Economía

Dentro de la presa de Alcántara: la segunda mayor central de España sigue a toda máquina en tiempos de sequía

El embalse está al 76,9% de su capacidad frente a la media nacional del 44,6%. Este estado le permite ser una de las principales 'pilas' tanto de Extremadura como del resto de España

Dentro de la presa de Alcántara: la segunda mayor central de España sigue a toda máquina en plena sequía
Central hidroeléctrica de Alcántara (Cáceres)

Europa vive desde 2018 una caída considerable de sus recursos hídricos. La alerta de sequía dura ya todo el año, sobre todo, en los países del sur. Por eso, la gestión de los embalses y las presas se ha convertido en un asunto crítico para países como España tanto por la gestión del agua como en la producción de electricidad. En la localidad cacereña de Alcántara se encuentra la segunda mayor central del país y la quinta de Europa que, pese al estrés hídrico, se mantiene a ‘toda máquina’ tanto en sus reservas como en su capacidad de generación de electricidad. 

“Esta infraestructura asegura el suministro de agua de todo Cáceres, es una de las ‘pilas verdes’ de toda España y es el mejor ‘plan b’ para cualquier crisis de suministro eléctrico de las plantas de generación de la región”, explica uno de los operarios de Iberdrola que se encarga del funcionamiento de la planta. Esta infraestructura en Alcántara reúne las aguas confluyentes del Tajo, el Alagón y el Tiétar. Su nivel actual de agua embalsada es del 76,9%, frente a la media nacional del 44,6% y superando la media de los últimos diez años del propio embalse. 

Esta presa de 130 metros de altura y 570 metros de longitud no sólo sirve para almacenar el agua que necesita Cáceres y para generar una electricidad similar al consumo anual de 417.000 hogares. Uno de sus trabajos más importantes es gestionar el caudal del Tajo y como el gran muro de contención en los casos de riada para Portugal. “Es un río que tiene grandes crecidas, de gran rapidez y que necesita una gestión con todos los medios técnicos para frenar su efecto”, comentan los mismos operarios. 

Presa de Alcántara AS

La presa José María de Oriol, el nombre del entonces presidente de la compañía Hidroeléctrica Española (antecesora de Iberdrola), cuenta para evitar estas crisis con dos aliviaderos, dos ‘toboganes gigantes’ hidráulicas para el vertido de caudales de grandes crecidas, y dos desagües de fondo. Los aliviaderos de superficie cuentan con una capacidad conjunta de 12.000 metros cúbicos por segundo ya que, para hacerse una idea, su anchura es similar al madrileño Paseo de la Castellana. 

Agua asegurada

“Mejor no verlo en acción”, bromea uno de los operarios de Iberdrola. Porque, si te gusta la acción y la fuerza de la naturaleza, el cuerpo pide ver la fuerza del agua a pleno rendimiento. En estos tiempos, el punto más llamativo de Alcántara es la ingente masa de agua acumulada en tiempos de escasez de agua. Su capacidad total es de 3.162 hectómetros cúbicos de capacidad. Utilizando el ratio de que un hectómetro cúbico sirva para el consumo anual de 15.000 personas, esta presa tendría disponibilidad al completo para dar de beber a 47 millones de personas al año. 

Las turbinas de la central de Alcántara

La producción de electricidad se produce de forma silenciosa por debajo de la presa y hay que entrar a las tripas de la infraestructura para percibirla. La central hidroeléctrica, que cuenta con cuatro grupos de generación, se sitúa a pie de presa en el margen izquierdo, dentro del cauce del río. La sala de máquinas de 120 metros de longitud, en la que se alojan los cuatro grupos generadores de 293 metros cúbicos por segundo cada uno, cuatro tuberías gigantes donde se instalan las turbinas que generan esta energía libre de cualquier emisión. 

La presa está hueca

La infraestructura da la sensación por fuera que son grandes toneladas de hormigón que resisten la fuerza del agua. Pero, una vez dentro, la infraestructura está hueca y paseando por las pasarelas con más de 100 metros de agua por encima se puede entender la tragedia de la presa ucraniana Nova Kajovka, destruida en el conflicto con Rusia. “Aquí los niveles de seguridad están a la altura, o más, que en una central nuclear. Cada pequeño movimiento está controlado”, detallan sus responsables de mantenimiento. 

Interior de la presa de AlcántaraAS

Las presas aligeradas o de contrafuertes, como la de José María de Oriol, son similares a las de gravedad, en las que su propio peso es el que se encarga de resistir el empuje del agua, pero cuentan con una serie de contrafuertes para ofrecer estabilidad frente al deslizamiento y al vuelco. Una obra de ingeniería que se levantó entre los años 1960 y 1970, y que consistió, no sólo en desarrollar la presa y la central hidroeléctrica, sino también en construir alrededor de 200 kilómetros de líneas de alta y media tensión para evacuar la energía producida. 

Las dimensiones del proyecto exigieron grandes cantidades de mano de obra, que fue contratada en Alcántara pero también en su comarca y en otros muchos puntos de España. A ellos se unieron, además, técnicos de numerosos países, y se estima que en el momento de máximo empleo llegaron a trabajar 3.500 personas y con un total de 5.000 empleos movilizados en la comunidad. 

Una necesidad que desató la actividad económica y social de la localidad extremeña. Actualmente, en la central trabajan 15 personas que realizan labores de mantenimiento, ya que la operación se encuentra totalmente automatizada y se supervisa desde un centro de control de Iberdrola. En 2022, hubo una media diaria anual de 20 personas de empresas contratistas trabajando en el centro. 

“Aquí siempre hay cosas que hacer, cada operativo es una verdadera obra de ingeniería”, detallan los trabajadores de Iberdrola. Este tipo de infraestructuras prometen ser cada año más estratégicas tanto por su capacidad de gestionar el agua como por su importancia en la estabilidad del sistema eléctrico español

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