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España

Cobrar por visitar monumentos y espacios públicos: ¿conservación del patrimonio o una tasa a la cultura?

La propuesta del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, de cerrar y monetizar la Plaza de España ha reabierto el debate sobre si es lícito o no exigir un pago por visitar lugares históricos

Plazas mayores: Sevilla
Plaza de España de Sevilla Unsplash

La cultura pública, bien sea en forma de museos, monumentos, plazas y rincones, es un bien sagrado para cualquier sociedad. Cada país, independientemente de su pasado y su forma de entender la vida, tiene un legado común que es inherente a las generaciones presentes y futuras. Compartir esa herencia con el mundo es un deber y un honor a partes iguales.

Por ello, de vez en cuando, sale a la palestra de la res publica el debate sobre hasta dónde debe pagar un ciudadano por disfrutar de esta cultura de carácter universal. Esta vez, con respecto a la propuesta que conocimos hace unos días del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, de cerrar la Plaza de España y cobrar una entrada por visitarla a los turistas.

La icónica plaza, fruto del talento de Aníbal González, va camino de cumplir los 100 años de vida en 2029, y ha sido testigo de ocasión de múltiples acontecimientos, mutando en set de rodaje de icónicas películas como Lawrence de Arabia y El ataque de los clones. En cálculos del Observatorio de Turismo de Sevilla, la plaza de España recibe, aproximadamente, 3,5 millones de visitantes al año.

Los anhelos del primer edil han traído consigo una oleada de críticas, especialmente desde el PSOE, principal partido de la oposición en la capital andaluza. No solo a nivel local, también desde el Gobierno central han puesto en la diana a Sanz. María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, comentó el pasado miércoles que nadie "se ha puesto en contacto" con su Ministerio para detallar dicha propuesta.

Además, el delegado del Gobierno central en Andalucía, Pedro Fernández, rechazó el cierre, acusando de "deslealtad" al Gobierno local del PP porque el Estado es titular de la galería y el edificio que rodean a dicha plaza. La polémica está servida.

La cultura del cobro

¿Existen otros lugares de España donde ya exista esta tasa turística? Ejemplos hay a patadas. Basta con darse una vuelta por la propia Sevilla para comprobarlo. Los Reales Alcázares, la Catedral, la Giralda o la casa de Pilatos, entre otros, son emplazamientos históricos de la urbe donde se cobra por entrar, excepto a los residentes y naturales de Sevilla.

Esta tasa a la cultura, focalizada en el turista, tiene como objetivo costear la rehabilitación y mantenimiento de estos lugares. Algo entendible desde el punto de vista económico, pero teniendo en cuenta la ingente cantidad de impuestos que pagan los ciudadanos de este país, independientemente de su procedencia, es una broma de mal gusto que tengas que pagar por dar un paseo por la calle.

La división de opiniones es más que palpable. Mientras la oposición política del momento y la ciudadanía siempre estarán en contra, los expertos creen que cobrar por la cultura repercute en una mejora para todos, incluidos los visitantes. Aunque ocurrió en 2019, la Asociación de Museólogos y Museógrafos de Andalucía se mostró favorable a que se cobrase entrada en los museos y conjuntos arqueológicos gestionados por la Junta de Andalucía porque "la cultura, como todo, cuesta dinero".

Bien es cierto que, a nivel ciudadano, la percepción de un museo y un monumento público no es la misma. Mientras que con las pinacotecas hemos interiorizado que se debe establecer algún tipo de tasa, nos cuesta más asumirlo en nuestras plazas y rincones.

Pero, ¿por qué unos sí y otros no? He aquí la incoherencia. Mientras que visitar el Castillo de San Carlos (Mallorca), la catedral de Santiago o Toledo, San Juan de Gaztelugatxe o el Palacio Real de Madrid es gratuito en sus pases correspondientes, hay decenas de lugares en España que requieren del pago de una entrada.

El problema reside, como casi siempre en asuntos salpicados por la política en España, en el modo de proceder. De la noche a la mañana informas que pretendes aplicar una tasa a más de 3 millones de personas que patean tus calles, sin solución de continuidad. La falta de

¿Qué alternativas pueden existir?

Desde la Mesa de Turismo consideran que cerrar la Plaza de España de Sevilla y cobrar a los turistas por su entrada es una solución "rápida y cómoda", pero "no la más inteligente", por lo que ha planteado alternativas, como reservar por horas.

El turismo tampoco ve con muy buenos ojos que se extiendan este tipo de medidas, ya que "repercutirá negativamente en el destino", mientras que los hoteles de la Sevilla han propuesto otras fórmulas para financiar su mantenimiento como el traspaso de recursos "excedentarios" del Alcázar o la reversión de las tasas aplicadas a los eventos culturales que se celebran junto al monumento.

Otras Comunidades Autónomas, como la vecina Extremadura, rechazan seguir los pasos de la capital andaluza por el momento. En palabras de Victoria Bazaga, portavoz del Gobierno extremeño, no "tienen ninguna intención", aunque no descartan aplicarla en el futuro. Pese a todo, esta idea puede ser el germen de una forma de entender el turismo desconocida por el momento en nuestro país. Una que no gusta nada a los turistas y residentes.

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