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'Año uno' tras el cierre de la aduana en Melilla: "Está haciendo polvo a la economía local"

Imagen del paso fronterizo de Beni Ansar en Melilla.

La aduana que permite el paso de productos documentados entre Melilla y Marruecos lleva un año cerrada. Los empresarios de la ciudad autónoma estiman que el perjuicio se eleva hasta los 100 millones de euros, los mismos cálculos que hizo hace 12 meses el ex presidente de Melilla, Juan José Imbroda. Es la primera vez que algo así ha sucedido desde 1956, fecha en la que se firmó el acuerdo con el país vecino.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla, José Reyes, afirma que el tránsito de contenedores cargados de productos que van de Melilla hacia Marruecos se ha reducido un 80%. “Está haciendo polvo a la economía local”. El argumento de Marruecos para cerrar el paso de los bienes que llegan al puerto de español en territorio africano es que pretenden potenciar el de Beni Ansar, limítrofe con la ciudad española y situado en Nador.

La paradoja, según explica Reyes, es que en los últimos meses empresas de Melilla se han situado en ciudades al sur de la península, como Málaga, Motril o Almería, desde donde sí se les permite llevar productos al puerto marroquí: “Quieren ahogarnos económicamente”, afirma. 

En los últimos meses empresas de Melilla se han situado en ciudades al sur de la península, como Málaga, Motril o Almería, desde donde sí se les permite llevar productos al puerto marroquí

La realidad en el último año, según explica Reyes, es que Marruecos abre y cierra la aduana de manera selectiva, eligiendo los productos que pueden entrar cada día. “Y tampoco es que avisen a las 9 de la mañana, pueden hacerlo a las 11 y cerrarla dos horas después".

Por el contrario, el país africano sí introduce bienes en España, como materiales para la obras, hortalizas o pescado. Otro fenómeno que sí se sigue viendo en los pasos fronterizos es el del “comercio atípico”: personas cargadas con multitud de bultos que sí pueden cruzar la frontera para venderlos luego. Son las conocidas como porteadoras, al ser en su gran mayoría mujeres.

Para facilitar su labor, en Melilla se puso un autobús que lleva a las porteadoras desde las naves de los productos hasta el barrio chino, donde hay un paso fronterizo, para que no vayan cargadas.

100.000 familias

Los cálculos del presidente de la Confederación es que los productos que van de Melilla hacia el norte del país vecinos es que “alimentamos a 100.000 personas”. La ciudad autónoma manda bienes de todo tipo, desde alimentos o ropa hasta juguetes. Otro problema en los puestos fronterizos, por el que Marruecos pone pegas, es que considera que se trata de “contrabando”, a pesar de que los productos están documentados.

Los empresarios melillenses han barajado varias posibilidades como la de organizar una manifestación en Madrid: “El problema es que al no tener un Gobierno consolidado contra quién protestamos”, recalca Reyes. Las acciones que se plantean ahora mismo están enfocadas al ámbito local, como por ejemplo un “cierre patronal” contra Marruecos “para que se den cuenta de cuánta gente como de este comercio”.

La “frontera comercial”, y el buen entendimiento con los gobernantes marroquíes para que el paso de mercancías fluya con normalidad, es clave en una ciudad donde el paro supera a la media nacional situándose en el 26,22% en el segundo trimestre de 2019, y rozando el 73% en el caso de los jóvenes.

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