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Sequía

El retraso de las ayudas impide reparar fugas en el área de Barcelona en plena sequía: "La mitad del agua se pierde"

Más de 700 municipios hicieron solicitudes a la Agencia Catalana d'Aigua (ACA) para mejorar el rendimiento del abastecimiento de agua, pero han pasado seis meses y las ayudas siguen sin llegar

La alcaldesa de Palma de Cervelló, Anna Pascual Roca, trabajando en su despacho con la regidora municipal de medioambiente

Anna Pascual se desvive por su pueblo. Es la alcaldesa de Palma de Cervelló, un municipio del área metropolitana de Barcelona en el que se empezarán a aplicar las reducciones de presión de agua en la fase I de estado de emergencia de sequía, que se prevé que se active la semana que viene al no haber previsión de lluvias y el alarmante porcentaje de reservas de agua. La Generalitat lleva semanas avisando que esa fase se iniciará cuando los embalses estén al 16%, sin embargo ya están por debajo de esa franja y el Departament que lidera David Mascort ha atrasado la emergencia. Retraso, dilatación de la llegada de las ayudas, ampliación de la dotación... una jerga que se repite desde Acció Climática y que se resume en esta frase de que recita Pascual: "Llegamos tarde".

La Palma, junto con Corbera de Llobregat y Cervelló, está dentro de la lista de municipios que se sitúan por encima de la media de los 210 litros por habitante al día que la Generalitat ha fijado como óptimo para el consumo urbano. Un límite aplicable sólo en ese primer tramo de estado de alarma en el total de tres. Por lo que está previsto que se reduzca la presión para reducir el consumo. Sin embargo, como en cientos de municipios catalanes, los 278 litros por persona que gasta este municipio no son reales porque lidian con un problema desde hace años: las fugas. "El consumo real son 135 litros. Tenemos una red que no rinde y un 50% del agua se pierde por la red que tenemos. Tiene una extensión de 15 kilómetros", explica la alcaldesa, que añade que en el último trimestre se han localizado 40 fugas.

Recurso de la mano de la alcaldesa de La Palma, Anna Pascual

Como La Palma, otras localidades del Baix Llobregat volvieron a pedir en verano recursos para hacer frente a la mejora de las infraestructuras para no perder agua. Con la situación grave de sequía en ciernes, el Departament lanzó en junio una línea de ayuda de 50 millones de euros para mejorar la eficiencia de la red de suministro de agua con una subvención máxima por municipio de 300.000 euros. La Palma hizo la solicitud en septiembre presentando un proyecto de saneamiento con la ayuda de técnicos del área metropolitana para conseguir una dotación de 100.000 euros porque se trata de inversiones cofinanciadas y "suponen un esfuerzo" para el Consistorio, añade Pascual.

Como La Palma, otros 733 municipios hicieron solicitudes a la Agencia Catalana d'Aigua (ACA) para mejorar el rendimiento del abastecimiento de agua, pero han pasado seis meses y las ayudas siguen sin llegar a punto de que Cataluña entre en estado de emergencia por sequía. Es más, el organismo ha anunciado que amplía el término máximo para resolver las solicitudes hasta mayo a la vez que anunciaba que aumentaba a 120 millones las ayudas de esta línea.

Por este motivo ha aumentado la presión sobre el conseller Mascort en el Parlament esta semana, y se ha defendido diciendo que la ejecución de estas ayudas se ha retrasado por la "ola de peticiones". Fuente de la ACA han indicado a Vozpópuli que aunque se haya ampliado medio año más el plazo, se está trabajando para resolverlo lo antes posible.

Mientras, desde el consistorio de Palma trabajan a contrarreloj para regar con agua regenerada, algo que aumenta los costes, que implica caminos cisterna y más trámites administrativos ya que Salut debe dar el visto bueno para su uso. Sobre los detalles de la reducción de la presión, se reunirán la semana que viene la técnica del área metropolitana y la concesora. A parte, otros pueblos de la zona que también sobrepasan el consumo debido afrontan otra casuística que también les supone un reto con la escasez de agua.

Javier Valero, regidor de Medioambiente de Begues

Es el caso de Begues, situado a media hora de Palma. Su regidor de Medio Ambiente, Javier Valero, cuenta que el municipio está compuesto por un 70% de viviendas unifamiliares con jardín y piscina. Desde hace meses han ido aplicando medidas para reducir un 13% el consumo de agua por habitante, y ahora rozan el límite, aunque siguen estando en la lista de los pueblos donde previsiblemente se reducirá la presión del agua. "El problema es la característica del pueblo, las piscinas no se pueden llenar y desde la última ordenanza todas las nuevas construcciones deben tener piscinas adecuadas. No se pueden llenar con agua de boca", explica, si bien el gasto de agua no les ha dejado fuera de las reducciones de presión. Begues es de los pocos pueblos que cuenta con una red de tuberías saneada.

Con la peor sequía de su historia en Cataluña, cada municipio susceptible de reducir la presión de su suministro se prepara para entrar en la fase I, cada uno con su casuística. Mientras, Mascort ha afirmado este jueves que aún no es hora de declarar la emergencia en el sistema Ter-Llobregat que abastece Barcelona cuando las reservas de las cuencas internas se encontraban al 15,99%.

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