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España

Dirigentes del PP exigen una purga de corruptos antes de las elecciones

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal

No sabe. No le consta. Se enteró por los periódicos. La intervención de Mariano Rajoy en el programa de Ana Rosa Quintana ha enrabietado a un buen número de dirigentes de su formación, que reclaman a su presidente una actitud mucho más dura con los corruptos. "Hay que hacer una purga a fondo antes de que se convoquen nuevas elecciones", comentan algunos de ellos en privado, pensando incluso en su propio presidente. Otros, se lo han hecho llegar a determinados miembros de la cúpula del partido.

Las tibias y comprensivas palabras con Rita Barberá, "no está acusada de nada", y con Gerardo Camps, dos de los dirigentes más significados del PP levantino, han superado los bordes de la paciencia. Isabel Bonig, la presidenta regional desde este verano, muy amparada por Dolores Cospedal, reaccionó con celeridad y abrió expediente y retiró de los cargos orgánicos a todos los miembros del PP involucrados en la 'Operación Taula'. En Madrid, sin embargo, no observan reacción alguna frente a los casos de Barberá y Camps, senadora y diputado respectivamente.

"La presunción de inocencia está bien, pero hay que hacer una purga a fondo", aseguran distintos dirigentes

Mientras Rajoy habla de rapidez en la reacción de las medidas adoptadas, ignora los dos casos más mediáticos, más llamativos y que más salpican el nombre del partido. "La presunción de inocencia está bien, pero hay que hacer una purga a fondo en toda la formación. Son gente del pasado que sigue aún aquí. Nos hacen mucho daño, no podemos concurrir a unas nuevas elecciones, si es el caso, con este panorama", reconocía un dirigente regional hace unas horas. Clamor generalizado contra los corruptos se ha escuchado en las últimas horas a Feijóo, Cifuentes, Aguirre, Cospedal y por supuesto, a todos los vicesecretarios generales de Génova.

Ciudadanos habla claro

Rajoy no sabe nada de la imputación del PP en el caso de los ordenadores de Bárcenas. Apenas tiene noticia del asunto Acuamed, que se llevó por delante al número tres de Moncloa. Sobre Rato, se ha enterado por los periódcios. Esta actitud tan difícilmente creíble del líder del PP, mostrada en su comparecencia televisiva, en pleno estallido de una nueva oleada de escándalos, indigna a algunos de sus dirigentes que han de mantener a sus bases movilizadas o en tensión por si es preciso acudir de nuevo a las urnas.

Las negociaciones sobre posibles pactos de investidura no prosperan. Ciudadanos ya ha insinuado que el que sobra es Rajoy. "El señor Rajoy ha sido, como mínimo, negligente", aseguraba Juan Carlos Girauta, portavoz del partido naranja en el Congreso. Desde sus filas se advierte la imposibilidad de alcanzar un acuerdo a tres bandas con PP y PSOE. La imagen de Rajoy desgasta cualquier tipo de ensayo en esta línea, comentan, aunque insisten en que "el PP no es un partido apestado". El problema, pues, es de algunas personas. O quizás, de una. La postura oficial de Rivera ha ido un paso más allá del consabido "nosotros no vamos a hacerle las primarias a ningún partido". Pero acto seguido, declaraba este martes que "es muy difícil que Rajoy pueda liderar la lucha contra la corrupción". Rivera quiere un acuerdo a tres bandas, en el que él actúe como el eje sobre el que pivoten las dos fuerzas mayoritarias. Una reedición, a gran escala, del pacto por la Mesa del Congreso. Pero con Rajoy y con Sánchez al frente de PP y PSOE, respectivamente, sabe que este encaje de bolillos resulta imposible.

Los tiempos de Rajoy se agotan, se piensa ya en importantes despachos de su formación. El PP sólo reacciona unido y en bloque frente los ataques y el desprecio inclemente de Pedro Sánchez, que asegura que en el PP hay 'un hedor insoportable a corrupción'. Es entonces cuando se aprietan los dientes y responden mirando a Andalucía y sus hedionda realidad de ERE y cursos de formación. Rajoy aseguraba en la entrevista televisiva que nadie en sus filas le ha cuestionado, y 'menos aún a la cara'. Y así es. Los barones del PP se conjuraron tras los comicios de diciembre en mantener una postura de cohesión férrea en torno a su líder, a la espera del resultado de la sesión de investidura. Si es que llega.

"Es muy difícil que Rajoy pueda liderar la lucha contra la corrupción", dicen desde Ciudadanos

Este martes se despejerán las dudas. En el caso de que se tengan que celebrar nuevas elecciones, Rajoy también cree que le corresponde repetir como candidato, ya que fue el neto vencedor en las del 20D. Una perspectiva que hace temblar a muchos de los dirigentes más jóvenes de la formación que consideran que les resultará muy difícil ganar votos si figura el mismo nombre como cabeza de cartel. 

La necesaria catarsis

Otros análisis desde dentro del partido son más sofisticados. Si Rajoy repite como candidato y no logra la victoria deseada, se abrirá el momento de la gran catarsis que precisa el partido. Igual que si Sánchez logra formar su gobierno macedonia con Podemos, IU y algún separatista. Ese relevo, ya no lo podrá conducir el líder destronado. Se abrirán pulsos internos, se harán apuestas, se lanzarán nombres sobre la mesa y serán los militantes quienes tendrán que decidir en última instancia. Algunos apostarán por la renovación, otros escucharán las palabras de Aznar, que este mismo martes efectuó unas declaraciones contra Podemos, en su línea, para no perder visibilidad. 

Hay temor a que las bombas de racimo de los casos de corrupción que están abiertos sigan cayendo sobre los tejados de Génova. Las redes de Valencia aún no han emergido en su totalidad. Y faltan por sustanciarse judicialmente buenos tramos de los procesos de la Gürtel y del propio Bárcenas. "Y aún pueden pasar más cosas", aunque, como dijo Rajoy, "confío en que no". De ahí la exigencia de una operación de limpieza a fondo, que se lleve por delante algunos nombres de todos sabidos que se mantienen en sus cargos o que siguen vinculados al partido. E incluso que fuerce a Rajoy a una severa reflexión sobre su futuro. Una idea que muchos comparten pero que, en la actualidad, casi resulta imposible. Rajoy reconoce que la corrupción les ha hecho más daño que la crisis pero no está decidido a tomar medidas hasta que los jueces pongan el foco en los nombres que todo el mundo sabe. 

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