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España

La renovación de los ociosos: solo cuatro de los 20 diputados más vagos se mantienen

El Congreso de los Diputados.

España votó y decidió que no quería un Parlamento como el que se conformó hace cuatro años sino uno radicalmente diferente. Se ha pasado de una sobrada mayoría absoluta a la mayor atomización que se recuerda de cámara. Eso obligará a todos los diputados a replantearse sus funciones, para muchos no valdrá mantenerse en el escaño sin más labor que la imprescindible de votar y, en algunos casos, escribir alguna pregunta o colaborar en una comisión.

La mayor parte de los diputados que así se movían por la cámara, los más vagos de la pasada legislatura, han desaparecido para siempre de las listas de los partidos. Como si pensasen los jefes que para la nueva realidad, que de algún modo ya se preveía antes del voto, necesitaba nuevas gentes más dispuestas a bajar a la mina.

Carlos Floriano, ya como diputado raso, tiene la opción de incrementar su exigua actividad parlamentaria de la última legislatura

Es cierto que muchos diputados del PP se pudieron esconder en su mayoría absoluta, refugiarse en el escaño porque, en realidad, los congresistas del partido del Gobierno no tienen la misma carga de trabajo que los opuestos y, en estos años, los populares eran muchos. Esa realidad ha cambiado y a ella se tendrá que adaptar, por ejemplo, Carlos Floriano.

Floriano se ha quedado como un diputado raso después de que pasase años en las luces de Génova y presidiendo su partido en Extremadura. Los muchos servicios prestados al partido fuera de la cámara le han procurado un puesto de salida para el nuevo Congreso, el número 1 por Cáceres. Lejos ya de cualquier función en Génova, y probablemente fuera también de la dirección del grupo parlamentario, podrá adaptarse mejor a su posición y mostrarse más activo en las funciones propias de un diputado.

Algo parecido podrá demostrar José Ramón García Hernández. Lleva poco más de un año en el Congreso, tiempo en el que se ha dedicado a ser ponente de tres leyes y a una reducida actividad en pleno o comisiones. Ha aparecido como número 2 del PP en la lista de Ávila, en la que escoltaba a Pablo Casado, y eso le asegura el escaño en la próxima legislatura. Tal vez en esta ocasión se estrene finalmente en el arte de las preguntas parlamentarias que, hasta ahora, no ha estrenado.

También repetirá en sus funciones, y tiene fácil ampliar su actividad, Carmelo Romero Hernández. Ha sido número dos en la lista por Huelva, ha sido alcalde por Palos de la Frontera y su actividad en el Congreso de estos últimos cuatro años no se puede calificar, más bien al contrario, como frenética. Tras solo 14 preguntas parlamentarias en cuatro años ahora tendrá la oportunidad de mostrarse más colaborador. Los tiempos en los que uno podía mimetizarse con el escaño y desaparecer pueden haber terminado.

El último de los diputados más vagos que repite su función es Juan Carlos Vera Pro, veteranísimo que encara su sexta legislatura en el grupo popular. Vera es un hombre importante en el partido, lo que le ha valido para ser sexto en la lista por Madrid y puesto que, en el partido del Gobierno, significa automáticamente estar en la cámara baja. Lleva una vida entera dedicado a la política, en el PP y antes en AP o el Partido Liberal y ahora, como diputado raso, también tendrá que arrimar el hombro.

Senado

Dos más de los diputados menos activos de la pasada legislatura continuarán teniendo actividad parlamentaria aunque, en el caso de ambos, lo harán en el Senado. En política se suele hablar de la cámara alta como un “cementerio de elefantes” al que van a parar esos políticos que han tenido brillo pero de los que ya se espera poco, un a puerta de salida más que de entrada.

Dos de los diputados más vagos de la legislatura anterior, Miguel Ángel Martín y Carlos Aragoneses, han recalado en el Senado. Los perfiles de ambos son muy similares, tuvieron una importancia grande en el tiempo de José María Aznar, son políticos de gran lustre pero ya lejanos a cualquier responsabilidad y, en los últimos tiempos, muy poco activos.

Miguel Ángel Martín y Carlos Aragoneses, dos históricos del aznarismo, han recalado en el Senado, conocido por muchos como "el cementerio de elefantes"

Tanto Martín como Aragoneses tendrán menos presión laboral que la de sus compañeros del Congreso, tanto por la naturaleza de la cámara en la que van a desarrollar su labor como por el reparto de escaños, en los que el PP tiene una cómoda mayoría absoluta que, por lo general, significa una menor actividad entre sus numerosos parlamentarios.

Los caídos

Los 14 diputados restantes que aparecieron como los menos activos de la X legislatura no volverán a la cámara. Entre ellos hay renuncias como la de Cayetana Álvarez de Toledo, probablemente la más mediática de los vagos, y el resto han salido bien por opción propia, bien por elección del partido y, en algunos casos, por no haber conseguido los votos suficientes para llegar al Congreso en la XI legislatura.

El próximo 13 de enero será el momento en el que los nuevos diputados pidan la vez. Desde el 28 de diciembre tendrán la posibilidad de entrar en el registro del Congreso para recoger sus credenciales, pero solo serán elevados a puesto ese día de enero en el que la Diputación Permanente desaparecerá para dar paso al más atomizado Congreso que se recuerda. Serán, como siempre son, 350 miembros con más trabajo que nunca, aunque quizá, como siempre pasa, habrá diputados con más tendencia a escaquearse.

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