedida a la altura de Isabel II

Juan Carlos I asistió al funeral de Isabel II como "el rey vivo con más años de reinado", tal y como él había reivindicado en los días previos. El Emérito ya ha confesado a su biógrafa, la francesa Laurence Debray, que le preocupa cómo será su propio funeral y que no desea morir fuera de España. Las fuentes consultadas por Vozpópuli afirman que el padre de Felipe VI espera una despedida a la altura de la reina inglesa, con el antecedente de su abuelo, Alfonso XIII, muy presente.

Ese asunto, de hecho, "ya fue tratado" por el propio Juan Carlos I con su hijo antes de su marcha a Abu Dabi. Según el entorno del Emérito, "no hay ningún tipo de dudas" de que el monarca tendrá un "funeral de Estado" cuando fallezca: "El rey ha reinado, por lo que será siempre rey. El día que muera, será tratado como Su Alteza Real, el rey Juan Carlos I".

A ello, de hecho, se habría comprometido el propio Felipe VI, algo que desde Zarzuela no confirman. En la Casa del Rey explican que ese asunto "se verá en su momento", y tampoco aclaran si existe un protocolo de actuación para este caso, tipo la 'Operación Puente de Londres' que puso en marcha el Palacio de Buckingham cuando se confirmó el fallecimiento de Isabel II.

"Un funeral como el de Alfonso XIII"

Desde el entorno de Juan Carlos I afirman a Vozpópuli que, pese al hermetismo de Zarzuela, "hay decisiones ya tomadas" y que el Emérito tendrá un funeral, como mínimo, tan solemne como el que tuvo su abuelo, Alfonso XIII, 39 años después de morir en Roma.

La referencia a este monarca no es casual, ya que él también tuvo que abandonar España tras las elecciones municipales de 1931 que traerían consigo la proclamación de la Segunda República. El fallecimiento de Alfonso XIII se produjo el 28 de febrero de 1941 en Roma y el rey fue enterrado en la Iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles de la capital transalpina hasta que sus restos mortales fueron trasladados a España el 19 de enero de 1980.

Fue entonces cuando Alfonso XIII fue despedido en España como el rey que fue. Después de desembarcar en el muelle de Levante del Arsenal Militar de Murcia, los restos mortales del rey fueron trasladados en helicóptero desde San Javier a Getafe, donde recibieron el homenaje del Ejército del Aire, antes de ser enviados al Monasterio de El Escorial.

Honores a Juan Carlos I

De confirmarse el funeral de Estado a Juan Carlos I, acudirán a su último adiós jefes de Estado y de Gobierno, así como las diferentes casas reales. Las fuentes consultadas explican que, antes de la misa de entierro en el Monasterio del Escorial, cabe esperar un desfile en honor al Emérito en las calles de Madrid y que los ciudadanos puedan despedirse de él. Probablemente, en el Palacio Real.

Tal y como se hizo con su abuelo, el féretro de Juan Carlos I será depositado en un armón de artillería, y durante su traslado estará rodeado por miembros de la Guardia Real a caballo. También se da por hecho el lanzamiento de cañonazos el día de su muerte, y todos los días posteriores hasta su entierro.

El adiós definitivo al rey Emérito se producirá, según las fuentes consultadas, en el Monasterio de El Escorial. Al igual que ocurrió con Alfonso XIII, el féretro pasará por el Patio de los Reyes antes de acceder a la Basílica, donde se oficiará el funeral.

Después, los restos mortales de Juan Carlos I se depositarán en el llamado Pudridero, donde permanecerán unos 25 años antes de reposar, definitivamente, en el Panteón de los Reyes del Monasterio. Actualmente, en la cripta hay hueco para dos sarcófagos más, en principio reservados para los padres del Emérito, don Juan y doña María de las Mercedes, por expreso deseo de su hijo.

Los condes de Barcelona se encuentran, a día de hoy, en el Pudridero, pero su traslado al Panteón podía producirse en apenas unos años (en 2025 se cumplen 25 años de la llegada al Monasterio de los restos de don Juan). De esta forma, la cripta debería ser ampliada, a través de una reforma, para que en la misma también pudieran descansar, junto a los de sus padres y su abuelo, los restos de Juan Carlos I.