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España

Pedro Sánchez chulea a los barones: tantea a Convergencia y ERC para su Gobierno

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, este lunes en la sede de su partido.

Pedro Sánchez reunió este lunes a su ejecutiva y sus miembros salieron con la sensación de que, a pesar del nuevo escenario abierto en Cataluña, sigue dispuesto a todo con tal de llegar a la presidencia del Gobierno. De hecho, dejó en el aire la posibilidad de aceptar el apoyo de Convergencia y de Esquerra Republicana a su investidura si, finalmente, fracasa el intento de Mariano Rajoy de que prospere la suya.

La línea roja trazada por Sánchez con el independentismo es tan caprichosa que a lo más que ha llegado el líder socialista es a advertir que él no buscará los votos ni de Convergencia ni de ERC para su investidura. “Que no lo busque no quiere decir que no los acabe aceptando”, matizan fuentes de la dirección del partido, dando por hecho que, una vez abierto el debate y encarada la votación, podrían producirse “sorpresas” que acabaran evitando nuevas elecciones. El secretario general ha abordado esta posibilidad con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y ambos han decidido actuar al unísono. De hecho, Iceta declaró ayer que no es la hora de hacer “frentes”, sino de “tender puentes”, justo la misma idea transmitida por Sánchez a los miembros de su ejecutiva y también en abierto al propio Rajoy, al que emplazó, incluso, a entrevistarse con Carlos Puigdemont después de que este martes tome posesión como presidente de la Generalitat.

Con Podemos, Convergencia y ERC, los socialistas sumarían la mayoría absoluta en el Congreso

Iceta tiene pensado reunirse con el sucesor de Artur Mas y en el PSOE no se descarta, incluso, que a dicho encuentro asista también el propio Pedro Sánchez. Su objetivo es que el electorado diferencie sus puntos de vista sobre Cataluña de los que mantiene el PP, en un momento en el que él mismo ha condicionado su apoyo al Gobierno en funciones para defender la legalidad constitucional a que todas las medidas que éste adopte para frenar la bravata soberanista sean previamente acordadas por ambos. Desde Convergencia, se admitió ayer que “hay que ver con interés” la formación de un Gobierno alternativo al del PP. Lo dijo en el Congreso el diputado Carles Campuzano, considerado muy cercano a Artur Mas. Sánchez mantiene con éste último una relación cordial desde su primera entrevista en la Generalitat en septiembre de 2014.

La otra finalidad del líder socialista, que él mismo apenas disimula, es retener la secretaría general y el control del PSOE. Para ello debe evitar unas nuevas elecciones generales porque es consciente de que si éstas llegaran a convocarse, la mayoría de los barones de su partido intentarían desalojarle del cartel electoral para imponer otro candidato. Pese a que los acontecimientos van a gran velocidad, recuerdan en Ferraz, no puede olvidarse que con Sánchez el partido ha descendido a los niveles más bajos de apoyo de todo el periodo democrático, hasta llegar a los 5,5 millones de votos y los 90 escaños. Esta debilidad es la que ha llevado a la presidenta andaluza, Susana Díaz, y a la mayoría de los dirigentes territoriales, a considerar un disparate la posibilidad de formar Gobierno, sobre todo si para ello tiene que contarse con Podemos y sus organizaciones satélite en Galicia, Cataluña y la comunidad valenciana, a las que ahora podrían sumarse Convergencia, con ocho diputados, y Esquerra Republicana, con ocho. Este cóctel sumaría en total los 176 escaños que el PSOE necesitaría para garantizarse un Gobierno con mayoría absoluta, sin descartar que a la mezcla se unieran también los seis diputados del PNV y los dos de Izquierda Unida.

Rivera no participará en un enjuague con Podemos

Los socialistas no han interrumpido sus contactos con Ciudadanos, formación a la que han considerado como la marca blanca del PP durante toda la campaña. Pero dan por hecho que los 40 diputados de Albert Rivera no participarán en ningún enjuague con Podemos. Por esta razón, Pedro Sánchez trabaja en una operación que trata de ganarse a Pablo Iglesias siempre que renuncie a la celebración de un referéndum en Cataluña, la única condición que le ha impuesto el comité federal para sellar esta alianza parlamentaria. Si el líder de Podemos no estuviera por la labor, como muchos creen, Sánchez siempre podría presentarse en la nueva campaña electoral como el único que ha hecho todo lo posible por armonizar una mayoría de izquierdas capaz de desalojar al PP de La Moncloa.

El PSOE frivoliza sobre un posible acuerdo con Ciudadanos, al que ha considerado toda la campaña como marca blanca del PP

Con estos mimbres tan forzados, la ejecutiva puso ayer fecha al comité federal. Se celebrará el sábado, 30, y en la reunión se debatirá la fecha del próximo congreso. Sánchez hará todo lo que esté en sus manos para que se celebre bien entrada la primavera, pues aspira a repetir como candidato en el supuesto de que hubiera nuevas elecciones. Si el congreso, como quiere Susana Díaz, se celebrara antes, Sánchez sabe que sus días estarían contados.

El líder socialista confía en que en tres semanas ya se haya despejado el panorama político lo suficiente como para saber si tiene o no posibilidades de salir investido con el apoyo de los independentistas o si hay que ir a nuevas elecciones. Pero ahora el calendario está en manos del Rey, al que corresponde señalar la fecha del debate de investidura de Rajoy, y en parte, también, del nuevo Gobierno catalán y de los tiempos que acuerde para dosificar su desafío al Estado, que afronta esta gran tempestad con el viento de cara.

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