Quantcast

El Liberal - Opinión

Gadalf y Lisa no son vascos, son catalanes

Quim Torra

Torra y Puigdemont ya tienes alias a lo Txeroki o Dieteputo, son Gandalf y Lisa. El mote se desconoce, aún, si se lo han puesto ellos mismos o lo han elegido los CDR que están siendo juzgados por angelitos.

Tanto reunirse con Otegui no podía traer nada bueno, pero la comparación con lo vasco termina ahí. Ni Garaicoetxea o Ibarretxe, los más nacionalistas de los Lendakaris, tuvieron alias. Así las cosas poco puede extrañar que en el PNV se esfuercen por tomar distancia del separatismo gobernante en Cataluña. Los de Sabin Etxea no se reúnen con el Ibex, son el Ibex. Urkullu y los suyos entendieron siempre que entre Batasuna y el socialismo el aliado estaba claro y moraba por debajo del Ebro, no en las Herrikotabernas. En Cataluña, en cambio, ERC, Junts y la CUP compiten por el amor sangriento de los neobatasunos de Bildu y de forma absolutamente desmoralizante gran parte de la sociedad catalana sigue a sus dirigentes políticos en este aquelarre.

La gran diferencia entre el País Vasco de los años de plomo y lo que estamos viviendo en Cataluña es que el Gobierno Vasco pudo tener momentos de complacencia o duda, Arzalluz fue más que turbio, pero nunca fue ni el organizador, ni el instigador ni el líder de los grupos violentos. Aquí, en Cataluña, la violencia es institucional.
Jamás un etarra en la Audiencia Nacional llego a lo que ha dicho en su declaración el CDR Jolís en la que ha señalado a “los de más arriba, al Presidente” como persona al tanto de todo lo que se estaba planeando y para el que se estaba preparando el asalto al Parlament.

El pasado miércoles Carlos Alsina, director de Mas de Uno, en Onda Cero, dijo que había alguien que decidía cuando los CDR atacaban y cuando se replegaban y también donde y con que intensidad lo hacían.  Estoy casi de acuerdo con Alsina, solo discrepo en que creo que los que dan las ordenes desde la tramoya del poder calculan mal sus fuerzas, si fuera por ellos la noche del domingo, previa al acto de la fundación Princesa de Girona y la noche del lunes hubieran sido noches de contenedores, barricadas y catborroka. Si no hubo más disturbios fue porque les falta fuelle social e incautos que les sigan, si mañana sábado y el domingo hay follón, mucho follón, será siguiendo sus designios y si no lo hay no será porque ellos no lo hayan querido sino porque no habrán podido.

En Cataluña llevamos años creando, desde el poder de la Generalitat y sus terminales mediáticas, sociales y educativas, un marco mental y psicológico que permite al nacionalismo independentista justificar la violencia

La periodista y escritora croata Slavenka Drakulic ha dicho que “en el nacionalismo la emoción más importante es el odio. Tienes que provocar odio y para eso tienes que convencer a la gente de que los otros son un peligro para ellos. Hace falta una base psicológica para llegar a un conflicto serio que no se puede crear en una noche, hacen falta años. Sin legitimar la violencia la gente no se lanza a la acción, pero una vez que corre la sangre ya no se puede parar”.

Drakulic concluye su reflexión diciendo: “si aquí nadie para el nacionalismo, claro que es posible que haya aquí – refiriéndose a Cataluña- una guerra”.

En Cataluña llevamos años creando, desde el poder de la Generalitat y sus terminales mediáticas, sociales y educativas, un marco mental y psicológico que permite al nacionalismo independentista justificar la violencia que están llevando a cabo y la que no consiguen a pesar de sus esfuerzos.

Lamentablemente el mañana, en Cataluña, lejos de ser impredecible es muy previsible. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.