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Cataluña

Puigdemont se juega su autoridad en la consulta sobre la investidura de Pedro Sánchez

El líder de Junts decidió disolver la Asamblea de Representantes y se alzaron las voces críticas aprovecharon los estatutos del Consell que establece que haya propuestas que salgan adelante con el apoyo de tan solo el 1% de los socios

El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont
El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont EP

Día clave para los de Junts. Este martes el Consell de la República, órgano parainstitucional nacido en el 'procés', dará a conocer los resultados de la consulta interna sobre si Carles Puigdemont debe o no bloquear la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Se trata de una consulta que se enmarca en plena tensión dentro del órgano que gestiona el líder secesionista desde Waterloo, y que desde 2017 lleva trabajando para hacer efectiva la unilateralidad de la independencia a través de acciones de presión y sobre todo con el despliegue de una red exterior de delegados y un 'Parlamento' con consejeros territoriales.

Después de las elecciones generales, Puigdemont decidió disolver la cámara de este órgano para su reforma (en un claro intento de no tener que rendir cuentas en su negociación con Pedro Sánchez), lo que generó claras desaveniencias del sector más radical, que incluso lanzó un comunicado interno a finales de agosto donde criticó a Puigdemont por haber actuado de una manera "prepotente y española". Estos disidentes son, entre otros, Jordi Alsina, que está en la cabeza de la lista y está muy vinculado a la plataforma Catalans per la Independència, Josep Guia, delegado en Valencia, Jaume Sastre, activista catalanista y defensor de la causa en Baleares, y Lali Biosca, exmilitante de Junts. Es una manera de hacer, criticaban entonces, "propia de las cúpulas de los partidos políticos con poca o nula democracia interna y es contraria a los valores de la república en la que pretendemos vivir".

Alsina, una de las voces más críticas contra el expresident, comparaba hace unos días lo que está ocurriendo actualmente con lo que pasó en Cataluña en 1931 cuando el entonces presidente Francesc Macià y fundador de ERC proclamó la República Catalana dentro de la Confederación Ibérica. "La falta de coraje del presidente Macià y la huida al exilio del presidente Carles Puigdemont, que después de hacer un paso hacia delante como les pedía el pueblo han hecho un paso hacia atrás, nos ha llevado hasta la situación actual", expresaba. La posición de todos ellos es clara: la declaración unilateral de independencia de 2017 sigue vigente y "solo hace falta unos políticos valientes que la tiren adelante".

"El día de la investidura n ohabrá ni catalán oficial en Europa ni ley de amnistía aprobada. Todo será humo y promesas vagas, como siempre. Ahora habrá que ver si Puigdemont será tan incrédulo, ingenuo y burro como Junqueras y Aragones", expresaba Sastre en su perfil de Twitter hace unos días.

Baja participación y brecha con las bases

Cuando Puigdemont decidió disolver la Asamblea de Representantes y se alzaron las voces críticas aprovecharon los estatutos del Consell que establece que haya propuestas que salgan adelante con el apoyo de tan solo el 1% de los socios. Por eso la consulta sobre el apoyo a la investidura de Pedro Sánchez salió adelante el pasado 17 de octubre para preguntar si el Consell debe bloquear "el apoyo al presidente del Estado español por parte de los partidos catalanes". La votación acabó ayer por la tarde y los resultados se darán a conocer hoy, si bien no son vinculantes.

Ese mismo 17 terminó otra consulta interna que buscaba avalar la supresión de la Asamblea de Representantes del órgano, con una participación muy baja, apenas del 6,57%, lo que hizo patente de nuevo la gran brecha existente entre el líder del Consell y las bases. Los resultados de la consulta que se darán a conocer este martes son la prueba de algodón del apoyo del de Waterloo por parte de sus seguidores y la legitimidad que tiene dentro del ala más radical del secesionismo para seguir las negociaciones con Pedro Sánchez. Una baja participación es otro golpe más a su descrédito.

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