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Collboni deja sin efecto la decisión de Colau de romper las relaciones entre Barcelona y Tel Aviv

El grupo municipal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona ya se mostró contrario a la suspensión, que tachó de ser un "gravísimo error" e incluso llevó al pleno una proposición para restablecer las relaciones

Jaume Collboni, l primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona
Jaume Collboni, l primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha firmado el decreto que deja sin efecto la decisión de Ada Colau para suspender temporalmente las relaciones entre Barcelona y el Estado de Israel, que supuso también la ruptura el hermanamiento de la ciudad condal con Tel Aviv.

Lo ha anunciado el comisionado de Relaciones Internacionales y Promoción de ciudad, Pau Solanilla, en declaraciones a los periodistas después de que la exalcaldesa, Ada Colau, decretara en febrero la suspensión temporal de las relaciones.

El grupo municipal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona ya se mostró contrario a la suspensión, que tachó de ser un "gravísimo error" e incluso llevó al pleno una proposición para restablecer las relaciones, que prosperó con los votos de Junts, Cs, PP, Valents y la concejal Marilén Barceló.

Colau abanderó al Ayuntamiento del lema "Barcelona, con el aparheid NO"

La entonces alcaldesa, Colau, respondió con su decisión de romper las relaciones con el Estado de Israel a las demandas de organizaciones palestinas que se aunaron bajo el lema "Barcelona, con el aparheid NO". La iniciativa criticaba el papel de Israel en su conflicto con Palestina y abogaba por dicha ruptura de relaciones.

Al hacerla efectiva, Colau acabó con el hermanamiento trilateral que firmaron Barcelona y Tel Aviv junto a Gaza en 1998, en el marco de los Acuerdos de Oslo.

El movimiento de la edil de En Comú hizo saltar rápidamente la respuesta de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), que tildó como "incongruente" la ruptura. Su portavoz contó entonces a Vozpópuli que la decisión no era sólo perjudicial para las comunidades judías de la ciudad condal, sino también para su economía al ser Barcelona un enclave crucial para el turismo israelí: la capital catalana recibió, solo de Tel Aviv, 431.000 visitantes el año previo a la pandemia.

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