Tambores de rebelión en Vox. Los cargos provinciales se encuentran cada vez más descontentos con la deriva del partido y con unos férreos estatutos que impiden la mínima disidencia o debate ideológico. El malestar viene de lejos, pero ha estallado tras los malos resultados del 23-J y la salida de capital humano de primer orden como Iván Espinosa de los Monteros, Rubén Manso y Víctor Sánchez del Real. El enfado existe, pero los líderes provinciales son conscientes de que cualquier atisbo de revolución es imposible con los actuales estatutos. "Si abres la boca te echan", lamenta uno en declaraciones a Vozpópuli.
"El partido lleva bastante tiempo funcionando de aquella manera, no se ha sabido acomodar al crecimiento. Se ha mantenido una estructura muy férrea y vertical desde Madrid", explica. Estas fuentes apuntan a que el modelo actual, controlado céntricamente por la cúpula más cercana a Santiago Abascal (Ignacio Hoces, Kiko Méndez Monasterio, Jorge Buxadé y Enrique Cabanas), facilita fallos en el canal de información. "Hay personas que contaminan porque quieren mantener su puesto, y la cúpula acepta y actúa. Este sistema mantiene a las personas más tóxicas frente a la gente más generosa".
Este modelo ha ido generando "un malestar muy grande en la mayoría de las provincias", como corroboran diversas fuentes a este periódico. Y es que no han tenido opción ni de elegir a sus líderes provinciales, impuestos a dedo desde Bambú.
Los estatutos, sin embargo, son una muralla infranqueable. "Levantas la mano y estás en la calle. Cualquier movimiento queda mitigado al instante, quedas expulsado. A los quince minutos de organizarte te abren un expediente disciplinario y te echan del partido. Como mucho generas algo de ruido y ya está. Pero lo cierto es que la situación es grave, hay concejales que plantean pasarse al grupo mixto en varias localidades", asevera otra voz de Vox.
Falta de crítica tras el 23-J
Las provincias consultadas coinciden en señalar que Abascal "se ha apartado de gente valiosa para acercarse a otra más dañina. Los que inicialmente fueron los fundadores están descabalgados. Hay que forzar un Congreso para dotar al partido de estructura democrática y clara acorde con su papel actual, fijar sus principios programáticos dentro de su Manifiesto Fundacional y diseñar una nueva estrategia. Además, hay que recuperar a gente valiosa que se ha ido, les han invitado a irse o cortado el cuello directamente".
Y es que en los territorios del partido no alcanzan a entender cómo es posible que "se pierdan 600.000 votos y no se haga un análisis crítico. Ha fallado la estrategia, el posicionamiento ideológico… La posición de defensa de la libertad frente a la agenda 2030 ha quedado relegada frente a argumentos que han movilizado a un electorado radical y de izquierdas".
El exdiputado y cofundador de Vox, Víctor Sánchez del Real, confirma que le llegan "cientos de mensajes de personas pidiendo que no se reiteren los errores de los últimos meses". Confirma que en su provincia, Badajoz, "hay un cabreo importante" con la elección del candidato por parte de la cúpula, Ignacio Hoces, "al que no conocía nadie y que apenas hizo campaña".
Del Real es especialmente crítico con el análisis postelectoral del partido: "Los medios nos tratan mal y el voto útil. Esos han sido los dos males de Vox este 23-J, una falacia para cualquiera que observe los datos. Hemos pasado de una fidelidad de voto del 80% al 60%. Los votos de Vox han ido a parar sobre todo a la abstención. Son datos, no opinión. No puede ser que cambies la fórmula de tu bebida y la vendas en otro envase y al vender menos le eches la culpa a la competencia".
Sánchez del Real lamenta que en el partido se está cambiando "perfiles empresariales por abogados. Hemos puesto a gente de Word donde antes había de Power Point y Excel. Han echado a personas que vienen del mundo liberal, frente a gente con vidas infinitas en el juego de la política. Vox hoy se parece más a otros partidos. Yo no voy a participar de revoluciones, pero voy a seguir diciendo lo que profesionalmente considero".
