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El Liberal - Opinión

La pasión reglamentaria de Cataluña

Intensidad reglamentaria de las Administraciones Públicas españolas

La propensión de las CC.AA. a ser un mini Estado se aprecia en su intensidad reglamentaria. Son ¡las reinas del boletín oficial!  En la Tabla 1 vemos cómo la Administración central y las CC.AA. ya superan el millón de páginas anual en sus pletóricas colecciones de diarios oficiales.

Tabla 1. Número de páginas de los diarios oficiales de las CC.AA.

Número de páginas de los diarios oficiales de las CC.AA.

La producción reglamentaria de la Administración central es estable desde los 1960’s. Incluso es ligeramente bajista… desde que aparecen las CC.AA. Éstas lo hicieron con pujanza, llegando hoy a producir 5 veces más actos de derecho que la Administración central (véase la Figura 1).

Las CC.AA. han multiplicado por 5 la reglamentación de España

La palma de la intensidad reglamentaria corresponde a Cataluña. En 2018, el diario oficial de la Generalitat sumó 104.042 páginas. A ojo de buen cubero, eso son 520 páginas de diario oficial por día laborable.

Figura 1. Intensidad reglamentaria de las Administraciones Públicas españolas

Intensidad reglamentaria de las Administraciones Públicas españolas

Las restantes CC.AA. van a la zaga de Cataluña. La Comunidad de Madrid superó las 100 mil páginas varios años, aun cuando últimamente redujo su literatura. Andalucía roza las 70 mil páginas y Galicia las 55 mil. A pesar de la amplitud de sus competencias, al País Vasco le bastan 6 mil páginas al año.

La Generalitat es la Comunidad que más páginas de boletín oficial publica, 104.042 al año

Obviamente, ante la inflación reglamentaria, aplica el dicho lo bueno si breve dos veces bueno. En otros términos, es preferible una regulación smart, inteligente, por breve, aplicable, efectiva, eficaz y acaso eficiente. En cambio, si lo que se pretende es tener instrumentos de Estado, según dicen los separatistas catalanes, ¡qué menos que un boletín oficial bien nutrido! 

Con todo, los diarios oficiales no son sólo un paraíso de papel. En realidad, son un modo no menor de complicar la vida de la gente y su actividad.

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