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España

El Rey lanza un sutil mensaje para evitar nuevas elecciones

El rey Felipe VI.

Había dudas en Zarzuela. La visita de Barak Obama, que aterriza este sábado en Sevilla en su primera visita oficial a España, tiene lugar en un momento excepcional, con un Gobierno en funciones y en plena negociación de pactos para sacar adelante una investidura. Felipe VI ha dado un paso al frente y ha decidido mostrar el camino, hacer un gesto en pro del entendimiento y de la necesidad de superar vetos y apostar por una fórmula que anime al diálogo. Había diferentes fórmulas en estudio, y varias alternativas para solventar este asunto. Una de ellas era la más previsible, es decir, la celebración del tradicional almuerzo en Palacio, con la asistencia del gobierno en funciones.

Posteriormente, Obama se entrevistará con los líderes políticos de la oposición en encuentros personales, como sucede en visitas de este tipo, tal y como informó en la noche del miércoles la Casa Blanca. No de detalló si se vería con los tres, Sánchez, Rivera e Iglesias. En cualquier caso, Felipe VI consideró que lo más adecuado era sumar a esta invitación a los dirigentes de las otras tres fuerzas mayoritarias, como así trascendió a lo largo de la tarde. La charla del presidente estadounidente con los políticos españoles tendrán lugar una vez concluído elalmuerzo y antes del encuentro conjóvenes empresarios españoles, en un actoque tendrálugar en los Teatros del Canal.

El partido de Pablo Iglesias fue el primero en desvelar la novedad y en confirmar que su líder aceptaba la invitación y estaría presente en el ágape. Será la primera oportunidad en la que Iglesias acuda al Palacio Real ya que el pasado 12 de Octubre con motivo de la Fiesta Nacional, el dirigente del partido morado declinó acudir a en esta celebración. Se vivían ya momentos preelectorales, con una cita crucial con las urnas en el horizonte.

La visita de Obama reunirá, al menos para la fotografía, a los cuatro protagonistas del endiablado proceso que se desarrolla en el tablero político nacional.

La visita de Obama reunirá, al menos para la fotografía, a los cuatro protagonistas del endiablado proceso que se desarrolla en el tablero político nacional. Será la primera ocasión, salvo sorpresa de última hora, en la que Mariano Rajoy se encuentre con los presidentes de las otras tres formaciones protagonistas del actual 'impasse' institucional. No habrá tiempo ni oportunidad de charlas en privado, aunque el gesto de esta reunión, la imagen de los cuatro líderes reunidos en Palacio, ha de entenderse como un claro mensaje de la Corona en aras del esfuerzo común para alcanzar un entendimiento.

Los días pasan y Rajoy hasta ahora tan sólo se ha visto con los representantes de Coalición Canaria, PNV y ERC, partidos que apenas pueden decidir más que en forma colateral, cómo se sale del laberinto. El encuentro en el almuerzo del Rey será quizás el anticipo de una semana crucial en el desarrollo de los encuentros para desbrozar el sendero de los pactos, o descartarlos. La Casa Real no ha confirmado todos los detalles sobre el almuerzo. Quedan algunos puntos de la agenda de Obama por concretar. Pero esa celebración en Palacio, tras la estancia del presidente norteamericano en Sevilla, cobra un valor muy especial de cara a la política interna. 

Discreción absoluta de la Corona

El Rey ha permanecido en un plano de absoluta discreción desde las elecciones del 26 de junio. Dentro de unos días le tocará de nuevo asumir su papel de recibir a los dirigentes políticos con vistas a proponer un nombre como candidato a la investidura. Será un trance sumamente delicado. No puede repetirse lo ocurrido en los meses anteriores, dos investiduras fallidas y la vuelta a unas elecciones generales. El presidente del Gobierno en funciones ha declarado que en esta ocasión no declinará el ofrecimiento del Rey aunque no haya logrado los apoyos suficientes. Todo puede ocurrir, comentan privadamente en Zarzuela. 

Quizás las sonrisas de Obama sean un buen telón de fondo para animar a algunas reflexiones

La decisión de Felipe VI de congregar en torno a la mesa de Palacio a los cuatro responsables de sacar a España de este dédalo de incertidumbres lleva implícito un mensaje evidente. Es necesario reunirse, verse las caras, hablar, acordar y superar el actual bloqueo. Nadie quiere unas terceras elecciones pero, hasta el momento, apenas se advierte la forma en la que puede encontrarse la manera de evitar el escenario más detestado. "Sería un ridículo mundial", llegó a decir Rajoy, quien sigue confiando en que los dirigentes del PSOE asuman su condición de partido de Estado, de formación madura y responsable y dejen de lado cualquier tentación de no colaborar en la superación de la actual crisis. 

El resultado emanado de las urnas ha sido nuevamente claro. Ahora, aún más preciso que el 20-D. El PP ha superado en 52 escaños al su más directo rival. Insuficientes sus 137 diputados para forma gobierno, pero es el único que puede hacerlo. El juego de las zancadillas se ha terminado, de acuerdo con la interpretación las mencionadas fuentes. En torno a Obama van a verse las caras, por vez primera desde las urnas, los cuatro protagonistas de la función. El Rey está sugiriendo lo que se espera de ellos. A partir del día 19 de este mes, cuando quede conformado el Parlamento y arranque la ronda de audicencias en Palacio, deberían haberse aclarado las posiciones y los objetivos. No podemos eternizarnos en el pernicioso bucle, comentan. Quizás las sonrisas de Obama sean un buen telón de fondo para animar a algunas reflexiones. El Monarca confía en ello. Una nueva investidura fallida y aplazarlo todo hasta septiembre, sin visos de solución, no sería la mejor manera de afrontar este enésimo capítulo del absurdo.  El Rey mantendrá su escrupulosa neutralidad, tal y como dicta la Constitución, pero en esta ocasión, de acuerdo con algunas versiones, espera que los políticos lleguen a Palacio con los deberes ya hechos. 

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