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España

Rajoy oculta a su candidato a las europeas para no activar la campaña de Valenciano

Mariano Rajoy, durante la sesión de control en el Senado

Algunos barones del PP salieron decepcionados del Comité Ejecutivo del lunes. Esperaban que el presidente del partido hiciera público el nombre del cabeza de cartel a las elecciones europeas. Superado el trance del Congreso del PP europeo, daban por hecho que tocaba cerrar la lista de aspirantes, única que no está cerrada en todas las formaciones conservadoras en competencia.

Los estrategas de Moncloa, sin embargo, comprenden el ritmo pausado de Mariano Rajoy en este asunto. El principal, que en caso de que el elegido sea Miguel Arias Cañete, como ya se da por hecho, su designación implicaría una crisis de Gobierno que el presidente pretende llevar a cabo en abril, para que pueda utilizarse como impulso político de cara a los comicios.

Ataques y desgaste

Hay otro elemento de enorme importancia en el que los impacientes barones autonómicos que urgen la designación quizás no han reflexionado. Rajoy sabe que en cuanto sea público el nombre del candidato, el PSOE lo convertirá en un pim-pam-pum. Intentarán quemarle, centrarán en él gran parte del argumentario de su campaña. Ahora mismo, se está viendo que la número uno de los socialistas, Elena Valenciano, carece de un discurso potente, no tiene un programa sugerente, apenas puede ofrecer algo más que el monocorde asunto del aborto que se va diluyendo paulatinamente. Su campaña está resultando tediosa, gritona y poco eficaz. En cuanto se le ponga cara y ojos al canddiato rival, arrancaría una 'operación desgaste' que el PP no tiene por qué propiciar.

Según los técnicos del PP que controlan el frente de Bruselas, la designación del jefe de filas a las europeas tan sólo consigue uno o dos puntos al alza en las expectativas de voto. Poco rédito para lo que implica de exposición al contrincante y de darle armas al 'enemigo'.

Arias Cañete es ahora mismo uno de los tres ministros más valorados del Gobierno de Rajoy, según la práctica totalidad de las encuestas. Es un activo sin apenas contraindicaciones. Despierta simpatía popular, apenas produce rechazo, no ha protagonizado episodios polémicos o cuestionables y transmite un mensaje amable y cercano. Cuanto más tiempo siga ejerciendo de ministro, mejor para su futura campaña, en el caso de que sea el elegido. Con Mariano Rajoy, nunca se sabe. Hasta el punto de que en algunos despachos de Moncloa ya hay dirigentes que dudan de si al final habrá sorpresas.

No hay voluntad de cambio

Sin embargo la idea del equipo presidencial es que el PP cuenta con bazas muy importantes de las que carece la opoosición. El PP gobierna, sigue sacando proyectos adelante, aprobando leyes, gestionando iniciativas y tiene el BOE. El poder desgasta...a quien no lo tiene. En Europa también goza de un notable peso específico, como quedó demostrado en la cumbre conservadora de Dublín. Las encuenstas arrojan ahora un empate técnico, pero nunca una decidida voluntad de cambio. Este es el principal problema del equipo de Rubalcaba.

Se ha escuchado a dirigentes regionales del PP que necesitan conocer el nombre del candidato porque ya están en campaña e ignoran cuál es el nombre del protagonista. Puede que tengan razón. Pero las fuentes mencionadas señalan que en unas elecciones europeas lo que se vota es, principalmente, la marca, eso es, las siglas del partido y, en todo caso, al propio presidente. También funciona mucho el voto de castigo, a lo que es ajena, desde luego, la figura del cabeza de cartel, salvo escepciones.

Pero la campaña del PP ya está en marcha. Rajoy movilizó el lunes a todos los responsables locales y autonómicos para extender por toda España el mensaje de la recuperación, "mucho más importante que el del nombre del candidato", señalan. A principios de abril se ha convocado una cumbre intermunicipal para activar la participación de las principales poblaciones de España, en especial aquellas con efecto decisivo en las elecciones.

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