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Cataluña

La voz crítica con Puigdemont en el Consell: "Tenemos su palabra de que no cederá a intereses solo partidistas"

Jordi Alsina asegura un pacto con el Estado dejaría al Consell en un "estado de debilitamiento" absoluto en el que el órgano ya está fluctuando por la fata de apoyo de las bases

Carles Puigdemont ya ha recusado en anteriores ocasiones al magistrado Pablo Llarena

El 'Govern' paralelo de Carles Puigdemont está en llamas. La rebelión contra el líder de Junts en el Consell per a la Republica, órgano que gestiona desde Bruselas, tuvo los primeros coletazos mordaces en contra del 'President' incuestionable a finales de agosto, cuando decenas de miembros de la Asamblea de Representantes del Consejo y que formaban parte de la Comisión de Política Interior firmaron un manifiesto contra él por la decisión de disolver la asamblea y dar más poder a los miembros ejecutivos. Fue un movimiento que dejaba en evidencia la gran desavenencia entre una parte de los 121 miembros representativos con la cúpula del órgano, entre los que también figuran Toni Comín como vicepresidente.

La reforma del órgano tuvo que ser votada por los adheridos, en un movimiento que buscaba claramente legitimar la decisión de crear dos cámaras con consejos locales y legislativa por mucho que hubiera fisuras internas. Puigdemont tuvo el aval a esta decisión el pasado 17 de octubre aunque la baja participación de las bases en los votos ya dejaba tocada su credibilidad. Solo participó en la consulta un 6,53% del censo de los 90.484 inscritos.

Ese mismo día, coincidiendo con la propuesta de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras la investidura fallida de Feijóo, a los 'rebeldes' del Consell de agosto se les sumó varios consejos locales del órgano en la región del Vallés Oriental, que propiciaron una nueva consulta interna con la siguiente pregunta: "¿El Consejo de la República debe promover el bloqueo a la investidura del presidente del Estado español por parte de los partidos independentistas catalanes?". Una respuesta no vinculante para Junts que sin embargo se mostraba a favor de bloquear la investidura y volvía a poner sobre la palestra la poca credibilidad de Puigdemont con una participación de apenas el 5%.

Tanto el manifiesto de agosto como la postura de los representantes del Vallés Oriental han puesto entre las cuerdas a Puigdemont y han evidenciado las fisuras dentro dentro del independentismo frente a las negociaciones secretas entre Junts y los socialistas. Una de las voces más críticas desde el verano y el que está en al cabeza de lista de los firmantes en el documento contra Puigdemont es Jordi Alsina, que fue secretario nacional de ANC y miembro de la Asamblea de Representantes. Alsina, junto con Josep Guia, Jaume Sastre, Laia Biosca, Julia Bales o Mercè Zamora encarna esa voz desde plataformas y sindicatos secesionistas plurales en contra de la hoja de ruta de Junts.

Estas voces dejan en evidencia la contradicción actual del 'expresident' con las proclamas que ha defendido desde el procés. En una conversación con Vozpópuli, Alsina argumenta que la tensión del liderazgo de Puigdemont como líder del Consell y a la vez al frente de Junts existía desde el principio y por eso "desde el primer año ya hubo críticas porque no podía liderar un partido a la vez que un ente transversal como el Consell. Era algo contradictorio". La decisión de dejar la presidencia del partido que ahora tiene a Jordi Turull como secretario general atendía a estas presiones. Un pacto, afirma, solo debilitaría aún mas el Consell y faltaría a los compromisos que asumió en el traspaso de poderes que llevó a cabo en ese momento sobre Turull y Borràs. "En el pleno de los 121 aseguró que en caso de que las circunstancias apretaran elegiría al Consell", afirma, y avisa ante las negociaciones: "Nos dio su palabra como garantía, un acuerdo con el Estado es renunciar a la confrontación y el objetivo es lograr la consecución del mandato de octubre".

Desde que empezaron las negociaciones con Moncloa, asegura que los contactos con Puigdemont han sido nulos y que desde Junts no hay intercambio de opiniones, dejando al margen al Consell, por el absoluto secretismo en el que mantienen las negociaciones que darán los primeros resultados en las próximas semanas. Mientras continúan los intercambios de papeles a un mes para que Sánchez acabe de atar la investidura, la división en el Consell se hace aún más evidente también en sus comunicaciones. Mientras desde fuentes oficiales se asegura que la negociación de Junts va al margen del Consell, dentro del órgano Alsina afirma que las conversaciones deben cesar porque no se han cumplido "los mínimos que Puigdemont aseguraba en su discurso de septiembre para hablar con Moncloa": el uso del catalán en instituciones europeas, la amnistía y la existencia de un relator internacional.

Por el momento, Puigdemont sigue exigiendo a Pedro Sánchez el reconocimiento de una "nación catalana" en una negociación paralela a la amnistía. El escollo por la viabilidad de estos acuerdos de cara a pasar el filtro del Tribunal Constitucional es un punto fundamental en las conversaciones que están manteniendo los interlocutores socialistas, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero y al diputado Santos Cerdán, con el partido de Puigdemont. Finalmente, Alsina deja caer que un pacto con el Estado dejaría al Consell en un "estado de debilitamiento" absoluto en el que el órgano ya está fluctuando por la fata de apoyo de las bases.

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  • V
    valdeves

    Este puchi es mas mafioso y dictador que el felon que esta en la Moncloa y con quien negocia. Votara en contra de sus bases al igual que el felon ya que la poltrona vale mas que la honradez. Entre trileros nos gobernaran a este pais, espero que Europa vea con quien se estan jugando los cuartos y pongan coto a los desmanes que nos esperan.l