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Economía

La "megalópolis del tomate" en el Sáhara, el plan marroquí que mina a la huerta española

Agricultores españoles y el Frente Polisario llevan años denunciando que Marruecos explota los recursos agrícolas del Sáhara Occidental y los exporta a la UE ocultando el origen. La justicia europea está pendiente de resolver un fallo del TGUE que vetó los acuerdos euromarroquíes que incluyen el Sáhara

La "megalópolis del tomate" en el Sáhara, el plan marroquí que mina a la huerta española
Pila de cajas de tomates. istock / Ozge Emir

En el Sáhara Occidental hay plantaciones de tomates y melones que Marruecos explota y vende como suyos a la Unión Europea. No es un fenómeno nuevo. Así lo denuncian desde hace años los agricultores españoles, que alertan de que esta expansión agrícola de Marruecos más allá de sus fronteras está esquilmando su cuota de mercado en la UE. La diplomacia española, sin embargo, ha apoyado con discreción los intereses marroquíes. A finales del año pasado, de hecho, recurrió como miembro del Consejo Europeo el fallo de la TGUE que anuló los acuerdos con Marruecos que incluyen los recursos del Sáhara.

El Frente Polisario lleva años denunciando en los tribunales europeos que Marruecos explota en su propio beneficio los recursos naturales del Sáhara Occidental. Desde la agricultura y la pesca hasta los fosfatos y, últimamente, las energías limpias. La batalla judicial del Polisario ha tratado de invalidar los acuerdos agrícolas y pesqueros entre el país alauí y la Unión Europea que incluyen estos productos, extraídos del último territorio africano pendiente de descolonización. La relación comercial se remonta a los primeros años de siglo, cuando entró en vigor el primer acuerdo pesquero. Doce años más tarde, se amplió esta relación preferente con los productos agrícolas.

La producción agrícola en el Sáhara Occidental se inició a principios de siglo en torno a la ciudad de Dakhla (antigua Villa Cisneros). Este territorio tiene más días de sol al año que Agadir, la gran ciudad agrícola marroquí. Según datos oficiales marroquíes de 2018, en el Sáhara se explotan 785 hectáreas de cultivos, fundamentalmente de tomate cherry y melón. De hecho, entre 2002 y 2009, la producción de hortalizas creció un 2.800% y en un 500% la de frutas. Pero Marruecos quiere más. Su plan estratégico Generation Green 2020-2030 contempla habilitar esta década hasta 5.000 hectáreas.

Todas estas cifras se recogen en el informe 'Derechos humanos y empresas transnacionales en el Sáhara Occidental', elaborado en 2020 por los investigadores Celia Murias y Jesús García-Luengos. El estudio lo encargó la ONG Mundubat para "ampliar el conocimiento y generar propuestas en torno a la defensa de los derechos del pueblo saharaui y sus legítimas reivindicaciones sobre sus recursos naturales".

Según el informe de la ONG Mundubat, las frutas y hortalizas cultivadas en el Sáhara se transportan a la ciudad marroquí de Agadir y se etiquetan como productos en Marruecos

En el informe se desgrana el 'modus operandi' que sigue Marruecos para explotar la huerta saharaui pese a que Rabat no goce de derecho político para negociar los recursos de un territorio en disputa. Sobre el terreno trabajan cuatro grandes grupos que son filiales de empresas matrices constituidas en Marruecos. Para los consumidores europeos es prácticamente "imposible" conocer el origen de estos productos. Una vez cultivadas, las frutas y hortalizas del Sáhara se transportan en camión hasta Agadir. Allí se mezclan con la producción local, se empaquetan y se etiquetan como productos producidos en Marruecos. Y no existen, según el estudio, mecanismos que permitan seguir los vegetales desde su salida de los invernaderos saharauis hasta la ciudad marroquí.

Esta estrategia indigna al Polisario y a los agricultores españoles, que no pueden competir contra los bajos costes laborales de las producciones saharauis. El responsable del sector de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, cifra en 10 veces menos el coste de la mano de obra respecto al de España. Según este agricultor almeriense, en el Sáhara trabajan empresas francesas participadas por marroquíes que le hacen "competencia directa" a la huerta española, que se concentra en Almería, Murcia, Granada y Málaga. "Solapan con nuestras producciones y hacen competencia con el calendario español, no el francés. En España y el Sáhara se produce en invierno y en Francia, en verano". También se queja de que las cadenas de supermercados europeas "usan las producciones saharauis o marroquíes como elemento negociador" ante los empresarios agrícolas españoles.

La importación comunitaria de frutas y hortalizas marroquíes ha crecido notablemente en los últimos años. Si en 2010 se importaron 856,9 millones de kilos, en 2020 se elevó la cifra a los 1.400 millones, un 63% más, según se desprende de los datos de Eurostat procesados por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas (FEPEX).

A la espera de un fallo definitivo sobre los recursos del Sáhara

El Frente Polisario se ha encargado de pelear judicialmente la explotación marroquí de la huerta saharaui. Según explica el periodista Javier Otazu en su libro Los tres jaques del Rey de Marruecos, el frente judicial es la última esperanza que le queda al Polisario para hacer frente a Marruecos. Así, los distintos recursos judiciales interpuestos por el Polisario y sus aliados en la abogacía mundial han logrado torpedear los acuerdos suscritos con la Unión Europea. Pero no les está siendo fácil.

En diciembre de 2015, el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TJUE) declaró nulos los acuerdos euromarroquíes por incluir los recursos saharauis. El fallo enfadó a Marruecos. Y fue recurrido por el propio Consejo de Ministros de la UE. Otra sentencia en 2018 del mismo tribunal consideró válido el acuerdo, siempre que no incluyera los productos del Sáhara. Nuevamente, la Comisión obró a favor de los intereses del país alauita y encontró un mecanismo legal para que se siguieran importando hortalizas saharauis sin un distintivo que aclarara su origen. Básicamente, la CE alegó que sí se podían incluir esas producciones si se consultaba a la población saharaui y se demostraba que esta actividad agrícola beneficiaba a la antigua colonia española.

Lejos de rendirse, los abogados del Polisario volvieron a denunciar los acuerdos como ilegales. Y en septiembre del año pasado, el Tribunal General de la UE (el órgano de primera instancia) invalidó los acuerdos de asociación y pesca entre la UE y Marruecos. Pero gracias a un nuevo recurso del Consejo Europeo los pactos se mantendrán vigentes hasta que haya una sentencia definitiva del TUE. El Gobierno español, en un nuevo guiño a Marruecos, también apostó por recurrir el fallo.

"Es un gesto del gobierno socialista para contentar a Marruecos y demostrarle que los socialistas españoles están a su servicio en la UE y donde haga falta. No es la primera vez", sostiene Bachir Mohamed Lassen, investigador y periodista saharaui y creador de www.espanaenarabe.com. Para Lassen, la posición del Ejecutivo de Pedro Sánchez en este asunto demuestra que pone los "intereses del pueblo español al servicio del régimen marroquí". El investigador es optimista y cree que esta vez el recurso del Consejo no cambiará el fondo del asunto. Para Góngora, de la COAG, el giro de España en su posición sobre el Sáhara Occidental, apoyando la propuesta marroquí de soberanía sobre esta región, supone un "golpe" y una "traición" a los intereses de los agricultores españoles.

La anulación del acuerdo pesquero entre Bruselas y Rabat afecta especialmente a España porque es el Estado miembro más beneficiado. De los 128 buques que tienen autorización para pescar en aguas africanas, 92 tienen pabellón español, informa Europa Press.

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