La procesión cívica del 9 de Octubre recupera su itinerario habitual y transcurre sin incidentes

Han sido años de pandemia y por lo tanto de suspensiones y, posteriormente, de cambios de recorridos por diversas obras en la ciudad. Este año, sin embargo, la procesión cívica del 9 d'Octubre ha recuperado su recorrido tradicional (salvo la entrada a la Catedral que el tripartito de izquierdas eliminó cuando llegó al poder) y ha sorteado la amenaza de lluvia que se cernía sobre Valencia. A las doce del mediodía, como marca la tradición, la Real Senyera abandonaba el Salón de Cristales del Ayuntamiento y era bajada desde el balcón sin inclinarse ante nadie.

El estandarte que el rey Jaime I portaba en su entrada a la capital del Turia en 1238 ha sido el gran protagonista de una procesión y ha sido el concejal Sergi Campillo el encargado de cargar en esta edición con la enseña, mientras detrás unas 400 autoridades políticas, de asociaciones culturales y de la sociedad civil valenciana secundaban su marcha por las calles de Valencia.

La ausencia de incidentes ha sido la nota positiva de la jornada donde sólo un reducido grupo de extrema derecha increpó a la comitiva poco antes de abandonar la plaza del Ayuntamiento. Desde allí la Real Senyera fue transportada hasta la plaza del Parterre para realizar la tradicional ofrenda floral al rey Jaime I donde participaron un reducido grupo de entidades y gremios que tienen el honor de realizar ese ofrecimiento ante la estatua ecuestre del monarca que conquistó la ciudad que estaba en ese momento en manos de los musulmanes.

Desde ese punto y pasadas dos horas de su bajada, la Real Senyera fue de nuevo subida hacia el balcón consistorial para que permanezca en el Salón de Cristales que es su morada provisional hasta que finalicen las obras que se están llevando a cabo en el Museo Histórico municipal de la ciudad que es el lugar donde habitualmente está expuesta.

Una vez acabado el recorrido los valencianos que se dieron cita en la plaza del Ayuntamiento pudieron disfrutar de una mascletà que puso final a una procesión cívica donde se exhiben los valores de convivencia de los valencianos.