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España

Rivera sale reforzado frente a los críticos de Ciudadanos tras su ultimátum a Rajoy

El presidente de C's, Albert Rivera, en su declaración del 9 de agosto en el Congreso.

El envite de Albert Rivera a Mariano Rajoy, la misma jugada que hizo con Pedro Sánchez antes de estrecharle la mano (eso sí, con condiciones diferentes) no sólo ha sido interpretada en la opinión pública como el principio del fin del bloqueo institucional en que se encuentra sumido el país desde hace ocho meses, sino que también ha servido al líder de Ciudadanos para reafirmar su liderazgo en el seno de la formación centrista.

Según fuentes del partido naranja consultadas por Vozpópuli, la acogida que ha tenido el plan Rivera entre la militancia ha sido “ampliamente satisfactoria”, tanto en la forma (declaración institucional en el Congreso en pleno parón veraniego) como en el fondo (seis condiciones sobre la base de los acuerdos sellados con el PP en varias comunidades). Las voces críticas que en otras ocasiones cuestionaron a Rivera que remase en dirección favorable a Rajoy o profanara lo dicho en campaña, han permanecido estos días prácticamente silentes. El sector de C’s más beligerante con el líder del PP, una facción identificada fundamentalmente con exafiliados de UPyD, ha rebajado así el tono y ha cerrado filas con la Ejecutiva naranja.

No obstante, voces de esta corriente anti-Rajoy, apuntan las mismas fuentes, sí han incidido en que Rivera debería haber incluido más condiciones en su ultimátum al jefe del Ejecutivo. Por ejemplo, además de las seis exigencias formuladas (dimisión imputados por corrupción, supresión de indultos por corrupción, fin de los aforamientos, limitación de mandados, reforma electoral y ‘comisión Bárcenas’), los críticos echan en falta medidas como la eliminación de las diputaciones, planteada también a Pedro Sánchez por suponer un ahorro de 1.000 millones, o haber reclamado los “2.800 millones perdonados en la amnistía fiscal de Montoro”, medida estrella del programa económico para el 26-J en su apuesta por perseguir la corrupción. También habrían incorporado alguna actuación social de amplio calado como el pacto nacional por la Educación.

El sector de C’s más beligerante con Rajoy cree que Rivera también debería haber reclamado la supresión de las diputaciones

No obstante, en ese armisticio de los críticos, ha pesado, según las fuentes citadas, la creencia de que mantener el ‘no’ a la figura de Rajoy conduciría inexorablemente a unas terceras elecciones, un escenario donde la formación naranja corre el riesgo de exponerse a un naufragio de su proyecto nacional, como el ocurrido a UPyD, otrora referente de la tercera vía regeneracionista. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, dijo el pasado julio en su tertulia del canal iraní Hispan TV que el gran cambio del 26J ha sido el hecho de que “se ha consolidado una transición en el sistema de partidos en la que uno se queda descolgado”, en alusión a Ciudadanos.

De momento, el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado el pasado 8 de agosto, refleja que Ciudadanos baja algo más de un punto en intención de voto con respecto a los comicios del 26 de junio, pasando del 13,05% cosechado en las urnas a un 12%. Asimismo, en voto directo (las respuestas espontáneas de los encuestados entre el 1 y el 11 de julio, sin pasar por la "cocina" del CIS), la formación centrista también desciende con respecto al barómetro anterior a las generales, cayendo del 8,5% a un 8,1%.

Una inyección de moral mes y medio después

Con su paso al frente, “el primer acto de responsabilidad política desde las elecciones", ha sentenciado el ex presidente del Gobierno Felipe González, Rivera ha recuperado la iniciativa para ese espacio de centro que quedó tocado por los resultados del 26 de junio. La fuga de los 300.000 votos de centro-derecha que se fueron o regresaron al PP y la pérdida de los casi 100.000 que le arañó Unidos Podemos como voto de ruptura frente el bipartidismo, provocaron cierto desánimo en las filas de C’s y empezaron a formularse internamente demasiadas preguntas sobre el futuro de la formación.

Una autocrítica que alcanzaba incluso a la gestión “personalista” de Albert Rivera en la presidencia del partido. Ello, mientras la portavoz naranja en el Parlamento catalán, Inés Arrimadas, ganaba adhesiones como un eventual relevo al medio-largo plazo.

Sin embargo, desde el pasado martes, a raíz de su golpe de timón, cercando a Rajoy y redoblando la presión sobre Sánchez para su abstención, el líder de C’s ha despejado esos fantasmas sucesorios y ha inyectado moral y relevancia en la escena política a su proyecto reformista. Sólo la permanencia del bloqueo y la condena a otras generales, las terceras en apenas un año, pueden cruzarse en su camino.

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