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Beatriz Flamini revela su secreto mejor guardado: pasó ocho días fuera de la cueva

La deportista de élite ha batido el récord de aislamiento subterráneo, aunque hay unos días en los que tuvo que salir por motivos técnicos

Beatriz Flamini tras salir de su aislamiento de 500 días
Beatriz Flamini tras salir de su aislamiento de 500 días EP

Beatriz Flamini ha salido esta mañana de la cueva en la que se ha pasado aislada de la sociedad durante 500 días. Un reto en el que se ha jugado su salud física y mental con el fin de recopilar datos sobre cómo afecta a los seres humanos la ausencia de contacto humano y el encierro durante casi año y medio en las profundidades de la tierra. Sin embargo, hay una parte que pocos conocían y que se ha viralizado por todas las redes sociales.

El récord que ha batido la deportista de élite se ha visto manchado debido a un fallo técnico de la productora Dokumalia, la marca que ha documentado durante los 500 días la vida subterránea de Beatriz Flamini. Todo indica a que, cuando llevaba un total de 300 días, la mujer tuvo que salir de su cueva de Motril (Granada) por un fallo en el router que tenía para poder recibir los tests que le mandaban los psicólogos que hacían un seguimiento exhaustivo de su situación diaria.

Este percance le obligó a la deportista a salir por un total de ocho días de la cueva. Durante ese periodo no fue un aislamiento subterráneo, no tuvo ningún tipo de contacto con el exterior, ni con ningún integrante del equipo. Dicha conexión que era única y exclusivamente para poder recibir los exámenes de los expertos, era necesaria para que, en el caso de que surgiera cualquier imprevisto, pudiera pedir auxilio al exterior y que la rescataran. Una vez que arreglaron el cable de router que le daba conexión a 70 metros de profundidad, Beatriz Flamini volvió a sus aposentos para terminar con el reto y pulverizar el récord de aislamiento subterráneo en España.

La salida de Beatriz Flamini de la cueva de Granada tras 500 días de aislamiento

Beatriz Flamini está contenta e ilusionada tras estar 500 días a 70 metros de profundidad. "Sigo anclada en el 21 de noviembre de 2021, no sé qué ha pasado en el mundo. Y al veros a todos con mascarilla, para mí sigue siendo Covid", ha declarado, a la vez que pedía a los periodistas ir despacio con las preguntas puesto que llevaba más de un año sin hablar. La alpinista, ilusionada, ha contado que dejó de contar los días y perdió la noción del tiempo pero que ha aprendido a "disfrutar" de estar asilada porque era un reto que había proyectado mucho. Ha declarado que su peor momento fue la entrada de moscas en la cueva, que pusieron larvas y se vio envuelta en moscas. "Si volveria a hacerlo, soy capaz de hacerlo, pero no sé si he nacido para esto, volvería pero con otro proyecto, con otra historia", ha declarado.

A primeras horas de la mañana bajaron a la cueva dos espeleólogos y una psicóloga para dar cobertura a la deportista en su salida al exterior, que se ha prolongado unos 40 minutos. En el exterior de la cueva la esperaban, además de personas involucradas en el proyecto, amigos que, con mascarilla para proteger su salud, la han recibido con un fuerte aplauso, a lo que Flamini, que entró con 48 años y ha salido con 50, ha respondido diciendo que los quiere "un montón" y que se siente "muy agradecida", y ha pedido disculpas y que no tomen en cuenta lo sucedido abajo.

Largos abrazos con amigos y miembros del equipo que ha seguido a diario su situación se han sucedido en la acogida de la deportista, que ofrecerá a partir de las 11:00 horas una rueda de prensa para relatar su experiencia. Una vez más calmada, y siempre sonriente, se ha dirigido a los medio allí congregados: "Me gustaría poder ser amable, poder contestaros pero hay una rueda de prensa, si me permitís que me pueda pegar una ducha, que llevo un año y medio sin tocar el agua, nos vemos luego en un ratito".

Ha agradecido además la profesionalidad del grupo de psicólogos, espeleólogos y entrenadores físicos involucrados en el proyecto porque sin ellos, ha dicho, no hubiera sido posible. Durante todo este tiempo, ella ha ido dejando las tarjetas de video que grababa en la zona de intercambio de la cueva programada con los espeleólogos, donde también se producía la entrega de alimentos y retirada de basura sin comunicación alguna.

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