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El sueño del BCE en 2023: las fusiones entre bancos europeos por las subidas de tipos

El supervisor considera que es una de las pocas opciones para recuperar una rentabilidad estructuralmente baja. Sin uniones transnacionales, la Unión Bancaria no se puede dar por cerrada.

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Luis de Guindos y Christine Lagarde

Un baile de fusiones entre bancos europeos. Este es el deseo del Banco Central Europeo (BCE) para 2023, aunque aún puede ser pronto. Las entidades financieras tienen un problema de rentabilidad que llevan tiempo arrastrando y el fin a la era de los tipos negativos puede ser un aliciente para estimular una ronda de integraciones transnacionales. El horizonte de subidas "significativas" del precio del dinero empuja a los ejecutivos, al menos, a plantearse este tipo de operaciones para salir del letargo que provoca una negocio por debajo del coste del capital.

"Los procesos de fusión tienen que ser transnacionales para mejorar la rentabilidad estructural", instó Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, unos días antes de cerrar el curso de 2022. El supervisor es consciente de que la Unión Bancaria no estará completa hasta que haya un matrimonio entre bancos a nivel europeo. Los rumores sobre una gran operación corporativa entre bancos de la zona euro apuntaron fuerte antes del Covid sobre la unión de Société Générale y UniCredit, aunque nunca llegaron a cristalizar los acercamientos informales. Fue la vez que más cerca estuvo el sueño de los supervisores.

La rentabilidad sobre recursos propios, conocida en el argot financiero como ROE, se sitúa de media en el 7,9% en la Unión Europea, según los últimos ejercicios de transparencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) y que son una foto fija a junio de 2022. Sólo cinco de los grandes sistemas financieros europeos logran batir la media europea: España, Portugal, Italia, Bélgica y Polonia. En la mayoría de los casos los bancos europeos no cubren el coste de capital, la rentabilidad que los inversores esperan alcanzar al invertir en sus acciones y que sitúan por encima del 10%.

Problema estructural de rentabilidad

El coste de capital, conocido en el argot financiero por sus siglas en inglés CoE, es una variable clave para analizar la viabilidad del negocio bancario. Dependiendo del perfil de riesgo y del modelo de negocio, los inversores exigen mayor o menor rentabilidad. Es lo que ocurre por ejemplo a los dos grandes bancos internacionales con sede en España: Santander y BBVA. Para el primero, la rentabilidad que los inversores exigen se eleva a una horquilla de entre el 17% y el 18%, mientras que BBVA estima que su coste de capital supera el 14% a nivel grupo.  

Un reciente informe de KPMG anticipaba movimientos en el medio plazo para fusiones entre bancos europeos. El sector financiero de la zona euro cotiza por debajo de su valor en libros, una clara desventaja respecto a sus competidores de Estados Unidos y Asia. Ahora, con un panorama de fuertes subidas del precio del dinero, como anticipa el BCE, las fusiones cambiarán los argumentos de los responsables bancarios: la reducción de costes deja paso al crecimiento del negocio gracias a los ingresos extra por los tipos.

El ahorro de costes ha sido el gran aliciente para impulsar las fusiones. La era del Covid propició los últimos movimientos en la concentración bancaria española, con dos fusiones: la de CaixaBank y Bankia, y la de Unicaja y Liberbank. Incluso hubo un tercer intento que fracasó entre BBVA y Sabadell.

Más concentración por la era Covid

El índice Herfindahl-Hirschman, que mide el nivel de concentración en un sector concreto y por tanto de la competencia entre sus actores, se ha disparado a niveles récord en España tras las dos integraciones citadas anteriormente. El mapa bancario español se ha reducido a diez entidades significativas, que son las que supervisa directamente el BCE. El índice Herfindahl-Hirschman, más conocido por sus siglas en inglés HHI, en el sector bancario español alcanzó 1.270 puntos el año pasado, según los datos provisionales del BCE. Se trata de un nivel nunca visto desde que el supervisor único elabora estas estadísticas, cuya serie arranca en 1999.

Pero el supervisor único quiere más, si bien apunta a lejos de las fronteras España. Ahora, el panorama ha cambiado de forma notable para el sector financiero. Sin tener en cuenta el impacto del 'impuestazo' de Sánchez, los banqueros se frotan las manos por los ingresos extra que propiciará la cruzada del BCE contra la inflación.

El Eurobanco ha subido los tipos cuatro veces desde julio y ha llevado el precio del dinero al 2,5%. Pero, con una inflación en la zona euro descontrolada en el 10%, el banco central promete más aumentos, del entorno de medio punto. El techo ahora se sitúa en una horquilla de entre el 3,25% y el 3,5%, y puede cargar de argumentos a los banqueros para, al menos, sentarse a hablar con sus competidores de otros países. Está por ver si los deseos de los supervisores se empiezan a cumplir en 2023.

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