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España se moja, pero no lo bastante: las cuencas de los ríos mediterráneos pierden un tercio de agua en un año

El agua disponible en España, pese a las lluvias, se ha reducido un 13,8% en el último año, aunque lo ha hecho a dos velocidades: mientras los ríos que desembocan en el Atlántico han recuperado un porcentaje de su capacidad, los mediterráneos se secan a un ritmo elevado

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Las lluvias y tormentas de esta semana han permitido que los embalses de España tengan un respiro y se llenen un poco, pero la sequía sigue siendo preocupante: en esta última semana, el agua embalsada nacional ha aumentado un 0,82%, lo que representa una mejoría que no permite ni acercarse a la media del último lustro o de la década: el agua embalsada se sitúa en un 47,4% del total. Así lo firma el último boletín hidrológico semanal, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Esto se debe, principalmente, a que España vive a dos velocidades muy distintas: mientras la vertiente atlántica tiene más agua embalsada que el año pasado (unos 1.800 millones de litros más), la vertiente mediterránea está bastante más seca (2.729 millones de litros menos), por lo que el balance final es negativo. De hecho, la situación de los ríos que dan al Mediterráneo es preocupante, ya que ha perdido prácticamente un tercio de sus reservas en un solo año: de 9.254 millones de litros a 6.525.

Muy distinto es el panorama que viven las cuencas que dan al Atlántico: de los seis grandes ríos -los que tienen más de 1.000 litros de capacidad máxima-, cuatro tienen más agua que en 2022. En concreto, el Miño (2.168 M, +31%), el Duero (4.834 M, 14,4%), el Tajo (6.498 M,+22,4%) y el Guadiana (3.016 M, +3,2%). Pese a la subida, la capacidad de todos estos ríos se sitúa por debajo de la media del lustro y de la década.

Por otro lado, el Guadalquivir, que es el segundo río con mayor capacidad de la vertiente atlántica -y el tercero de España-, ha visto cómo el agua embalsada que depende de él se ha reducido mucho. En concreto, a la mitad de la media de los últimos cinco años (de 3.843 millones de litros a 1.922). Además, la tendencia es muy negativa: respecto a junio del pasado año, se ha reducido un 22,7%, haciendo que la situación sea crítica: tan solo posee el 23,9% de su capacidad total, tres veces menos que la media de la década. Una situación similar a la del Guadiana: su capacidad está por debajo de un tercio (3.016 millones de litros de un total de 9.498).

Pese a la subida general de la vertiente atlántica (un 9,11% respecto a 2022), la totalidad de agua embalsada todavía se sitúa por debajo de la mitad de la capacidad total (42.269 millones de litros) y de la media del último lustro (24.612) y década (28.252).

La situación mediterránea es crítica

Los brotes verdes de la vertiente atlántica no son compartidos con los ríos que desembocan en el Mar Mediterráneo: ni uno solo ha aumentado su cantidad de agua embalsada respecto a 2022. De hecho, hay caídas bastante drásticas, como la cuenca del Ebro, que ha perdido en un año el 34% del agua que poseía: ha pasado de 5.878 millones de litros a 3.876, lo que provoca que esté por debajo del 50% de su capacidad total.

Este es el gran ejemplo de la situación mediterránea, que en general es bastante compleja: esta cuenca ha perdido 810 millones de litros en los dos últimos meses. De hecho, las cuencas internas de Cataluña son las que poseen una de las situaciones más críticas del país: están a un 25,8% de su capacidad cuando hace un año los porcentajes estaban por encima del 50%.

De hecho, no hay una sola cuenca mediterránea que esté por encima del 50% de su capacidad. Pese a que la zona mediterránea y atlántica tienen tendencias opuestas, es cierto que la problemática de la cantidad de agua embalsada en ambas áreas es casi idéntica: un 47,3% del total en la cuenca mediterránea por un 47,4% en la cuenca atlántica.

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